La controversia creacionismo-evolución. Perspectiva jurídica

AutorDiego Betancor Curbelo
Páginas225-251

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La controversia creacionismo-evolución en Estados Unidos tiene sus antecedentes en la confrontación entre la ciencia y la religión que se planteó en Europa en el siglo XIX, más particularmente en Inglaterra, con la presentación y difusión de la teoría de la evolución. Sorprende la persistencia de esta polémica en los últimos años del siglo XX y que se siga aún planteando tal confrontación en términos fuertes, precisamente en los Estados Unidos, nación adelantada en avances y descubrimientos científicos. Una activa y decidida minoría fundamen-talista cristiana continúa luchando contra la difusión de las ideas evolucionistas, manteniendo una controversia que tiene reflejos o implicaciones en la esfera jurídica -legislativa, judicial y constitucional-, así como en la esfera educativa y en la académica.

En este artículo se exponen los términos en que se plantea la controversia, el desarrollo de la ideología fundamentalista que la mantiene viva, así como las sucesivas y variadas estrategias y los aspectos más relevantes de sus implicaciones jurídicas.

I Fijismo y evolución

En el siglo XIX la influencia de la ciencia, con sus muchos descubrimientos e invenciones y sus contribución a la riqueza general, se hizo notar en diferentes esferas del espíritu humano llevando consigo un cambio importante en las posiciones relativas de la ciencia y la religión.Page 226

El Fijismo, la idea heredada del pensamiento medieval de que las especies vegetales y animales habían sido creadas tal como eran y que no había habido cambio alguno en ellas, había dominado la biología hasta el siglo XIX y estaba implícita en el sistema clasificatorio de Linneo. La interpretación literal cristiana del relato bíblico de la creación implicaba la inmutabilidad o fijeza de las especies. La idea de Lamarck de una transformación lineal de las especies dio paso a la refina la teoría de la evolución biológica general no lineal de Darwin, teoría que acabó por imponerse en el mundo científico y en la opinión pública mundial. La continua acción selectiva de la lucha por la existencia -la selección natural- sobre las variaciones adaptativas de los individuos al azar había conducido con el tiempo, tras sucesivas generaciones a la aparición de nuevas especies; la selección natural era para Darwin el mecanismo explicativo del hecho de la evolución, proceso fundamental del mundo vivo 1.

II Darwinismo y religión

Los problemas científicos que estaban en el trasfondo de la teoría de la evolución de Darwin se entretejían con cuestiones teológicas y no es sorprendente por lo tanto que las implicaciones teológicas de la teoría evolucionista recibieran la inmediata y amplia atención que recibieron. Darwin, en el Origen de las Especies (1869) no aplicó explícitamente su teoría al hombre, aunque era evidente que se daba cuenta de la aplicabilidad de los conceptos fundamentales de su teoría a cuestiones de la vida social y humana. En La Descendencia del Hombre (1876) expuso que el mismo proceso que había producido el resto del mundo animal se aplicaba también a los seres humanos, es decir, que también el hombre había evolucionado lenta y penosamente de un antecesor parecido a un mono2. A la ortodoxia religiosa le era inadmisible la idea de que la creación del hombre hubiese sido impremeditada, no creada especialmente en la imagen divina, sino el resultado de un proceso mecánico; al mismo tiempo que negaba la autenticidad del relato bíblico de la creación, la teoría darwinista no consideraba al hombre como parte de un diseño, sino como un accidente.Page 227

La Iglesia consideró que la teoría darwinista era peligrosa para la religión y levantó una tormenta de oposición. Un famoso debate tuvo lugar en la sesión de la British Assodation for the Advancement of Science en la Universidad de Oxford en 1860, al año de la publicación del Origen de las Especies, en la que el arzobispo de Oxford, James Wilberforce, intentó mantener a toda costa el primer capítulo del Génesis como relato literal de la creación. Esta reunión marcó un hito en la creciente separación de las dos áreas importantes de la experiencia humana, el primero de los muchos choques entre la religión y la ciencia sobre el darwinismo y la evolución que se habrían de producir en años sucesivos 3.

Darwin fue sin duda el más fructífero pensador del siglo XIX; su huella fue muy profunda en todas las direcciones del conocimiento, no sólo entre los científicos (biólogos, paleontólogos, embriólogos) sino también entre los historiadores, sociólogos, políticos y juristas. El evolucionismo ha venido a ser una ley general de la sociedad, común a todos los órdenes de la existencia humana; una aplicación sociológica la constituye el llamado «darwinismo social» que trasladaba a la sociedad humana la selección natural de los más aptos en la lucha por la vida. En el derecho influyó directa e inmediatamente, por ejemplo, en las ideas de Henry Sumner Maine sobre la evolución del status al contrato en líneas evolutivas predeterminadas paralelas a las de las otras instituciones sociales 4.

III El movimiento creacionista
1. La tradición creacionista y el fundamentalismo cristiano antievolucionista

El creacionismo actual tiene su origen en la reacción evangélica protestante a las teorías de Darwin. En el siglo XIX la teoría de la evolución, además de otros factores tales como el mecanicismo, el materialismo y el determinismo, motivó la acción de oposición religiosa; oponerse a la evolución era una prueba de fe en la exactitud de la interpretación literal de la Biblia de creación instantánea de especies permanentes y del hombre a imagen de Dios5. Fervorosos defensores protestantes fundamentalistas se prepararon para destruir el darwinismoPage 228 motivando la introducción en algunos estados de la unión norteamericana de legislación prohibiendo la enseñanza del evolucionismo en las instituciones de educación pública 6.

Los teólogos conservadores americanos -la Princeton School de fines de siglo- habían modificado su actitud admitiendo alguna forma de evolución; «la mayor parte de las religiones habían ido aceptando paulatinamente la noción de la aparición de la humanidad después de una larga evolución».

El movimiento social fundamentalista americano se desarrolló en la última parte del siglo XIX como respuesta a los cambios sociales que estaban teniendo lugar con motivo de la revolución industrial y la inmigración; tenía sus raíces en el revivalismo metodista de principios del siglo XIX y a finales del siglo, cristalizaba alrededor de la idea evolucionista, cuyo desarrollo algunas sectas evangélicas protestantes funda-mentalistas percibían como amenaza a las creencias cristianas y como responsable de la decadencia de los valores morales tradicionales.

En los años siguientes a la Primera Guerra Mundial, esta corriente se localizaba preferentemente en los estados rurales del sur del llamado «cinturón bíblico» de tradición evangelista protestante que mantenía un dogmatismo ortodoxo de autoridad sin apertura alguna, muy lejos de la actitud científica, lo que hacía inevitable el conflicto.

Hasta 1920, el sentimiento antievolucionista en los estados del sur se concretaba en intentos de promoción de leyes que prohibieran la enseñanza de la evolución en las escuelas públicas. El creacionismo del siglo XX constituye una manifestación de esa profunda corriente fundamentalista de la historia social americana. La controversia se centra en cinco principales cuestiones: 1) si el origen del mundo fue creación por causas supernaturales o si vino a existir sin tales causas, 2) la edad del universo, de miles o de billones de años, 3) el origen de la vida, creada de la nada o por procesos químicos, 4) la evolución biológica y laPage 229modificación de las especies, y 5) los orígenes humanos, distintivamente creado o evolucionado de otras formas de vida.

El relato del Génesis, capítulos 1: a 7:3, es interpretado por los crea-cionistas en un sentido literal más o menos estricto, estando divididos entre los defensores de una creación reciente en los últimos pocos miles de años («Young Earth Creationism») y los defensores de una creación del universo, la tierra y la vida mucho más lejana («Oíd Earth Creationism»)7.

Un segundo debate interno concierne a la naturaleza del diluvio bíblico, si fue universal o de carácter local, si fue un cataclismo fuerte o una más suave inundación; este punto se relaciona con las tesis catastro-fistas «necesidad de cataclismos para explicar las discontinuidades en los estratos geológicos y en los fósiles de especies desaparecidas» y la opuesta teoría científica, la teoría uniformista de Lyell que propugnaba un proceso uniforme de desarrollo de lento y gradual cambio geológico8.

2. Corrientes actuales del movimiento La «ciencia de la creación»

La estrategia utilizada por el movimiento creacionista actual consiste en presentar como teorías científicas lo que realmente son doctrinas o ideas religiosas, confundiendo ciencia y religión. Por esta vía exigen que los libros de texto de la enseñanza publican concedan un «tratamiento equilibrado», es decir, que sus teorizaciones «científicas» sean tratadas en un plano de igualdad con la teoría de la evolución, ya que ambas son «teorías científicas». En esta línea elaboran una «teoría del diseño inteligente», una «teoría de la complejidad inicial» y principalmente la «ciencia de la creación» o «creacionismo científico».Page 230

En los años treinta se había...

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