Actividades conjuntas entre empresas para investigación: La utilización de bases de datos

AutorNicholas S. Vonortas
CargoCentro para la Política Internacional sobre Ciencia y Tecnología

Asunto: La cooperación entre empresas cada vez va tomando mayor importancia para las estrategias competitivas de las empresas en la mayor parte de las industrias de alta tecnología. La colaboración temporal entre empresas para la investigación ha tenido muy buena aceptación por su supuesta capacidad para abrir nuevas opciones tecnológicas a los participantes, reunir los recursos de I+D para conseguir una masa crítica mínima, explotar las sinergias en I+D, mantener la continuidad de los esfuerzos, unificar riesgos y reducir la duplicidad en la investigación.

Relevancia: Los incentivos de las empresas para colaborar, la naturaleza de la investigación que persiguen de forma colectiva respecto a la investigación llevada a cabo de forma interna, el impacto de la colaboración sobre la rentabilidad y el efecto de la concentración de las industrias, son las cuestiones políticas más importantes. Incluso aunque tanto la Unión Europea como Estados Unidos hayan promocionado más o menos activamente la investigación industrial cooperativa, se sabe relativamente poco sobre el impacto sobre la política. Se podría saber más a través de los esfuerzos recientes para la creación de bases de datos y el análisis del impacto en Estados Unidos, posiblemente traduciendo la metodología en Europa.

--------------------------------------------------------------------------------

Introducción

El mismo año en que la Unión Europea iniciaba el primer Programa Marco para las actividades de investigación y desarrollo tecnológico (1984), el Congreso de Estados Unidos ratificaba la National Cooperative Research Act (NCRA). Las dos iniciativas compartían la preocupación de los políticos a ambos lados del Atlántico por reducir la brecha tecnológica entre las dos regiones y el resto del mundo, y por la pérdida gradual de cuotas de mercado de las empresas occidentales en las industrias de alta tecnología. A raíz del programa de investigación VLSI, al que se dio tanta publicidad, y del inicio grandioso del programa Ordenadores de Quinta Generación de Japón, en muchos países occidentales se percibió ampliamente que la colaboración industrial en I+D tenía que desempeñar un papel significativo para mejorar los procesos tecnológicos y la competitividad de las empresas en las industrias de alta tecnología.

El Programa Marco y la NCRA tenían como objetivo promocionar el interés genérico (investigación precompetitiva). El razonamiento básico descansaba en argumentos clásicos de fallos de mercados, poniendo de relieve los insuficientes incentivos existentes en las empresas individuales para acometer una investigación genérica de alto riesgo y difícil apropiación a niveles socialmente óptimos. No obstante, las dos iniciativas se diferenciaban significativamente en cuanto a la puesta en práctica real y los incentivos que se proporcionaban al sector privado para que colaborara. El Programa Marco abarcaba muchos programas específicos, como ESPRIT, BRITE y EURAM, y ofrecía la oportunidad de compartir costes a las empresas que colaboraran entre sí temporalmente con fines de investigación. La NCRA ofrecía simplemente a las empresas participantes en actividades conjuntas para la investigación (ACI), una forma de evitar las penalizaciones tan fuertes que se originan en un sistema de normas antitrust muy estricto en Estados Unidos en caso de que la colaboración sea impugnada en los tribunales por atentar contra la competitividad (1).

Tanto la iniciativa norteamericana como la europea, por el momento, han ido abriendo un camino increíblemente rico de recursos de información relativos a la colaboración entre empresas en I+D. Si se recoge y analiza de forma coherente, esta información puede resultar de gran valor para los responsables de la política, los asesores políticos y otros investigadores. El empleo de una metodología analítica similar y, por tanto, de rutinas similares de recogida de datos es importante para el análisis comparativo. Los resultados del análisis comparativo serán de gran valor para los responsables de la política y los investigadores, dadas las diferencias entre los enfoques europeo y norteamericano en cuanto a las políticas industrial, de la competencia y de C y T que podrían tener efectos sobre los incentivos para colaborar, su carácter y los retornos que se producen.

Tal proceso ha comenzado con un importante estudio de las ACI de Estados Unidos que se está llevando a cabo actualmente en la Universidad George Washington (2). En este estudio se ha creado una amplia base de datos de todas las ACI registradas al amparo de la NCRA, se ha desarrollado una metodología empírica detallada y ya se están produciendo resultados valiosos para proveer información a los responsables de la política y facilitar las mejoras de las medidas políticas futuras destinadas a la colaboración entre empresas en I+D. En una etapa posterior, se obtendrá un significativo valor añadido de un proyecto de investigación gemelo que abarcará las ACI de la UE.

ACI de Estados Unidos

La base de datos de ACI al amparo de la NCRA

Los participantes en una ACI que pretendan beneficiarse de las provisiones de la NCRA tenían que presentar una notificación en el Departamento de Justicia de Estados Unidos (Attorney General) y la Comisión de Comercio Federal, exponiendo el contenido principal de la investigación y la composición de los miembros de los posteriores cambios previstos, tanto en el contenido de la investigación como en los miembros de la ACI.

Los expedientes, que se hacen públicos en el Registro Federal, constituyen la base de la base de datos sobre ACI de la NCRA.

Las características de esta base de datos son:

La base de datos recoge las organizaciones que han sido clasificadas como actividad conjunta para la investigación según una única definición oficial (Guía de Fusiones del Departamento de Justicia de Estados Unidos). Esto constituye una ventaja por tres razones: primera, evita algunos problemas de definición imprecisa que persisten en las bases de datos existentes sobre alianzas estratégicas entre empresas; segunda, permite que los responsables políticos de la Unión Europea y de Estados Unidos presten una gran atención a estas formas específicas de organización que han surgido durante los últimos quince años aproximadamente; y tercera, hay muchísima bibliografía económica sobre las actividades conjuntas de empresas para apoyar la metodología analítica, que aún no existe en el caso de alianzas estratégicas de definición más general.

La base de datos combina la información sobre características de las actividades conjuntas de empresas: fecha de inicio, declaración de fines, áreas tecnológicas de investigación, lista de participantes y fechas de alta y baja de cada participante con información sobre las características de todas las empresas participantes, diferenciación de los productos (código SIC primario y secundario de actividad empresarial de 4 dígitos), ventas, inversión en I+D, inversión de capital, empleo, activos y beneficios.

La base de datos ha sido diseñada para soportar búsquedas tanto cualitativas como cuantitativas sobre un tema. Actualmente contiene todas las ACI registradas desde el 1 de enero de 1985 (cuando comenzó el registro) hasta el 31 de diciembre de 1995. Se actualizará, como mínimo, una vez al año en los próximos tres años.

Estadísticas descriptivas acumuladas y focos de investigación (3)

En los primeros once años se han registrado quinientas setenta y cinco ACI en el Departamento de Justicia. A finales de 1995 había cerca de 8000 miembros de ACI completamente identificados, que corresponden a 3400 entidades aproximadamente, incluyendo empresas, universidades y organismos de la administración. La gran mayoría de las entidades son empresas. Por ejemplo, las empresas suponen el 86 % de las entidades americanas que participan en estas ACI. Más de la mitad de ellas son empresas privadas, casi el 40 % son empresas públicas, el 1 % son empresas conjuntas y menos del 0,5 % son consorcios.

El número de registros nuevos de ACI ha aumentado continuamente a lo largo de este período, a excepción de dos años (Figura 1). La caída drástica en las nuevas declaraciones de ACI en 1986 tiene una fácil explicación. Muchas empresas que habían considerado participar en actividades cooperativas, pero que dudaban en hacerlo antes de 1984, se registraron en masa en 1985 cuando la NCRA entró en vigor. La pequeña caída en las nuevas declaraciones de ACI diez años después refleja posiblemente la ampliación de la NCRA en 1993 para permitir la cooperación en actividades diferentes a la investigación genérica, que podrían haber frenado las posibles colaboraciones mientras se rediseñaban, ocasionando así una demora en el registro. El enorme salto de nuevas declaraciones de ACI en 1995 (aproximadamente un 83 % más que el año anterior) corrigió este retraso.

Figura 1. Nuevas declaraciones de ACI

(Gráfico omitido)

La cooperación ha implicado actividades de alta tecnología. Las ACI en telecomunicaciones superaron en número a las ACI de cualquier otra área técnica. Otras áreas técnicas con una actividad significativa son medio ambiente, materiales avanzados, energía, transporte, programas informáticos y productos químicos (cada uno representa entre el 5 y el 10 % del total de la actividad cooperativa registrada). Los componentes (entre los que se incluyen los semiconductores) y piezas de montaje, los bienes de equipo, la automatización de fábricas, la fotónica, los ensayos y medidas y los equipos informáticos suponían cada uno del 2 al 5 % del total. El registro de declaraciones de ACI creció a una velocidad muy elevada durante los últimos dos años en las áreas de programas informáticos, materiales avanzados, fotónica, medio ambiente, bienes de equipo y ensayos y medidas. En las áreas técnicas en las que hay que respetar los derechos de propiedad intelectual, como biotecnología, equipos médicos y productos farmacéuticos, la actividad registrada ha sido mucho menor.

El número de miembros ha fluctuado durante la vigencia de muchas ACI (Figura 2). El número de miembros iniciales (fundadores) alcanzó un máximo en 1991, disminuyó drásticamente durante el período 1992-1994 y solamente se recuperó en 1995. El número de miembros que se han ido adhiriendo aumentó de forma sostenida hasta 1993, cuando pareció alcanzar una meseta. Por otra parte, las bajas (miembros que ya no lo son), que iban aumentando moderadamente hasta 1991, y que era lo esperado dado el creciente stock de ACI registradas, aumentaron bruscamente en 1994 y se estabilizaron en 1995. La combinación de estas tendencias en cuanto al número de miembros hace bastante plausible la hipótesis de que las reformas políticas de 1993 tuvieron un gran impacto sobre los incentivos para que las empresas colaboren en I+D.

Figura 2. Cambios en el número de miembros de ACI

(Gráfico Omitido)

* Nº total de miembros = Miembros iniciales + Nuevas adhesiones.

Los miembros iniciales son los fundadores de las ACI

Las Nuevas adhesiones son miembros nuevos que se adhieren a ACI existentes.

Las bajas son miembros que abandonan las ACI.

Más de dos tercios de todas las entidades identificadas han participado solamente en una ACI (Tabla 3). Un 92 % de todas las entidades identificadas participaron en menos de cinco ACI. Sin embargo, el hecho de que casi la mitad (47 %) de todas las participaciones identificadas pertenezcan aproximadamente al 8 % de las entidades identificadas (entidades con cinco miembros o más) indica un nivel significativo de concentración en la participación de ACI. Con mucho, las organizaciones muy activas corresponden a empresas que figuran entre las 100 multinacionales de mayor tamaño.

Si bien las organizaciones estadounidenses, según lo esperado, han dominado las ACI al amparo de la NCRA, se ha identificado un número significativo de participantes extranjeros (Figura 4). Reino Unido, Japón, Canadá y Alemania han aportado más de cien participantes cada uno. Francia, Italia, Australia, Suecia, Holanda y Suiza han tenido más de treinta participantes cada uno. Organizaciones de muchos otros países, incluyendo los países en vías de desarrollo, también han hecho notar su presencia.

La base de datos de ACI-NCRA actualmente se está utilizando para estudiar diversas cuestiones empíricas con una importancia política obvia (4).

Incentivos. ¿Qué factores influyen en una empresa como incentivos para la cooperación en I+D?

Impacto de las ACI sobre la I+D. ¿Cuál es el efecto de la formación de las ACI sobre el total de gastos en I+D de las empresas que forman parte de ellas?

Impacto de las ACI sobre la rentabilidad. ¿Cuál es el efecto de la formación de las ACI sobre los beneficios de las empresas que forman parte de ellas?

ACI y concentración industrial. ¿Constituyen las ACI un vehículo para aumentar la concentración industrial y, así, la capacidad de mercado?

Complementaridad. ¿Complementan las ACI la investigación llevada a cabo internamente por los socios?, es decir, ¿realizan una investigación complementaria? ¿O la sustituyen?

Diversificación. ¿Crean las ACI, mediante la asociación de diversas empresas, las combinaciones "virtuales" de fuerzas complementarias necesarias para llevar a cabo la I+D específica pero que normalmente las empresas no pueden realizar de forma aislada?

Pares de empresas. ¿Es posible distinguir "pares" de empresas que con frecuencia tienden a unir fuerzas en las ACI atendiendo a sus características?

Tabla 3. Actividad Cooperativa de todas las entidades identificadas

borderColorLight=#e3e3e3 cellSpacing=0 width="85%">

Nº de

miembros

Miembros

Entidades

%

(Entidades)

1

2

3

4

5

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

2396

1028

510

292

265

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

2396

514

170

73

53

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

70,0

15,0

5,0

2,1

1,5

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>6 a 10

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

871

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

116

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

3,4

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>11 a 20

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

924

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

65

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

1,9

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>21 a 50

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

870

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

28

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

0,8

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>más de 50

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

797

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

10

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

0,3

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>Miembros totales

identificados

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

7953

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>Miembros

totales

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

9136

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>Entidades totales

identificadas

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

3425

face="Times Roman,Times New Roman" size=2>

100,0

Figura 4. Participación en ACI por países

(Imágen omitida)

ACI en la UE

Un seguimiento del proyecto de investigación sobre las ACI de Estados Unidos tendría que evaluar las organizaciones similares de la UE. El primer paso implicaría la creación de una amplia base de datos donde figuren las ACI con participación del sector privado que han sido patrocinadas por diversos Programas Marco. Esta base de datos será metodológicamente similar a la base de datos ACI-NCRA (5). El segundo paso del proyecto implica una evaluación completa de las ACI europeas para responder a preguntas similares a las enumeradas en la sección anterior, sobre la finalidad de las actividades conjuntas, sus perfiles, las tecnologías seguidas, los incentivos de participación de los miembros, los impactos de las ACI sobre el total de los gastos de I+D y su rentabilidad, y sobre el modo en que se materializan estos impactos. El objetivo final es relacionar los resultados de los estudios de América y de Europa para obtener conclusiones sobre la efectividad de las diferentes políticas en la creación de ACI, sus tipos y sus efectos.

El beneficio más importante que cabe esperar de una iniciativa de este tipo es que proporcione el "conocimiento" necesario para mejorar la toma de decisiones en un área muy significativa de la política. Por una parte, los responsables de las políticas dispondrán de dos fuentes muy ricas de información "normalizada": una para la Unión Europea y otra para Estados Unidos, que puede actualizarse de forma periódica con un coste marginal y extremadamente bajo. Por otra parte, se suministrará una metodología analítica que puede usarse de manera sistémica para evaluar la nueva información a medida que se vaya generando y, si se desea, comparar los resultados de las dos regiones.

Además, la comunidad investigadora se beneficiará en gran medida con la creación de una herramienta versátil de investigación que puede utilizarse para comprobar las diversas hipótesis sugeridas en la creciente literatura económica, comercial y política sobre la colaboración interempresarial en I+D. Consideremos un ejemplo extraído del estudio sobre ACI en Estados Unidos que se está llevando a cabo actualmente. Se observa que aproximadamente una tercera parte de las empresas estadounidenses que participan en estas ACI declaran que su principal línea de actividad está en una industria clasificada por la NSF como "no manufacturera" (NSB, 1996). Casi todas ellas pertenecen al sector de servicios. Dado la idea popular de que muchos sectores de servicios no son intensivos en I+D (6), se plantea naturalmente esta pregunta: ¿qué representa el fuerte sector de servicios si estas empresas no son muy activas en la producción de innovación tecnológica?

Una posible explicación es que las ACI desempeñan un papel significativo a la hora de facilitar las relaciones entre proveedores y clientes. La alta inversión de capital en muchos sectores de servicios indica que se trata de empresas que usan nuevas tecnologías de forma intensiva (incorporadas a los bienes de equipo que compran). Estas empresas podrían participar en ACI para influir sobre el resultado de la investigación de modo que los productos finales se adapten mejor a sus necesidades específicas. Igualmente, los proveedores de bienes de capital podrían utilizar estas ACI como vehículo para atraer a clientes importantes al principio del proceso de I+D. Mientras que se ha argumentado que los canales estrechos de comunicación entre proveedores y clientes son muy importantes para una innovación tecnológica eficaz (von Hippel, 1988), no se ha estudiado adecuadamente el posible papel de las ACI como organizaciones que fomenten relaciones estrechas entre proveedores y clientes (7).

--------------------------------------------------------------------------------

Palabras clave

actividades conjuntas de empresas para la investigación, cooperación, investigación y desarrollo, avance tecnológico, National Cooperative Research Act, Programa Marco, política de EE.UU., política de la UE

Referencias

Colombo, M.G. y Garrone, P., Cooperative relations and infra-muros R&D: An econometric study, Informe interno, Politecnico di Milano, 1994.

D'Aspremont, C. y Jacquemin, A., Cooperative and non-cooperative R&D in with spillovers, American Economic Review, págs. 1133-1137, 1998.

Doz, Y., The Role of Partnerships and Alliances in the European Industrial Restructuring. En Cool, K., Neven, D., and Walter, I. (eds.), European Industrial Restructuring in the 1990s, Macmillan, 1992.

Hagedoorn, J., Understanding the rationale of strategic technology partnering: Inter-organizational modes of co-operation and sectoral differences, Strategic Management Journal, 14, págs. 371-385, 1993.

Hagedoorn, J., Strategic technology partnering during the 1980s: Trends, networks and corporate patterns in non-core technologies, Research Policy, 24, págs. 207-31, 1995.

Hagedoorn J. y Schakenraad, J., Inter-firm partnerships and co-operative strategies in core technologies. En Freeman, C. y Soete, L. (eds.), New Explorations in the Economics of Technical Change, Pinter, 1990.

Joshi, S. y Vonortas, N.S., Dynamic Co-operation in R&D. En Poyago-Theotoky, J. (ed.), R&D Co-operation: Theory and Policy, Macmillan (en prensa), 1996.

Katz, M.L. y Ordover, J.A., R&D co-operation and competition, Broohngs Papers on Economic Activity. Microeconomics, págs. 137-204, 1990.

Link, A.N. y Bauer, L.L., Cooperative Research in U.S. Manufacturing: Assessing Policy Initiatives and Corporate Strategies, Lexington, 1989.

National Science Board, Science and Engineering Indicators - 1995, National Science Foundation, Arlington, VA., 1996.

Organization for Economic Co-operation and Development, Technology, Productivity and Job Creation, Analytical Report, OCDO, París, 1996.

Papaconstantinou, G., Sakurai, N. y Wyckoff, A., Embodied technology diffusion: An empirical analysis for 10 OECD countries, STI Working Paper nº 1996/1, OCDE, 1996.

Scott, J.T., Purposive Diversification and Economic Performance, Cambridge University Press, 1993.

Von Hippel, E., The Sources of Innovation, Oxford University Press, Nueva York, 1998.

Vonortas, N.S., Cooperative Research in R&D-Intensive Industries, Avebury, 1991.

Vonortas, N.S., Research joint ventures in the U.S., Discussion Paper, Center for International Science and Technology Policy, The George Washington University, 1996.

Notas

  1. Estados Unidos emuló el enfoque adoptado en Europa posteriormente con el establecimiento del Advanced Technology Program (ATP) en el National Institute of Standards and Technology en 1990. Sin embargo, es importante observar que el ATP subvencionó programas de investigación propuestos por empresas particulares además de los propuestos por las ACI.

  2. Este estudio está subvencionado por la US National Science Foundation, subvención SRS-9510909.

  3. Para una descripción más detallada de los contenidos de la base de datos ACI-NCRA, véase Vonortas (1996).

  4. Todos estos temas han surgido en la literatura relevante sobre economía y empresa. Véase, por ejemplo, D¿Aspremont y Jacquemin (1988), Hagedoorn (1993, 1995), Katz y Ordover (1990), Joshi y Vonortas (1996), Link y Bauer (1989), Scott (1993) y Vonortas (1991). Para comprobar las hipótesis sobre cada uno de los problemas se han utilizado diferentes modelos econométricos.

  5. Investigadores de diversas universidades europeas han compilado una serie de bases de datos sobre alianzas estratégicas interempresariales (por ejemplo, Colombo y Garrone, 1994; Doz, 1992; Hagedoorn y Schakenrad, 1990). Las alianzas estratégicas incluyen varios tipos de acuerdos de cooperación: desde actividades conjuntas y acuerdos efímeros sin participación del capital social hasta inversiones de capital social mayoritarias, así como diversos tipos de actividades, desde mercadotecnia, consecución de recursos secundarios, patentes y producción, hasta investigación cooperativa. A menudo una alianza implica más de un tipo de acuerdo y más de una actividad. Estas compilaciones de datos son muy útiles para evaluar el comportamiento estratégico de las empresas en lo referente a la cooperación interempresarial. Aparentemente, son menos útiles para tratar algunos de los problemas políticos típicos relativos a la cooperación interempresarial en I+D como se ha expuesto en la sección anterior.

  6. Es interesante observar que esta percepción se desprende de los datos sobre I+D que, en parte, podrían haber sido engañosos. La NSF revisó recientemente las cifras de gastos en I+D industrial en Estados Unidos, aumentando considerablemente la cuota de las empresas no manufactureras.

  7. Una explicación de este tipo ofrecería un buen pronóstico para los hallazgos recientes de la OCDE respecto a la dirección y la importancia de la difusión de la tecnología incorporada en una economía (OCDE, 1996; Papaconstantinou et al, 1996).

Contactos

Nicholas S. Vonortas

Correo electrónico: vonortas@gwis2.circ.gwu.edu

Dimitris Kyriakou, IPTS

Tel.: +34 95 448 82 96, fax: +34 95 448 83 26, correo electrónico: dimitris.kyriakou@jrc.es

Sobre el autor

--------------------------------------------------------------------------------

Nicholas S. Vonortas es Profesor de Economía del Departamento de Economía y del Centro para la Política Internacional sobre Ciencia y Tecnología de la Universidad George Washington, Washington, DC.

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR