Crisis económica, clase social y voto a podemos

AutorHenar Criado Olmos - Patricia Pinta Sierra
Páginas229-253
CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO
A PODEMOS
Henar criado oLmos
Patricia PinTa sierra
INTRODUCCIÓN
«¿Cuándo fue la última vez que votaste con ilusión?». Este fue el eslogan
con el que, a modo de interrogante, Podemos interpelaba a los votantes duran-
te la campaña electoral española previa a las elecciones al Parlamento Europeo
de 2014. Tales comicios eran la primera contienda electoral a la que concurría
este jovencísimo partido, que contaba con apenas cuatro meses de andadura 1.
Los resultados de Podemos en aquellas urnas superaron todas las previsiones en
la jornada electoral celebrada el día 25 de mayo 2. Con algo más de 1.200.000
votos, el partido obtenía 5 eurodiputados y se situaba como la cuarta fuerza
política más votada. El carácter insólito de los hechos, el rápido crecimiento de
la organización y su fortalecimiento en las encuestas, así como sus particulari-
dades discursivas y organizativas, situaron a este nuevo actor emergente en el
centro del debate político. Con ello, se iniciaron también los esfuerzos de nume-
rosos analistas políticos por desentrañar la naturaleza, orígenes, causas y posibles
consecuencias de su presencia sobre el sistema político español. Valga decir, no
obstante, que se trata de un fenómeno político aún reciente, en plena fase de de-
sarrollo y, por tanto, cambiante, lo que supone todo un reto para quienes aspiran
—o aspiramos— a seguirle la pista.
Para comprender la entrada en escena de Podemos es preciso remontarse, al
menos, a las movilizaciones de protesta acaecidas en la primavera de 2011. El día
1 Fundado en el mes de enero, se inscribe formalmente en el registro de partidos políticos del
Ministerio del Interior el 11 de marzo de 2014.
2 Esta fecha, de enorme importancia simbólica —y efectiva— para Podemos, da nombre a la
fundación que aspira a servir de centro de discusión, formación, análisis y producción de ideas para el
partido. De este modo, en abril de 2015 Podemos hacía pública la creación del Instituto 25 de Mayo
para la Democracia, presidido por Jorge Lago, así como el lanzamiento de su revista periódica La
Circular.
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15 de mayo de aquel año, diversos colectivos 3 convocaron una serie de manifes-
taciones que, en el transcurso de las siguientes jornadas, derivaron en concentra-
ciones multitudinarias, acampadas y ocupaciones de numerosas plazas públicas
a lo largo de todo el país. La crisis económica iniciada en 2008 estaba teniendo
consecuencias devastadoras para buena parte de la ciudadanía. Junto al paro, los
recortes y el comportamiento del sistema financiero, las movilizaciones situaban
también al bipartidismo, el sistema electoral, la corrupción y la «política tradi-
cional» en el punto de mira de sus protestas (Calvo et al., 2011; Jiménez Sán-
chez, 2011; Likki, 2012). Las demandas de profundización democrática, unidas
al grito de «no nos representan», plasmaban el descrédito de la «clase política»
y la crítica al funcionamiento de la democracia vigente, planteando la necesidad
de abrir nuevos canales de participación y deliberación. El llamado15-M se con-
vertía, en resumidas cuentas, en una expresión de indignación ciudadana frente
a la situación política y económica del país, enmarcada dentro de un contexto
internacional de protestas que prendía la llama del descontento desde el Norte
de África y Oriente Medio, con la denominada «primavera árabe», hasta llegar al
corazón de la Gran Manzana con el movimiento Occupy Wall Street (Romanos,
2013b).
Ya por aquel entonces Íñigo Errejón, número dos de Podemos, proponía en
un artículo publicado bajo el título «El 15-M como discurso contrahegemónico»
la interpretación de dicho movimiento social en términos de construcción dis-
cursiva potencialmente capaz de reordenar las posiciones políticas, «subvertir
los marcos de lealtades y construir una identidad difusa transversal con capaci-
dad hegemónica» (Errejón, 2011: 134). Las protestas de los indignados habían
dejado patente la existencia de intereses y demandas ciudadanas insatisfechas
por los partidos tradicionales, fundamentalmente PP y PSOE (Politikon, 2014).
Ante tal situación, quienes más tarde constituirían la dirección de Podemos vie-
ron la posibilidad de llenar el espacio electoral conformado por aquellos que
no se sentían representados por las fuerzas políticas existentes, conectando con
los planteamientos y críticas que dieron forma al 15-M (Politikon, 2015). Así lo
plasmaba el manifiesto hecho público en el mes de enero de 2014, con el aval
de diversos representantes del mundo de la cultura y el activismo social, en el
que se planteaba la necesidad de «mover ficha» y «convertir la indignación en
cambio político» 4.
De acuerdo con algunos análisis realizados hasta la fecha, el desencanto y el
malestar con la realidad económica y el funcionamiento político e institucional
del país se encuentran, efectivamente, en la base del apoyo electoral y las simpa-
tías mostradas tanto hacia el movimiento 15-M como hacia Podemos (Fernán-
dez-Albertos, 2014a). Sandra León (2014) señala, en este sentido, cómo son los
ciudadanos más «cabreados» con la corrupción, los políticos y la situación polí-
3 Fue en particular la plataforma ¡Democracia Real YA! quien, junto con otras organizaciones
como ATTAC o Juventud Sin Futuro, lanzó la convocatoria bajo el lema «No somos mercancía en manos
de políticos y banqueros» (romanos, 2013a: 205-206).
4 El manifiesto «Mover ficha: convertir la indignación en cambio político» salió a la luz el día
14 de enero de 2014. El día 17, en el Teatro del Barrio de Madrid, Pablo Iglesias Turrión proponía su
candidatura a las elecciones europeas.
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