Conflictos penales en relacion con los hijos menores de edad

AutorTeresa Gisbert Jordá
Cargo del AutorFiscal Jefa Provincial de Valencia
Páginas361-400

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Nuestra sociedad, la sociedad en que vivimos, es cada día mas violenta y agresiva.

Esta es, por desgracia, una afirmación innegable, pues vivimos inmer- sos en la violencia que afecta a casi todos los ámbitos de nuestra vida ya que hay violencia en la calle, en el trabajo, el acoso laboral, en el ocio, la violencia deportiva, en los medios de comunicación y en las relaciones per- sonales como el maltrato de genero, la violencia hacia los mayores y la vio- lencia domestica.

Como la sociedad es cada vez mas violencia y los menores viven inmer- sos en la sociedad, se contagian, se nutren, aprenden de ella, los menores también son cada vez más violentos.

Así también hay violencia en casi todos los ámbitos de su vida, en la escuela, incluyendo el acoso escolar y la violencia hacia los profesores, en los medios de comunicación, en la televisión, en el cine, en sus juegos, en los programas de ordenador, en sus relaciones personales, las relaciones violentas con agresiones entre ellos, incluyendo el fenómeno de las bandas juveniles y también en sus relaciones familiares como víctimas también de la violencia doméstica y de genero, aunque no vaya dirigida directamente a ellos.

Por eso no es de extrañar que cada vez haya más menores violentos y por tanto, mas hijos violentos que agreden a sus padres, especialmente a sus madres y que directa o indirectamente, agreden a sus hermanos.

Es el maltrato de hijos a padres, otra vertiente de la violencia domes- tica que cada día aumenta mas y que cada día, también, se denuncia más.

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Estadisticas

Las estadísticas suelen ser poco fiables, especialmente en esta cues- tión pues las bases de datos cuando se refieren a jóvenes incluyen tanto menores de 12 años como jóvenes mayores de dieciocho años y cuando se refieren a los malostratos no siempre distinguen si es de padres a hijos o al revés y muchos casos de malostratos se enmascaran como lesiones, agre- siones, insultos, amenazas y otros tipos delictivos diversos.

Pero hay una serie de datos que evidencian el aumento considerable de esta violencia.

Según los datos de la Sección de Menores de la Fiscalía Provincial de Valencia, del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana,

AÑO Diligencias Preliminares Expedientes
2001 18 6
2002 117 24
2003 159 44
2004 289 84
2005, hasta 09-11-05 263 70

Delitos de violencia domestica y de genero 98 202 202
Acoso escolar 56 36 7

Se pone de relieve el aumento de los delitos de violencia domestica y de género, de hecho en 2007 se han archivado por ser el denunciado menor de 14 años 98 diligencias preliminares, frente a las 54 del 2006, y se han abierto en el tramo de 14 y 15 años 202 diligencias preliminares frente a las 168 de 2006 y en el tramo de 16 y 17 años se han abierto 202 diligen-

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cias preliminares frente a las 170 en el año 2006, lo que supone un evidente aumento en los tres casos.

Cada dia se denuncian mas los malostratos de hijos a padres

Hay una evidencia y es que cada día aumenta el número de padres que acuden a Fiscalía a denunciar a sus hijos o solicitan la intervención de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado porque no pueden controlar a sus hijos.

De hecho, la noticia de la existencia de los malostratos puede llegar a la Sección de Menores de la Fiscalía por diversas vías.

Unas veces es a través del parte de lesiones emitido por el personal sanitario que ha atendido a los padres del menor cuando estos han acudido al centro de salud o a urgencias para curarse de las heridas producidas.

Otras veces, cuando el hijo se pone tan agresivo que no lo pueden con- trolar, los padres llaman a la policía que acude al domicilio familiar y levanta el correspondiente atestado que remite a la Sección de Menores de la Fiscalía. Del mismo modo la policía levanta atestado cuando el menor acude a su domicilio o se acerca a su progenitora incumpliendo una medida cautelar impuesta con prohibición de acercarse a la madre.

Pero la mayoría de las veces tenemos noticias de los malostratos cuando los padres llegan desesperados a fiscalía, preguntando que pueden hacer porque la convivencia con su hijo es imposible, la situación es incon- trolable, les desborda, han agotado todas las posibilidades que conocen y ya no saben que hacer.

Entonces, después de escucharles, se les explica que pueden denun- ciar a su hijo pero que él sabrá que ellos le han denunciado, lo cual es un dato a valorar ya que deben tener en cuenta sus posibles consecuencias, se trata de una decisión difícil ya que a los padres les sabe mal poner a su hijo a disposición de la justicia, son reacios a denunciarle, preguntan que medi- das se les impondrán, a veces tienen reparos a que pueda ser ingresado en

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un centro de menores “esos centros no son para mi hijo, tendrá malas com- pañías...”

Muchas veces lo que determina a los padres a denunciar a su hijo es la obligación de proteger a sus otros hijos, hermanos del agresor que presen- cian los agresiones y que también son víctimas directas o indirectas de la violencia de su hermano y es por ellos por lo que muchos padres al fin se deciden a denunciar a sus hijos, porque ellos mal que bien pueden aguan- tarlos pero les parece que sus otros hijos no tiene porque hacerlo y les pre- ocupa las consecuencias que ese clima de violencia tendrá para ellos en el futuro.

Antes los malostratos eran un tema íntimo, privado que se lavaba en casa y que no debía contarse a nadie, sin embargo actualmente se ha supe- rado el ámbito de la privacidad, los padres han comprendido ya que no siem- pre pueden solucionar el tema por sí solos y han decidido pedir ayuda a la administración y a las instituciones que tengan competencia en la materia.

Además, tal y como pasó al principio con las mujeres víctimas de agre- siones sexuales, y después con la violencia domestica y ahora con la violen- cia de hijos a padres, se ha dejado de culpabilizar a los que denuncian ya que la sociedad ha dejado de considerar a los padres los únicos responsa- bles de lo sucedido.

Sin embargo los padres, en lo más íntimo, siguen teniendo el temor a que se les considere “culpables”, que se considere que las agresiones denunciadas puedan ser consecuencia de una educación en exceso laxa, de un defecto de atención por su parte o de un incumplimiento de sus deberes como padres.

Siempre tienen una sensación de fracaso cuando comprenden que tiene que pedir ayuda y que cuestión se les ha escapado de las manos y ellos solos no pueden solucionarla.

Causas y caracteristicas

Como cualquier tipo de violencia y especialmente la intrafamiliar se trata de una situación que suele obedecer a múltiples causas.

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Algunos expertos destacan que una sobreprotección de los hijos o una actitud laxa puede favorecer que algunos adolescentes encuentren en la violencia y en la agresión las únicas formas contundentes e inmediatas de hacerse oír y de imponer su voluntad en el momento en que lo deseen.

También se afirma que el comportamiento violento se puede relacio- nar con la preexistencia de otras agresiones en el interior de la familia: por- que los agresores fueron ellos mismos víctimas de violencia o negligencia, porque han sido testigos de acciones violentas de sus propios padres con- tra sus abuelos, parejas, etc.

Como ustedes saben, en la gran mayoría de los casos el adolescente no sufre una patología mental grave, pero la interacción de una personalidad con rasgos agresivos y el entorno inadecuado pueden desarrollar en el ado- lescente trastornos de la personalidad de conducta antisocial.

Otro de los factores que los expertos ponen de relieve como especial- mente significativo es la “ausencia” de la figura del padre en el horizonte educacional del niño, en mi opinión pueden tener mucha incidencia la inhi- bición de las obligaciones parentales o la simple falta de atención motivada por diversas razones, entre ellas las razones económicas, que derivan en horarios laborales excesivos que no se concilian con la vida familiar y obli- gan a hacer adulto al hijo antes de tiempo y a que pase muchas horas solo sin control ni apoyo.

Este tipo de violencias se da en todas las familias, en todas las catego- rías socio-profesionales, económicas, sociales y religiosas, si bien, en princi- pio, los padres que tiene mas habilidades sociales y medios económicos tardan mas en acudir a la justicia para resolver sus problemas familiares, porque intentan soluciones privadas y porque son mas reacios a denunciar a sus hijos, “la justicia es para los pobres”.

Puede darse en el caso de padres de cierta edad, que han tenido a sus hijos cuando ya eran mayores, que tienen un nivel social y cultural alto, muchos de ellos pertenecientes a profesiones liberales, y en caso de padres con nivel social y cultural bajo.

Pero en otros casos lo determinante de este tipo de violencia no es sólo las circunstancias de los padres, sino que también influyen y mucho las circunstancias de los hijos, ya que existe un porcentaje importante de

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menores a los que nunca se les ha puesto limites y cuando los padres inten- tan los hijos no lo aceptan.

Otros presentan trastornos mentales o de personalidad a veces agra- vados por los conflictos propios de la adolescencia y por el consumo de alcohol y otras drogas.

En muchos casos se trata de hijos adoptados que además de los pro- blemas propios de cualquier adolescente, a determinada edad, cuando descubren o redescubren que son adoptados, se les plantean muchos con- flictos y parece que “no les perdonen” a sus padres el hecho de su adop- ción.

También he de señalar que existen padres que frente a los conflictos propios de cualquier adolescente, cuando el hijo es adoptado, sienten...

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