La corte suprema de los Estados Unidos y un viejo «apartheid»

AutorFernando Tocora
Páginas113-132
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La población de raza negra que forma parte de los Estados Uni-
dos, fue llevada por la fuerza desde el África central. Cazados como si
fueran eras, los africanos fueron llevados allende el atlántico a tierras
desconocidas donde los esperaban hombres de una «raza superior», que
no pudieron someter a los indios norteamericanos, y recurrieron entonces
a la trata de esclavos proveniente de esa África tribal. Una vez llegados
al nuevo continente fueron vendidos en subastas y sumados a un proceso
intensivo de explotación agrícola de ese vasto país que ascendía vertigi-
nosamente en la geopolítica mundial. Así los sorprendió la lucha por la
emancipación –contra el imperio inglés– y la fundación de la nueva na-
ción, no mereciendo a pesar de su arduo e imprescindible trabajo, a lugar
alguno en el «pacto social» de los FoundingFathers, pues a pesar de las
proclamas de igualdad y de libertad de la Declaración de Independencia,
los negros no era personas sino cosas, mercancías como diría la Corte Su-
prema en el primer fallo que mencionaremos; no eran sujetos de derechos
sino propiedades, objetos de los derechos de los blancos europeos o de sus
descendientes.
CAPÍTULO IV
La Corte Suprema de los
Estados Unidos y un viejo «apartheid»
LA RENUNCIA A LA AUTONOMÍA JUDICIAL EL JUICIO PÉRDIDO DE LOS JUECES FERNANDO TOCORA114
1. «SCOTT VS SANDFORD»:
LOS NEGROS COMO COSAS
La pregunta que nos suscita la jurisprudencia «Scott vs Sandford»
(1857) es cómo una Corte Suprema, una de las de mayor historia en el
mundo –aún desde entonces–, pudo en ejercicio de su «función divina» de
juzgar, proferir una sentencia, en pleno siglo XIX, en la que consideró que
los negros eran meros objetos, «beings of an inferior order», debiendo ser
reducidos a la esclavitud. Su descripción de los afroamericanos es pasmosa
y nos deja perplejos con relación a la supuesta «majestad» de la justicia: «se
compran y se venden, y se tratan como un artículo ordinario de mercancía y
tráco, siempre que pueda obtenerse una ganancia». Dónde está el juicio en
estos asertos de la Corte? No lo dijo la alta Corporación solo como descrip-
ción histórica, sino como legitimando una premisa de su decisión,valoración
que de ninguna manera podía revestirse como hecho real y mucho menos
como acto de justicia.
Es claro que la justicia no es solo la coincidencia formal de los hechos
con las normas, sino la correspondencia de esos hechos con los valores y
principios fundamentales de un cuerpo de normas que se reputa como la
piedra fundacional de una Nación. Y en esa Constitución se justipreciaba
los valores de igualdad y libertad. Es cierto que se reconocía y permitía la
esclavitud en 1789, pero ello devino en antinomia histórica con la Declara-
ción de Independencia que consideraba a todas las personas como iguales y
a la libertad como un derecho inalienable de ellas. Era un imperativo para
los independentistas corregir esa injusticia en la primera oportunidad. Pero
la Corte tardó más de siglo y medio, hasta el fallo «Brown vs. Board of Edu-
cation» (1954) para honrar la justicia, permitiendo la inclusión de todos los
seres humanos que vivían en la Nación y habían trabajado arduamente para
mantenerla y darle su grandeza.
En 1857 la Corte Suprema de Estados Unidos proere el famoso fa-
llo «Scott vs. Sandford». El juez Taney es el Chief Justice –Presidente vitali-
cio de la Corte– y fue él mismo el ponente del fallo que ayudaría a incendiar
los espíritus en torno al tema de la esclavitud. Cuatro años después Estados
Unidos vivirá una de las más cruentas guerras civiles de la historia, con un
resultado de 620.000 muertos. El sur agrícola y esclavista se rebeló contra

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