Los conceptos de orientación sexual e identidad de género

AutorCristina Monereo Atienza
Páginas13-33

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En este capítulo se realiza un acercamiento conceptual a las nociones de orientación sexual e identidad de género, para manifestar la complejidad personal y social que rodea a los individuos del colectivo de LGBT.

De partida, hay que destacar que se menciona la orientación sexual y la identidad de género de estas personas exclusivamente pero, en realidad, cualquiera tiene orientación sexual y se identifica (o pueden identificarse) socialmente con un género. En el primer punto, se justifica por qué es preciso insistir en las particularidades de este grupo en lo que concierne a su orientación sexual y su identidad. Se mencionaran ciertas circunstancias históricas, culturales e ideológicas que los han marginado (y aún los marginan).

En un segundo punto, se repasan las nociones de sexo y género, ya que su consideración es determinante para entender la problemática de LGBT, como lo es asimismo para otros colectivos discriminados históricamente como las mujeres. En efecto, el sexo y el género son definidos teóricamente de manera distinta, y las consecuencias prácticas para las LGBT de los diversos significados han de valorarse detenidamente. El sexo (naturaleza) y el género (cultura) ya no pueden presentarse como elementos enfrentados. Esta oposición está radicada en una visión moderna de la realidad que adolece de defectos estructurales trascendentales. Tanto el sexo como el género son construcciones sociales, y esta visión transforma radicalmente la concepción del individuo y la organización de las sociedades.

Finalmente, en un tercer punto se alude a los términos de identidad, igualdad y diferencia. Se opta por un significado de los mismos que pueda favorecer la consecución por la igualdad del colectivo de LGBT, sin caer en esencialismos

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identitarios y respetando las diferencias de los individuos integrantes de este colectivo. Esto ayuda con posterioridad a especificar la noción de sujeto igual en derechos. Los individuos del colectivo de LGBT son sujetos iguales en derechos por muchas diferencias que puedan presentar con las personas heterosexuales. Esencialmente, porque tanto las personas insertas en el colectivo heterosexual como los individuos del grupo homosexual son igualmente muy diferentes entre sí. Se trata de concebir un concepto de identidad no esencialista a la manera que algunas feministas postmodernas y defensoras de las teorías queer lo presentan, pero también teniendo en cuenta las críticas modernas del feminismo de la igualdad en la diferencia que inciden en la individualidad.

2.1. Una definición de orientación sexual e identidad de género Miembros del colectivo y discriminación histórica

Los conceptos de orientación sexual e identidad de género son difusos y suelen confundirse entre sí y con otras nociones con las que están relacionados. La orientación sexual se ha definido2 como la atracción hacía otra persona en el plano emotivo, romántico, sexual o afectivo, que puede ser heterosexual (es decir, cuando el objeto de atracción es una persona del sexo opuesto) u homosexual (cuando los sentimientos se producen hacia personas del mismo sexo). Está también la bisexualidad, cuando la atracción se produce indiferentemente hacia cualquiera de los sexos.

La definición parece transparente. Cuando se menciona la orientación sexual se debería hablar de heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad. Sin embargo, la referencia jurídico-política y social a la orientación sexual se reduce a los dos últimos supuestos (principalmente al segundo) porque la heterosexualidad se considera generalmente el deseo "natural" y "normal". La introducción de una supuesta naturalidad y normalidad en la orientación sexual hace que el tema se torne más complicado de lo que se presenta a primera vista.

Por una parte, el deseo sexual es sin duda un mecanismo biológico (como el hambre o la sed), pero al mismo tiempo tiene un componente social. De hecho, estudios sobre la homosexualidad en la Antigua Grecia constatan que en aquella época la apetencia sexual dividía a las partes en activa y pasiva3.

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Para la parte activa, el sexo de la pasiva era una cuestión irrelevante. Por tanto, la homosexualidad no existía como tal (no existían personas que tuvieran una preferencia sexual hacía personas del mismo sexo). Esto significa que la preferencia sexual podría ser un constructo cultural. El deseo es algo humano, pero las maneras en que los seres humanos responden a los deseos sexuales están socialmente construidas. La sociedad divide a las personas desde niños según sus órganos genitales, pero los órganos no se interpretan a sí mismos, y dos personas con los mismos genitales pueden tener una u otra orientación sexual.

Es cierto que existe un encarnecido debate acerca del origen biológico o cultural de la homosexualidad, pero actualmente el problema principal radica en que la sociedad (en especial la occidental, aunque no es la única), en su afán clasificatorio, divide injustamente lo que es normal (la heterosexualidad) y lo que no lo es (la homosexualidad).

No sin razón, se defiende que el origen de esta consideración está en la religión. En muchos países se encuentra en la religión cristiana y, concretamente, en una determinada interpretación conservadora de los textos bíblicos4. Esta interpretación se ha transmitido a través de las escuelas y de lo que, en términos anglosajones, se denomina la Media religiosa. En España existen multitud de redes católicas conservadoras formales e informales, publicaciones académicas y de prensa, jornadas y congresos. Entre ellos se pueden encontrar afirmaciones de este tipo:

En algunos casos, se ha descubierto que la homosexualidad puede tener un origen físico, ocasionado por falta o exceso de hormonas y puede llegar a ser curada con tratamientos médicos.

Pero, en la mayoría de los casos, la homosexualidad tiene un origen psicológico, causada por falta de cariño, exceso de severidad o permisividad de los padres, malos ejemplos, desarrollo de malas costumbres y hábitos, alguna experiencia de abuso sexual durante la niñez o fracasos afectivos durante la adolescencia. En estos casos, la persona debe recibir toda la ayuda espiritual y psicológica que necesite.

Cualquiera que sea el origen de la tendencia homosexual, que la Iglesia deja su investigación en manos de la ciencia, los actos homosexuales son siempre considerados una desviación, porque son contrarios a la naturaleza misma de la sexualidad, cuyo fin es la entrega mutua y la procreación5.

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Estas afirmaciones son muy comunes. Ciertamente, existen movimientos religiosos progresistas que están a favor de las reivindicaciones de las LGBT (por ejemplo, del matrimonio entre personas del mismo sexo)6. Sin embargo, el acuerdo entre religión y derechos de LGBT es muy difícil.

La tendencia conservadora (denominada más tarde en este trabajo como el "modelo de la ideología de género", precisamente porque considera las nuevas tendencias de género como una ideología) defiende la existencia de unas identidades y roles asignados prefijadamente a los sexos, y en un determinado concepto de familia cristiana apoyado en el matrimonio y la diferencia sexual.

Lo más peligroso de estas posiciones es que las relaciones homosexuales se ven como una amenaza al orden heterosexual. Desde este punto de vista, permitir las uniones homosexuales supondría restarle importancia a la familia, y además presumiría negar la misma institución matrimonial porque consideran que en las relaciones homosexuales prima la gratificación sexual (y la promiscuidad) sobre la fidelidad. Según esta visión, esto conjeturaría un "caos sexual" que desestabilizaría toda la sociedad.

La.Media religiosa conservadora considera que:

Los partidarios de la ideología de género (...) buscan difundir (...) términos como "patriarcado o patriarcal" para hablar de control masculino sobre la mujer; "preferencia sexual" para decir que existen diversas formas de sexualidad incluyendo homosexuales, lesbianas, bisexuales, transexuales y travestís, todos equivalentes a la heterosexualidad; "homofobia" para indicar a las personas prejuiciadas en contra de los homosexuales; "heterosexualidad obligatoria" para señalar que se fuerza a las personas a pensar que el mundo está dividido en dos sexos que se atraen sexualmente uno al otro.

Vivimos en una sociedad cada vez más andrógina o "unisex", donde las conductas que antes se consideraban exclusivas de un sexo, como por ejemplo utilizar aretes o ser policías, van siendo adoptadas por el sexo contrario. Un proyecto de nueva sociedad, con una pluralidad de formas de vivir la sexualidad y con diversos tipos de "familia", es el objetivo de quienes propagan la ideología de género. Eliminar la palabra "sexo" y sustituirla por el término "género" no es una ingenuidad en la evolución

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del lenguaje. Representa, más bien, un serio peligro para el matrimonio y la familia, y por tanto una grave amenaza a toda la sociedad7.

Este tipo de textos conservadores suelen ser reiterativos y poco argumentados, puesto que les basta apelar a la supuesta naturaleza humana intemporal y prefijada de antemano. Las relaciones heterosexuales son las relaciones "naturales" y propias del ser humano. Así lo establecen las leyes del Derecho natural, derivado de la propia naturaleza del ser humano8.

Incluso, los enfoques más radicales asocian la homosexualidad con el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, el suicidio (sobre todo, de adolescentes) o el abuso infantil. La homosexualidad se presenta como un acto sexual depredador y compulsivo, asociado con la promiscuidad, el consumo de drogas, el suicidio y el SIDA9. Las fuerzas de la...

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