El comercio electrónico y las nuevas formas de organización industrial

AutorJordi Molas-Gallart y Richard Hawkins

Asunto: el uso creciente de los medios electrónicos para la transmisión de los datos comerciales y de productos está alterando la forma en que las empresas se relacionan con sus clientes y proveedores. Se ven afectados, especialmente, la organización industrial, el papel de la pequeña y mediana empresa, y los modelos de cooperación interempresas. Al contar con la ayuda de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC), las cadenas de suministro están cada vez más integradas, particularmente en sectores en los que grandes ensambladores de productos tratan con cientos de pequeños proveedores. Es frecuente que estos grandes ensambladores establezcan relaciones de trabajo más estrechas con un número reducido de proveedores de confianza (trusted). En estas circunstancias, la competencia en TIC es una condición indispensable para que los proveedores más pequeños puedan acceder al mercado.

Relevancia: este cambio en las formas de organización industrial es fundamental para la innovación organizativa, un área que el Libro Verde sobre Innovación de la Comisión Europea ha señalado como uno de los puntos débiles de los sistemas de innovación europeos. Además, las posibilidades de utilizar las TIC para conseguir la innovación de la organización presentan muchas dificultades. Los nuevos sistemas pueden abrir mercados a nuevos participantes, pero también imponer barreras nuevas para acceder a los mismos. Los diseñadores de la política deben controlar los desarrollos y garantizar que el acceso al mercado no se vea afectado negativamente por las técnicas de organización nuevas, las normas relativas a la propiedad y las discrepancias regionales en el acceso a los servicios en red. También hay asimetrías en la calidad de la información sobre los nuevos sistemas de TIC a disposición de los diferentes grupos con representación en el mercado. Las campañas de información son especialmente necesarias para alertar a las pequeñas y medianas empresas sobre la naturaleza del comercio electrónico, la amplitud de su desarrollo y los problemas que este desarrollo puede causarles.

Introducción: ¿qué es el comercio electrónico?

El término comercio electrónico se usa cada vez más para describir el conjunto de las relaciones electrónicas empresariales, que implican la transmisión electrónica de datos comerciales o de productos en formato digital. Las aplicaciones del comercio electrónico influyen en la economía de muy diversas formas, que oscilan desde mecanismos que facilitan el comercio, a "mercados electrónicos" consolidados que permiten determinar precios y realizar transacciones, incluso entre socios anónimos. La mayoría de las aplicaciones existentes de comercio electrónico conciernen a la distribución de servicios y productos mediante venta al por mayor y al por menor, pero están empezando a implantarse también en las industrias manufactureras.

Los principales desarrollos tecnológicos del comercio electrónico están orientados al intercambio de datos empresariales estructurados, si bien pueden estar relativamente no estructurados. Una de las aplicaciones principales del comercio electrónico es el Intercambio Electrónico de Datos (EDI), una tecnología para intercambiar entre ordenadores grandes cantidades de documentos relativos a transacciones, utilizando formatos de mensaje normalizados (Sawhney y Williams, 1994).

El EDI está orientado principalmente a la transacción, y facilita las operaciones de gestión de suministro durante la producción y distribución. En la etapa de producción, se emplea otro tipo de aplicaciones de comercio electrónico para transmitir datos sobre productos-especificaciones técnicas, gráficos de ingeniería y diseño y descripciones de productos.

De estos dos campos de intercambio de datos, el EDI es el más consolidado. Este sistema se usa en las operaciones de distribución y de producción, y en Europa sus aplicaciones están creciendo aproximadamente un quince por ciento anual (PFA, 1994). Los sistemas sofisticados de ordenación y control de existencias se basan en intercambios de EDI a través de redes de cientos de proveedores.

Muchos de estos proveedores se ven presionados por sus clientes más importantes para que implanten sistemas de EDI. A menudo, la capacidad de establecer redes de EDI es una condición previa para ser proveedor, por ejemplo, de los fabricantes de automóviles o de las grandes cadenas de supermercados. En cierto modo, los obstáculos para el establecimiento del EDI están disminuyendo, debido a la existencia de un marco bien definido de normas comunes para la transmisión de mensajes por EDI.

En el sector manufacturero, las empresas tienen necesidades de intercambio de datos que superan el EDI, por lo que muchas de ellas han tomado parte activa en el desarrollo de sistemas para el intercambio de diseño de productos y datos técnicos de ingeniería. En este campo, sin embargo, no están bien definidas las normas para la representación de datos de productos en formatos digitales. Muchas de las aplicaciones clave para el intercambio de datos de productos devengan derechos de propiedad, como es el caso de Diseño Asistido por Ordenador (CAD), Ingeniería Asistida por Ordenador (CAE), y Fabricación Asistida por Ordenador (CAM).

La mayoría de las aplicaciones de EDI pueden ejecutarse satisfactoriamente en redes de comunicación a baja velocidad, por lo que las instalaciones de telecomunicación existentes se pueden utilizar a un coste relativamente bajo. Por otra parte, los archivos con datos de productos suelen ser muy grandes, y requieren redes de comunicación con mayor velocidad pero más caras. Como consecuencia de todo esto, surgen una serie de problemas relativos a la disponibilidad y acceso a las redes. Por ejemplo, existen ya sistemas que permiten la incorporación de datos de CAD/CAM a mensajes de EDI, pero su aplicación depende de la disponibilidad de redes de alta velocidad.

Independientemente de su ejecución tecnológica, sin embargo, el comercio electrónico es principalmente una estrategia empresarial orientada al despliegue proactivo de TIC con el fin de facilitar cambios en la gestión operativa de los procesos empresariales. Así, el comercio electrónico requiere cambios en el modo en que se dirige la empresa y se organiza la producción. Una estrategia de comercio electrónico puede contribuir a crear nuevas filosofías de gestión de la producción que se traducen en modos nuevos de organización de las relaciones de la cadena de suministro. En este trabajo, destacaremos tres filosofías principales: la producción ajustada (lean production), la gestión del ciclo de vida, y las empresas ágiles.

Comercio electrónico y gestión operativa

Producción ajustada

La producción ajustada pretende reducir los recursos humanos, materiales y financieros necesarios para el proceso de producción (Womack y otros 1990).

Centrado el tema en la fabricación y el desarrollo de productos, se subraya la necesidad de establecer relaciones de trabajo cooperativas más estrechas entre ensambladores y proveedores. El método de producción ajustada se ha descrito principalmente en relación con la industria del automóvil, pero es también común a otras industrias, especialmente en el sector de los bienes de consumo no perecederos.

La filosofía just-in-time (JIT) es la esencia de la producción ajustada. La JIT es un conjunto de principios y técnicas operativas que intentan ajustar los procesos empresariales a las demandas del cliente.

La JIT pretende producir y suministrar piezas y subsistemas únicamente cuando lo solicite el cliente, eliminando así las reservas (buffers) de la línea de producción y previniendo la acumulación de existencias. Los componentes y subsistemas pueden suministrarse directamente a la línea de montaje como y cuando se necesite. La filosofía JIT se extiende desde el suministro de los componentes y submontaje, incluyendo el ensamblaje final, hasta el suministro al cliente. Como consecuencia, se reducen los inventarios en toda la cadena de suministro, y todo el sistema puede responder con más flexibilidad a los cambios del mercado. Los sistemas JIT han demostrado su eficacia para reducir el tiempo diseño-a-venta, y para aumentar la variedad de productos ofrecidos al cliente.

Generalmente se acepta que Toyota es el arquitecto de la producción ajustada. Su sistema se desarrolló en las décadas de los 50 y los 60, y no utilizó demasiado las TIC. Sin embargo, cuando otros fabricantes de automóviles empezaron a seguir el modelo de producción ajustada, se desarrollaron sistemas sofisticados de EDI para realizar la planificación y ordenación de componentes y subsistemas, y para establecer lazos de comunicación más estrechos entre proveedores y comerciantes. Así, la implantación del comercio electrónico en la producción ajustada fue como un lubricante para el sistema just-in-time. Los objetivos de la producción ajustada son cada vez más ambiciosos, por lo que el comercio electrónico está pasando de ser una simple técnica de ayuda a constituir el núcleo del sistema de gestión de la cadena de suministro. Por ejemplo, los fabricantes de coches están empezando a emplear métodos según demanda, donde un cliente después de consultar con el vendedor, elige una configuración que se transmite electrónicamente al montador del coche, quien a su vez genera el proyecto de producción para el coche y automáticamente genera y envía las peticiones necesarias de componentes y subsistemas. El cliente tendrá el coche según demanda en un par de semanas. Es imposible mantener este tipo de operación a menos que esté asistida por sistemas avanzados de TIC.

El sistema orientado a la negociación (bargain-oriented), en el que los proveedores deben competir constantemente, principalmente en cuanto al precio, en todos los contratos para conseguir un componente o submontaje nuevo, no es adecuado para la producción ajustada (Nishiguchi, 1994).

En este sistema sólo se puede lograr la coordinación mediante una estrecha cooperación dentro de la cadena de suministro. Esto favorece relaciones más estables con un grupo más pequeño de proveedores, y estos proveedores se verán cada vez más obligados a organizar sus propias cadenas de suministro de acuerdo con principios similares. El resultado es una red jerárquica, en la que el proveedor de cada nivel controla su propio grupo de proveedores (Nishiguchi, 1994).

A medida que más y más fabricantes se inclinan por el modelo de producción ajustada, resulta crucial para los proveedores (especialmente para las PYMEs) integrarse en agrupaciones. Como las estructuras de estas agrupaciones se basan en medios electrónicos, es imprescindible contar con TIC sofisticadas para entrar en el mercado.

La gestión del ciclo de vida pretende orientar todos los procesos de la empresa al desarrollo completo de un producto, desde el diseño, fabricación y mantenimiento a la puesta en servicio. La gestión del ciclo de vida se basa en las estrategias de integración de la empresa, de las que se sirven las empresas que trabajan junto con el usuario final, a lo largo de toda la cadena de suministro, en la dirección de los procesos de apoyo, diseño y fabricación. El objetivo último es conseguir que todos los actores de una cadena de suministro funcionen como si fueran una entidad única en toda la vida de un producto. Este último aspecto es el que hace diferente la gestión del ciclo de vida de otros tipos de aplicaciones del comercio electrónico.

A diferencia de otras estrategias de comercio electrónico, la gestión del ciclo de vida considera especialmente la logística de asistencia, es decir, la organización del suministro y distribución de piezas para el mantenimiento del despliegue de sistemas. Como consecuencia, la obtención de sistemas y piezas de recambio ya no constituye una serie de operaciones aisladas, sino que está fundamentada en la relación continua que mantienen los usuarios y productores a lo largo del ciclo de vida del producto. La orientación del ciclo de vida requiere la generación, intercambio y actualización de grandes reservas de datos de productos. Los archivos de datos de productos incluyen especificaciones técnicas, esquemas y descripciones de los productos y son mucho más grandes que los archivos de texto relativos al intercambio de información sobre transacciones.

Por consiguiente, la gestión del ciclo de vida exige una infraestructura de TIC muy sofisticada que supera las especificaciones de EDI. A diferencia de la producción ajustada, que es un proceso ya muy experimentado, la gestión del ciclo de vida es un concepto relativamente nuevo, y su aplicación se encuentra aún en sus etapas iniciales.

Actualmente, la iniciativa más importante de gestión del ciclo de vida es el Soporte del Ciclo de Vida de Adquisición Continua (CALS), un programa iniciado a mediados de los años 80 por el Departamento de Defensa de los EE UU.

Posteriormente, CALS se ha convertido en la piedra angular de la estrategia del comercio electrónico del Departamento de Comercio de los EE UU, y las aplicaciones de CALS se están experimentando en otros países tanto en el campo militar como en otros.

Empresas ágiles

Ya se ha hablado de las empresas ágiles en un informe anterior del IPTS (Harvey y Gavigan 1996). Lo mismo que CALS, la idea de fabricación ágil fue el resultado de un informe del Departamento de Defensa de los EE UU, encargado por el Iacocca Institute en 1991. El concepto que ofrecieron de empresa ágil presenta interesantes diferencias con las estrategias de gestión del ciclo de vida que hemos venido considerando. La agilidad incita a responder lo más rápidamente posible a las demandas del cliente, ajustándose además a un entorno de mercado turbulento. Con esta finalidad, las grandes empresas ágiles se concentran en sus competencias fundamentales y subcontratan a otras empresas las funciones restantes.

Las empresas centrales establecen relaciones específicas para cada proyecto con una red de subcontratistas. Estas relaciones se mantienen el tiempo exacto que dura cada proyecto individual. Una vez terminado el proyecto, el equipo se disgrega y se crea otro nuevo para el siguiente proyecto. La agilidad se deriva de la composición cambiante de los equipos establecidos para cada proyecto, lo que permite una adaptación más rápida a las distintas condiciones del mercado.

A diferencia de las estrategias empresariales de producción ajustada y gestión del ciclo de vida, la empresa ágil está basada en relaciones de corta duración. El proceso de desintegración vertical en el núcleo de la producción ajustada está aquí constituido por relaciones cortas con la cadena de suministro, y lo que es igualmente importante, por desintegración horizontal. En este contexto, las organizaciones pasan a ser virtuales, y todo lo que no es de su propia competencia fundamental es objeto de subcontratación (Baker, 1996). El concepto de empresa ágil exige un cambio radical en la organización de la producción. Este cambio requiere sistemas de comunicación rápidos y fiables que enlacen las múltiples y variadas unidades de la organización virtual.

Comercio electrónico y organización industrial: consecuencias para los proveedores

Todas las estrategias descritas antes anuncian cambios en la organización industrial, facilitados por la aplicación de sistemas de TIC. Sin embargo, no hay casi consenso sobre la forma que tomarán dichos cambios. En muchos sentidos, la producción ajustada y la gestión del ciclo de vida no son compatibles con las estrategias de fabricación flexible. La primera gira en torno al establecimiento de relaciones estables cliente-proveedor a lo largo de toda la cadena de suministro, mientras que el segundo se basa en la flexibilidad y las relaciones cortas.

Algunos analistas de empresas ven la fabricación flexible como un primer peldaño en la evolución hacia medios más flexibles de fabricación, argumentando que reemplazará a la producción ajustada que a su vez ha reemplazado a la producción en serie (Baker, 1996; Harvey y Gavigan, 1996). Es, sin embargo, objeto de debate saber si todas las industrias seguirán tal evolución lineal. Hay evidencia de que las estructuras empresariales de los diferentes sectores industriales requieren enfoques diferentes de organización industrial y del modo de aplicación de las estrategias de comercio electrónico. Es probable que coexista la empresa ágil, la producción ajustada y la gestión del ciclo de vida con sectores y grupos diferentes, con estrategias distintas.

En cualquier caso, las tres estrategias están cambiando en profundidad el modo en que los clientes, distribuidores y productores se relacionan con sus proveedores. Todas estas estrategias comparten el requisito de que todos los actores del mercado tendrán que actuar en algún entorno del comercio electrónico. Esto puede representar ciertas ventajas. Un amplio despliegue del comercio electrónico puede rebajar considerablemente los costes de las transacciones a lo largo de la cadena de suministro y pueden disminuir los costes de acceso a mercados lejanos. El comercio electrónico puede brindar nuevas oportunidades a empresas de regiones menos favorecidas al reducir en gran manera algunos de los efectos negativos de la distancia geográfica a los principales centros industriales.

Sin embargo, hay una serie de impedimentos importantes que dificultan el aprovechamiento de oportunidades allí donde la difusión de las TIC está retrasada, como sucede en la mayoría de las regiones menos favorecidas de la Unión Europea.

Las empresas pueden encontrarse en inferioridad de condiciones al tratar de cumplir los requisitos técnicos del comercio electrónico. Las regiones menos favorecidas pueden también contar con una infraestructura de telecomunicaciones inadecuada que sea incapaz de proporcionar las condiciones de velocidad y fiabilidad exigidas por las avanzadas instalaciones del comercio electrónico. Incluso aunque existan servicios basados en las infraestructuras necesarias, las tarifas de acceso a dichos servicios pueden variar drásticamente de un país a otro. En todas las regiones, las empresas que carecen de los niveles adecuados de capacitación básica en TIC pueden sentirse presionadas por las cláusulas de grandes contratos a la hora de instalar sistemas de TIC que sin duda restringirán sus posibilidades tecnológicas futuras. Muchas PYMEs no conocen bien las TIC ni los desarrollos de comercio electrónico que están teniendo lugar en las cadenas de suministro para sus productos o servicios.

Con el fin de beneficiarse de las nuevas formas de organización industrial promovidas por el comercio electrónico o bien simplemente para sobrevivir al cambio, las empresas deben llegar a ser expertas en el uso de las tecnologías del comercio electrónico.

La velocidad con la que tengan que aprender dependerá de su sector industrial y de los grupos de proveedores involucrados, pero casi ninguna operación industrial quedará intacta.

Implicaciones políticas

El comercio electrónico está cambiando gradualmente las formas de organización industrial, y por tanto es fundamental para la innovación organizativa. El éxito de las empresas ya establecidas y de las nuevas dependerá cada vez más de la facilidad con la que utilicen las conexiones electrónicas con los proveedores y los clientes. Esta condición tendrá implicaciones especiales para las PYMEs.

Aunque representan un alto porcentaje de la actividad económica y con toda seguridad se verán involucradas en este proceso, la mayoría de ellas se convertirán en seguidores tecnológicos más que en líderes [1].

Básicamente, existen dos áreas principales de acción política. La primera consiste en garantizar la equidad en el acceso. El comercio electrónico puede abrir mercados a nuevos actores, pero también puede imponer barreras nuevas para entrar. La tarea de los responsables de la política pública es observar los desarrollos del comercio electrónico y garantizar que el acceso al mercado no se vea afectado negativamente por las prácticas organizativas nuevas, las normas de propiedad, las diferencias regionales en el acceso a los servicios en red, especialmente en cuanto a la diferencia de precios. Todos son factores que pueden restringir drásticamente la participación en el comercio electrónico. La segunda área de acción política consiste en tratar las asimetrías como información sobre el comercio electrónico disponible para los diferentes participantes potenciales en el mercado. En particular, las campañas de información y difusión son necesarias para alertar a las PYMEs sobre los cambios inminentes.

Las PYMEs deberían conocer la naturaleza del comercio electrónico, la extensión de su desarrollo mundial y los problemas que probablemente se les plantearán cuando implanten los sistemas. Se deben tomar precauciones para no contaminarse con la propaganda excesiva que ha rodeado la difusión de las tecnologías reales o potenciales del comercio electrónico. El exagerar los beneficios de la tecnología o el hacer estimaciones muy optimistas sobre la velocidad de difusión puede ser contraproducente y potenciar el escepticismo. Los responsables de la política deberían preocuparse menos de promocionar las aproximaciones específicas al comercio electrónico, y preocuparse más de suministrar información imparcial, de modo que las empresas puedan tomar decisiones documentadas.

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