Origen y delimitación conceptual y científica de la criminología

AutorDavid Lorenzo Morillas Fernández
CargoProfesor Titular. Universidad de Murcia
Páginas43 - 72

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ORIGEN Y DELIMITACIÓN CONCEPTUAL Y CIENTÍFICA DE LA CRIMINOLOGÍA

DAVID LORENZO MORILLAS FERNÁNDEZ*

RESUMEN: El presente artículo intenta delimitar el origen de la

Criminología científica, tal y como se concibe en la actualidad; concretar una definición vigente de acuerdo con el estado evolutivo de esta ciencia; y reflexionar sobre su naturaleza científica, tomando como referente el modelo europeo con las obligadas concordancias del anglosajón.

PALABRAS CLAVE: Criminología científica, delimitación conceptual, empirismo, interdisciplinariedad.

ABSTRACT: This research tries to define the origin of the scientific criminology, as currently grasped; specifying a definition according to current evolutionary state of this science, and thinking about its scientific nature, with reference to the European model and the required matches with the AngloSaxon.

KEYWORDS: Scientific Criminology, conceptual delimitation, empiricism, interdisciplinary.

SUMARIO: I. Origen de la criminología.– II. Delimitación conceptual.- III. Carácter científico: 1. La Criminología como ciencia. 2. El método criminológico: 2.1. Empirismo. 2.2. Interdisciplinariedad.– III. Conclusiones.

  1. ORIGEN DE LA CRIMINOLOGÍA

    La incidencia de la Criminología en la sociedad actual constituye un hecho irrefutable, al igual que ha acontecido a lo largo de la historia. Negar semejante premisa supone un desconocimiento absoluto de la realidad social de cualquier territorio y época en tanto el delito ha existido siempre, desde el origen del hombre, fruto de multitud de elementos intrínsecos al propio individuo y a la sociedad.

    Desde Caín y Abel hasta los más trágicos episodios de violencia doméstica, delitos sexuales, robos, hurtos y un largísimo etcétera en el que podrían incluirse hasta infracciones penales que los especialistas en la materia no entienden el por qué de su criminalización

    Profesor Titular. Universidad de Murcia

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    en el Código Penal –piénsese, en los denominados delitos de peligro y, en particular, los casos de posesión simple de pornografía infantil o el mero hecho de dar positivo en un control de alcoholemia superando una determinada tasa aunque la conducción del individuo no se encuentre influenciada por el alcohol– pasando por un sin fin de tipologías criminales, han venido salpicando la evolución del ser humano ya que, como afirmaba Durkheim, se trata de un fenómeno normal dentro de una sociedad, incluso aunque la misma estuviera compuesta por santos el crimen existiría1. Es más, la propia Escuela Cartográfica o Estadística Moral, en una visión algo pesimista pero absolutamente real del crimen, lo explicó como un fenómeno colectivo y hecho social, regular y normal, llegando a equiparar la tasa de criminalidad a un elemento inherente a cada sociedad de la misma forma que se producen nacimientos y defunciones; esto es, en definitiva, algo correlativo al ser humano y la vida en sociedad, de lo cual no puede desprenderse2

    De conformidad con lo anterior, la Criminología debiera ser una ciencia antiquísima en el tiempo pues, al existir el delito, cohabitaría una disciplina encargada de su estudio. Bernaldo de Quirós señalaba al efecto que «criminología ha habido siempre, desde que ha habido crímenes (…); una Criminología, siquiera, incipiente, rudimentaria, elemental; tan elemental y tosca, tan pedestre y vulgar (…)»3. Efectivamente, si ha habido delito debe haber Criminología, o al menos algo que se le parezca, unas técnicas de investigación, unos medios de prueba, unos sospechosos, unos razonamientos en virtud de los cuales quepa imputar un delito a una persona. Sin embargo, la Criminología ha de ser algo más, ha de tener una base científica y no meras presunciones o pruebas indiciarias de culpabilidad, muchas veces infundadas; ha de poseer un método de investigación; unos objetos de estudio; unas funciones de cara a la sociedad (…).

    Sobre semejantes premisas cabe resaltar dos elementos diferenciadores: a) una Criminología irracional y rudimentaria, asociada al simple fenómeno criminal, independientemente de las circunstancias lógicas que la rodean, que ha existido siempre y sería coetánea al hecho penalmente ilícito ya que cuando ha habido un

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    delito investigado ha existido Criminología; y b) una Criminología científica, tal y como se concibe hoy día, si bien su aparición se ha retrasado en el tiempo.

    De acuerdo con lo anterior, datar el origen de la Criminología científica no constituye una tarea fácil máxime cuando no existe unanimidad en la doctrina criminológica. Además, como apunta Serrano Maíllo, el nacimiento de la Criminología contemporánea responde a una larga evolución que incluye importantes disputas teóricas y metodológicas4. En cualquier caso, la opción mayoritaria incardina su nacimiento con la aparición del positivismo criminológico; esto es, la Escuela Positiva italiana y, en particular, en la figura de Lombroso (1835-1909)5

    En mi opinión, si bien es cierto que la Escuela Positiva italiana supuso un punto de inflexión considerable en el pensamiento criminológico, un salto cualitativo hacia la experimentación y el empirisimo, existen diversas manifestaciones anteriores, más embrionarias, que configuran su origen: la Criminología clásica, que marca las bases de la nueva Criminología; y, sobre todo, la denominada etapa precientífica6 o antecedentes al positivismo.

    GarcíaPablos ha fijado su inicio en lo que denomina etapa “precientífica” de la Criminología, en la que se incluyen teorías dotadas de cierto rigor y pretensiones de generalización, que trascienden las meras concepciones o representaciones populares, fruto del saber y la experiencia, sobre dos enfoques perfectamente delimitados: a) uno clásico, producto de las ideas de la Ilustración, de los reformadores y del Derecho Penal clásico, modelo que acude a un método abstracto y deductivo formal; y b) empírico, por ser de esta clase las investigaciones sobre el crimen llevadas a cabo de forma fragmentaria por especialistas de las más diversas procedencias –fisionomistas, frenólogos, antropólogos, psiquiatras, etc.– teniendo todos ellos en común el sustituir la especulación, la intuición y la deducción por el análisis, la observación y la inducción7

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    Garrido, Stangeland y Redondo abogan por unos antecedentes a la Criminología actual, representados por la Ilustración, constituyendo la Escuela clásica el fundamento de los modernos sistemas jurídicopenales aplicados en todo el mundo, considerando a Lombroso el padre de la Criminología moderna8

    Serrano Maíllo ha ubicado su origen con la Criminología positiva al entender que, pese a que en la Escuela clásica existía una concepción criminológica en sí, el recurso al método científico en el estudio del delito y del comportamiento humano en general, se remonta solamente al siglo diecinueve, siendo la Criminología contemporánea heredera de sus postulados. Ahora bien, el nacimiento del positivismo en sí no lo reconduce hacia la Escuela positiva italiana sino en las personas de Guerry y Quetelet, matizando que los verdaderos consolidadores de semejante corriente fueron Lombroso, Ferri y Garófalo9

    En términos intermedios, aunque no coincidentes con la última afirmación, se ha mostrado Tierney al datar en el siglo XVIII el origen de la Criminología con la denominada Escuela clásica si bien el carácter científico, tal y como se concibe hoy día, no lo consolida hasta bien entrado el siglo XIX gracias a la evolución del positivismo criminológico. Esto es así porque el modelo clásico marcó las bases del pensamiento criminológico creando un cuerpo normativo basado en principios fundamentales de corte filosófico fundado en las ideas de igualdad y eficacia del sistema de justicia penal, lo que llevó a una mejor regulación de los conflictos sociales10; mientras el positivismo, como resumen Rodríguez y Galetta de Rodríguez, se plantea el estudio de la personalidad del delincuente, el psicodiagnóstico, el grado de peligrosidad y el tratamiento adecuado para su reinserción social sin dejar de prever la posibilidad de recaída en la acción criminosa11

    En mi opinión, como ya he anticipado, la Criminología contemporánea surge con la Escuela clásica mientras el carácter científico lo obtiene con la fase denominada “antecedentes positivistas” y, particularmente, con la Estadística Moral, verdadera introductora del método empírico. De acuerdo con lo anterior, cabe referir, siquiera de manera muy escueta, las siguientes fases y aportaciones en este sentido:

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    1. Antecedentes. Antes de la Escuela clásica tampoco puede negarse la existencia de una Criminología rudimentaria, como he incidido anteriormente, si bien no constituye un sustrato científico o trascendente de acuerdo a los parámetros actuales que identifican esta ciencia en tanto, no conviene olvidar, se trata de épocas en las que no existen unas normas jurídicas en sentido estricto sino de naturaleza religiosacivil en donde las penas corporales e incluso la muerte en la hoguera o el garrote vil eran prácticas habituales. En este sentido, Siegel ha referido que durante los inicios de la Edad Media (1.200-1.400), la superstición vinculada a la brujería o las posesiones demoníacas se encontraban insertas en el pensamiento de la sociedad como realidades cotidianas, no siendo de extrañar que, incluso en períodos posteriores, existan cifras escandalosas de condenas a muerte bajo semejante acusación y así, a modo de ejemplo, entre 1581 y 1590 la Inquisición francesa ordenara 900 ejecuciones en la hoguera por brujería, cifra que se elevó hasta 6.500 en Alemania hasta completar un total de 100.000 casos en la Europa de los siglos XVI y XVII12

      Con semejante panorama, como recogen Sáinz Cantero y Antón Oneca, existía un Derecho generador de desigualdades, cargado de privilegios, heterogéneo, caótico, excesivamente riguroso y cruel, arbitrario, basado en la intimidación general, con penas desiguales según la condición social del culpable, y con...

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