GROSSMAN, David. La vida entera (trad. Ana María Bejarano) Barcelona, Lumen, 2010

AutorAlfredo Kramarz
Páginas196-198

Page 196

A mediados del mes de enero y con motivo del veinticinco aniversario de la película Shoah, Casa Sefarad-Israel y el Círculo de Bellas Artes programaron la primera retrospectiva en nuestro país sobre la filmografía de Claude Lanzmann.

Entre las películas proyectadas se encontraba Tsahal, filmada por C. Lanzmann en el año 1994, 316 minutos dedicados a entender la construcción del Estado de Israel y el papel de su ejército. En la memoria del espectador permanecen la seducción de las imágenes de los carros de combate israelíes, los Merkaba, atravesando las arenas del Néguev, los comentarios de los jóvenes soldados que inician el rumbo hacia la madurez engrosando las filas de un ejército poderoso que en cualquier circunstancia siempre opta por el avance, las palabras de los colonos que terminan reconociendo que jamás un judío levantará su mano contra otro judío (faltaba tan sólo un año para el vil asesinato de Yitzhak Rabin) y los comentarios avisadores de próximas catástrofes pronunciados por boca de un intelectual que veía en la normalidad con que su pueblo aceptaba la costumbre del horror el presagio de un inminente desastre. Esa voz era la voz de David Grossman.

Grossman es una figura destacada de la organización Shalom Achshav (Peace Now) creada en 1978 para impulsar las negociaciones de paz entre Israel y Egipto, movimiento de resistencia intelectual y moral fundado para pro-mover la justicia, la libertad y el respeto a los derechos humanos en Oriente Medio. Su libro La vida entera es una muestra más de su compromiso ético-político con los acontecimientos que marcan la vida en una región en la que muchos parecen haber renunciado a la esperanza de una paz duradera.

El sentido de la pregunta sobre dónde acaba la ficción y dónde se inicia la autobiografía, no tiene cabida en su obra. Hombres y mujeres corrientes arrancados de su cotidianeidad son convertidos en portadores de un mensaje universal: la importancia de la familia, el encuentro del amor o el significado de la pérdida de un hijo, son experiencias que tienen ante todo un significado moral que puede entenderse a pesar de muros y barreras. No obstante, la mirada independiente de David Grossman no solamente sirve al lector europeo para complacerse en la existencia de otro Israel con el que el diálogo nos hace sentirnos cómodos, sino que también nos ayuda a indagar sobre nuestra propia falta de empatía para comprender el miedo instalado en el subconsciente israelí, sobre nuestra incapacidad de dar respuesta al sentimiento de vulnerabilidad de un pueblo que nunca hace planes a largo plazo.1La industria de la guerra forma parte de la identidad israelí; la descripción del Merkaba en la película Tsahal es un buen ejemplo de ello. Cuando él militar habla del tanque, de los motivos que llevaron a situar sus motores en la zona delantera, de las razones de una puerta trasera que sirva de esperanza a los heridos, del espacio ideado para recoger los cuerpos de los caídos en combate, no utiliza el argumento de un ingeniero complacido por la utilidad de su...

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