Conceptos de Constitución en la historia

AutorIgnacio Fernández Sarasola, Joaquín Varela Suanzes-Carpegna
Páginas487-492

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La Historia Constitucional estudia tanto el constitucionalismo (movimiento filosófico-político dirigido a limitar el ejercicio del poder estatal) como su principal producto normativo: las Constituciones. El concepto de Constitución debe al constitucionalismo que lo alumbró la idea de límite y ordenación del poder público. Sin embargo, esa idea seminal no siempre estuvo dotada de un mismo contenido. Así como puede hablarse de un constitucionalismo liberal, democrático o social, que concibió de forma muy distinta la organización estatal y los derechos fundamentales, también los conceptos de Constitución, sin perder su noción de límite, se fueron amoldando a teorías y realidades muy diversas. La Constitución, por tanto, es un producto histórico, y por ello la Historia Constitucional permite esclarecer sus muy distintos significados.

A pesar de que esta sexta entrega de Fundamentos se ocupa de los diversos conceptos de Constitución que se sostuvieron a lo largo de un proceso histórico que abarca casi tres siglos, no se ha querido agrupar esos conceptos desde una perspectiva cronológica, sino a partir de un sustrato doctrinal y dogmático común. Para ello resulta muy útil la fecunda división tripartita (concepto racional-normativo, concepto histórico y concepto sociológico), que expuso Manuel García-Pelayo (1909-1991) en su influyente libro Derecho Constitucional Comparado, publicado por vez primera en 1950 y reeditado varias veces con posterioridad. Al adoptar y reivindicar esta tipología quisiéramos sumarnos a los numerosos homenajes académicos que se han tributado al insigne publicista español, primer Presidente de nuestro Tribunal Constitucional, con motivo del reciente centenario de su nacimiento.

La clasificación del profesor García Pelayo, aunque menos objetiva que un tratamiento cronológico, se caracteriza por una extraordinaria capacidad de abstracción y síntesis, que permite aglutinar experiencias constitucionales diversas dotadas de un basamento doctrinal común. Queda al margen de ella, es cierto, la noción de “constitucionalismo antiguo” (según la ya clásica definición de McIlwain), aunque bien podría encuadrarse en el concepto sociológico de Constitución. Si no se le ha dedicado un estudio particular, se debe a que hemos preferido centrarnos en los conceptos modernos de Constitución, es decir, aquellos que toman como punto de partida la existencia de un Estado que monopoliza el poder público y al que la propia Constitución trata de limitar.

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De acuerdo con el concepto racional-normativo de Constitución, ésta se concibe como un sistema de normas derivado de un acto de voluntad que se dirige a configurar los órganos estatales, sus competencias y relaciones

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recíprocas. La decisión constituyente representa, por tanto, el origen del sistema constitucional, desligado de ataduras históricas y sociológicas, que no resultan vinculantes, aunque puedan tomarse como referente. De ahí que el concepto racional-normativo se ligue a procesos revolucionarios que pretendieron poner fin a las estructuras sociales y a las instituciones del Antiguo Régimen.

Así sucedió en los Estados Unidos de América, en donde el proceso de gestación del concepto de Constitución fue el resultado de la ruptura con las tradiciones e instituciones británicas. Es allí en donde el término “Constitución” empieza a adquirir un significado jurídico-político, conviviendo en un primer momento con otros términos tales como Fundamentals, Orders, o Frames of Government. A ello dedica su estudio del profesor Horst Dippel, basándose principalmente en los panfletos y periódicos publicados entre 1774 y 1776, momento en el que encuentra el germen del concepto de Constitución que se plasmaría en las colonias británicas a partir de su emancipación respecto de la metrópoli. El profesor Dippel muestra hasta qué punto el concepto racionalnormativo de Constitución que emergió en Estados Unidos se encontraba en su origen fuertemente ligado a la idea de Constitución inglesa y a la definición que de ésta había realizado Bolingbroke. El constitucionalismo norteamericano no surgió, por tanto, en oposición frontal a la idea de Constitución inglesa (histórica y no escrita), sino que fue deudora de esta última. En un primer momento, las colonias trataron de erigirse como restauradoras de dicha Constitución británica, hollada por el Parlamento y el Rey ingleses, en un proceso que...

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