Conducta en las Redes Sociales ¿Qué nos muestra la investigación empírica?

AutorLuis Miguel González de la Garza
Páginas147-152

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La posición de los diversos participantes en las redes sociales no es simétrica como ya hemos observado, tenemos el concepto de centralidad215que explica el lugar que se ocupa en las redes y el poder social asociado a él como señala Jalili,216lo anterior significa que existen claras jerarquías, como ya vimos, en lo que respecta a la influencia o capacidad de comunicarse con círculos de afinidad lo que es un efecto del mundo social no virtual trasladado al mundo virtual. En efecto, como razonara Hume217, nada les parece más sorprendente a quienes contemplan los asuntos humanos con mirada filosófica que la facilidad con la que los pocos gobiernan a los muchos, y la implícita mansedumbre con la que los seres humanos someten sus propios sentimientos y pasiones a las de sus gobernantes. Cuando indagamos por qué medios llega a efectuarse este milagro nos encontramos con que, al estar

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la fuerza siempre del lado de los gobernados, los gobernantes no tienen nada en lo que apoyarse salvo la opinión. La descripción de Hume de la difusión del poder y su concentración en pocas manos es coherente con la moderna teoría de redes sociales tanto en su dimensión no virtual como en la virtual, es decir, que el poder se concentra y no es un poder democrático, ni justo ni abierto al debate y a la discusión.

En ese sentido, insiste Kadushin que el entusiasmo alrededor de las redes sociales a menudo hace que se ignore una conclusión que es persistente en las investigaciones de las redes sociales: las redes sociales son exclusivistas e injustas. Dado que las personas tienden a asociarse con otras parecidas a ellas –el ya conocido principio de homofilia, Yavas y Yücel218– las redes que forman tienden a ser con personas de las mismas características. Si las personas tienen menor prestigio, estatus socioeconómico o son objeto de discriminación, sus redes tenderán a estar compuestas de personas con menor prestigio, estatus socioeconómico o desfavorecidas de una u otra forma.

Como señalan Christakis y Fouler,219que un grupo de personas en las redes sociales sea capaz de tomar una decisión correcta sobre algo, depende de si las decisiones se toman al tiempo, es decir, simultáneamente o de manera secuencial. Si un grupo de individuos trata de decidir el precio de un objeto y cada uno de ellos hace una apuesta de forma independiente, entonces su estimación es probablemente un buen indicador del valor de mercado de dicho objeto. Si, en cambio, los individuos toman decisiones de forma secuenciada y conociendo las decisiones que se han tomado previamente, si la información pasa

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de una persona a la siguiente, podemos terminar con un ciego guiando a otros ciegos. Una vez que una masa crítica de personas ha tomado una decisión, el resto del grupo la acata, tras razonar que la mayoría no puede estar equivocada, se trata del ya conocido proceso de conformidad. De lo anterior, precisan los autores, uno puede fiarse o no de la opinión de la mayoría dependiendo de si sus miembros han actuado al mismo tiempo y de forma independiente o uno detrás de otro de forma inter-dependiente. La más mínima alteración en la secuencia de interacciones sociales cuando la gente está haciendo elecciones culturales, por ejemplo, puede transformar una melodía cualquiera en la canción del verano. Dada nuestra tendencia natural a querer lo que quieren los demás, y dada también nuestra inclinación –sesgos en la teoría de Daniel Kahneman– a ver las elecciones de los demás como una forma eficiente de comprender el mundo, nuestras redes sociales tienen la capacidad de magnificar lo...

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