La contribución de Mesoamérica a la ciudad moderna
| Autor | Felipe González Ortiz |
| Cargo | Antropólogo |
| Páginas | 101-128 |
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La contribución de Mesoamérica a la ciudad moderna
FELIPE GONZÁLEZ ORTIZ*
Introducción
Este trabajo muestra las contribuciones de los pueblos antiguos a la configuración
moderna de la ciudad. Centra en algunos pueblos del valle de Toluca para ejempli-
ficar dichas contribuciones, pero su rango de aplicación puede extenderse a cual-
quier región en la que existan asentamientos prehispánicos que experimentan su
integración activa a la metrópoli. La articulación dialéctica entre el proceso metro-
politano y la cultura de los pueblos indígenas es el asunto que este trabajo pretende
reflexionar. Parto del reconocimiento de que los pueblos de tradición indígena que
trataré en este texto pertenecen a la alta cultura mesoamericana, aunque no hablen
la lengua y sus identidades se encuentren fragmentadas dado el proceso de mega-
lopolización en el que se encuentran y el contexto globalizado en el que nos encon-
tramos todos. El universo de investigación lo representa el valle central del Estado
de México pero puede extenderse a las periferias del valle de México y a las gran-
des metrópolis que están terminando por integrar en la dinámica urbana a los
pueblos de tradición indígena antigua. Partir de estas zonas de estudio plantea tres
posibilidades: 1) observar el proceso de densificación de procesos, movilidades,
interacciones, mensajes, etcétera, y hacerlos mesurables, dejando a un lado la cul-
tura de estos pueblos como mera expresión marginal de un proceso que enfoca
más en la densificación y aglomeración de procesos; 2) enfocar exclusivamente en
las formas expresivas de las prácticas culturales de estos pueblos, haciendo abs-
tracción de otros fenómenos y considerando exclusivamente su raíz mesoameri-
cana; y 3) observar esta densificación urbana en su articulación con la cultura
indígena de los pueblos, desde la que se pueden observar tanto las formas creativas
de adecuación a la dinámica urbana y las formas de contribuir, desde el pueblo
indígena, a las configuraciones estéticas de la forma metropolitana.
Este trabajo pretende la tercer mirada, es decir, abocarse a las formas del cambio
cultural que las comunidades indígenas manifiestan a partir de la aglomeración
urbana y las formas en que estas culturas contribuyen al proceso metropolitano.
Asignamos así un papel activo a la cultura indígena como procuradora de su im-
pronta a los procesos y configuraciones urbanas. De esta forma, me parece que en el
propio proceso de reinvención de su cultura se insertan las estrategias culturales
* Antropólogo. Profesor investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad
Autónoma del Estado de México. Correo electrónico: felsus1@yahoo.es
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GLOBALIZACIÓN Y DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA
para la reproducción de la cultura mesoamericana, mediante ese proceso que Bar-
tolomé llama transfiguración cultural (2006). En este sentido, estamos no exacta-
mente en presencia de la resistencia cultural sino más bien testificamos un proceso
creativo de redefinición de las identidades de cada pueblo indígena desde el pre-
sente coyuntural, de tal forma que se puede definir su situación como situada en
flujos energéticos que están transformando a la sociedad de manera irreversible
«en un universo en el que el mañana no está contenido en el hoy» (Prigogine, 2009:
39). Esta afirmación es interesante y me parece se puede observar para el caso de los
pueblos indígenas en el Estado de México, que se encuentran en medio de una
región de intensos procesos metropolitanos que los obligan a reinventarse en sus
prácticas culturales y en los tipos de organización social tradicionales. No obstante
esta hipótesis, se verá en este trabajo que en buena medida, en las formas culturales
de los pueblos indígenas, el hoy se encuentra contenido en el pasado y el futuro es
tan incierto como son las estrategias mismas de releer el presente.
Marco histórico de los pueblos indígenas en la metrópoli
del valle de Toluca
Los pueblos que habitaban, desde tiempos prehispánicos, las actuales tierras del
Estado de México hablaban diferentes lenguas, predominando el náhuatl y las que
se encuentran en el tronco lingüístico otomiano. Todos los grupos lingüísticos se
asentaban en función de unidades territoriales gobernadas por un linaje de «sangre
real», dentro del cual quedaban agrupados algunos barrios conformados siempre
por lazos de parentesco llamados Calpullis en el México central (Carrasco y Broda,
1985: 39; Zorita, 1942; García Castro, 1999; Quezada, 1996). A la llegada de los espa-
ñoles, los habitantes del valle de México estaban distribuidos «por orden de impor-
tancia, de la siguiente manera: mexica, acolhuaque, tepaneca, chalca, xochimilca,
cuitlahuaca, mixquica, culhuaque y otomíes» (Gibson, 1996: 25). La imagen 1 muestra
la distribución de los pueblos a la llegada de los españoles, según Soustelle (1993).
García Castro dice que en el valle de Toluca había originalmente 35 altepe-
mes, es decir, unidades territoriales con su Tlatoani y sus respectivos calpullis
(1999: 125). Los pueblos o altepeme que el autor identifica, en el valle de Toluca,
para el año 1570, son 1) Almoloya; 2) Almoloya – Amatepec – Sultepec – Tlatlaya;
3) Atlacomulco; 4) Atlapulco; 5) Atlatlauca; 6) Calimaya; 7) Capuluac; 8) Coa-
panoaya; 9) Coatepec; 10) Cuitlapilco – Coatepec – Xahualcingo – Zacualpan;
11) Chichicuautla; 12) Huitzizilapan; 13) Ixtapan; 14) Ixtlahuaca; 15) Jalatlaco;
16) Jiquipilco; 17) Jocotitlán; 18) Joquitzingo; 19) Malinalco; 20) Metepec; 21) Oco-
yoacac; 22) Ocuilan; 23) Otzolotepec; 24) Tejupilco – Texcaltitlán – Temascalte-
pec; 25) Tenancingo; 26) Tenango; 27) Tepemajalco; 28) Tepezoyuca; 29) Tlaco-
tepec; 30) Tlalachco; 31) Toluca; 32) Tonatico; 33) Xochiaca; 34) Zinacantepec; y
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