Consecuencias psicológicas
Autor | David Lorenzo Morillas Fernández - Rosa María Patró Hernández - Marta María Aguilar Cárceles |
Cargo del Autor | Profesor Titular de Derecho Penal y Criminología,Universidad de Murcia - Profesora Asociada de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico,Universidad de Murcia - Profesora del Departamento de Historia Jurídica y de Ciencias Penales y Criminológicas, Universidad de Murcia |
Páginas | 433-439 |
Victimología: Un estudio sobre la víctima y los procesos de victimización 433
conducta a una pérdida de control que no volverá a repetirse
en el futuro. Es usual que el maltratador realice una serie de
promesas sobre la no ocurrencia en el futuro de estos episo-
dios de violencia, que apele a otros miembros de la familia para
que intenten convencer a la mujer de que le dé otra oportuni-
dad y no “rompa” así la familia e, incluso, que se muestre de
acuerdo con la posibilidad de someterse a algún tipo de tera-
pia, mostrándose cariñoso y procurando una mayor atención
con la mujer. En esta fase las mujeres no suelen percibir este
ciclo, ni solicitar ayuda y pueden atribuir la conducta violenta
de sus parejas a causas externas a él mismo (estrés, alcohol), a
una pérdida momentánea de control o al azar. Esta última fase
puede tener una duración bastante variable, desde unas horas
hasta meses, y acaba con una nueva acumulación de tensiones
que, tarde o temprano, volverán a desencadenar el ciclo.
En un principio, este ciclo se ve afianzado por un proceso de re-
forzamiento, al ser la aparición de la violencia de carácter intermiten-
te y seguida de consecuencias positivas, es decir, del arrepentimiento
y el aumento de afecto por parte del maltratador, lo que facilita la po-
sibilidad de que la mujer pueda darle otra oportunidad y mantener la
esperanza en el cambio de actitud de su pareja. Sin embargo, las con-
ductas de perdón suelen producir, en muchas ocasiones, una mayor
percepción en el hombre de su impunidad, de su poder y su dominio
sobre la mujer, alimentando progresivamente la espiral de violencia.
Con los años y con la repetición de los episodios de violencia,
la fase de amabilidad o arrepentimiento tiende a desaparecer y, en
muchos casos, también la de acumulación de tensión, llegando a ser
el uso de la violencia de carácter continuo y habitual. Este es uno de
los momentos en los que con más frecuencia la mujer decide pedir
ayuda y abandonar la relación. Aunque la violencia puede no seguir
este ciclo en muchos casos, su descripción se considera útil de cara a
comprender su aparición y desarrollo (Dutton, 1993).
IV. CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS
Las investigaciones sobre distintos tipos de víctimas han demostrado
que la violencia física, psicológica o sexual, ejercida sobre una persona,
causa en ésta una serie de repercusiones negativas, tanto para su salud
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