Los Colegios Mayores: presente y futuro

AutorIsaías Díez del Rio
CargoEx Director del Colegio Mayor Universitario Mendel Madrid
Páginas621-667

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Los Colegios Mayores Universitarios son, nunca mejor dicho, «toda una institución» dentro del panorama universitario español. Desde su nacimiento -siglo XIV- hasta el término de su apogeo -finales del XVII-, fueron la institución universitaria ligada a la Universidad socialmente más prestigiosa, significativa y relevante. Desde el siglo XVII, sin embargo, comenzaron un continuo declinar que, con raras excepciones y tras muchos avatares, no cesó hasta la contienda civil de 1936. Al término de ésta volvieron a resurgir con fuerza (1943), iniciando una nueva andadura, en un rápido proceso siempre ascendente, hasta que la trayectoria se interrumpió, definitivamente, durante el conocido Período de la Transición, proceso histórico éste del que, como es de todos sabido, salieron radicalmente cambiados todos los órdenes de la realidad española, incluida la realidad de los Colegios Mayores. ¿Cuál es la realidad de estas Instituciones en la actualidad? A despejar este interrogante quieren contribuir, en la medida de lo posible, las reflexiones que siguen.

I El Colegio Mayor y la Universidad

Un Colegio Mayor no es, ciertamente, en su configuración actual, un «College» inglés, lugar donde, al mismo tiempo que se vive, se enseña y se imparten oficialmente grados académicos. No es tampoco -en su ideario, al menos- una mera Residencia Universitaria. Es una «realidad intermedia» entre College y Residencia. Este «ser-algo-intermedio», impreciso y vago -sobre todo en y a partir de la LRU de 1983-, que es lo que debe conferir a la Institución su particular idiosincrasia o identidad, es, al mismo tiempo, lo que le crea -precisamente por esa su imprecisión- una situación proclive a suscitar constantemente el problema de su identidad. Pues toda su problemática se deriva y reduce a no tener una identidad de contornos nítidamente definidos en los últimos pronunciamientos legislativos. Page 622 Porque ¿cuál es la propia identidad de esta Institución universitaria, sobre todo a partir de la LRU?

A juzgar por la legislación vigente, que los define como Órganos integrados en el Órgano superior de la Universidad, es lógico pensar que la propia identidad de los Colegios Mayores debe dimanar de y definirse en razón de la identidad de la propia Universidad; es decir, es razonable pensar que los objetivos concretos de los Colegios Mayores deben estar englobados e integrados en los objetivos asignados por la sociedad a la misma Universidad. Pero ¿cuáles son los objetivos que, según la legislación pertinente, directa y cumplidamente aborda o debe abordar la Universidad, y cuáles otros los que deben ser directamente acometidos, como objetivos específicos suyos, por los Colegios Mayores?

Dejando aparte, para abordar más adelante, la suscitada problemática sobre la misión u objetivos a alcanzar, vamos a intentar señalar brevemente aquí la importancia que los Colegios Mayores tienen y debieran tener para la Universidad y, consiguientemente, también para la sociedad. Y lo vamos a hacer teniendo por punto de referencia lo que está pasando en el extranjero con las Residencias Universitarias desde mediados del siglo pasado.

Considerando a los Colegios Mayores en su más mínima expresión de residencias universitarias -que, aun en la peor de las apreciaciones, son algo más, como luego se tratará de justificar-, por necesidad la Universidad española habrá de reconocerles las mismas virtualidades formativas que las Universidades extranjeras asignan y reconocen a sus residencias de estudiantes. Pues bien, en una época no muy lejana (década de los 70), por circunstancias políticas a nivel nacional de todos conocidas, a los Colegios Mayores no les fue reconocido ni ese mínimo grado de potencialidad y capacitación formativa. Y, desde entonces, ya no han vuelto a recuperar, en este sentido, su prestigio, ni a estar, por distintas motivaciones, justamente valorados por nuestra Universidad ni por la sociedad.

Este poco aprecio o desvaloración de los Colegios Mayores por parte de la Universidad española contrasta, por cierto, con el aprecio que las Universidades extranjeras tienen de sus Residencias Universitarias. Las Universidades europeas han estado dando, precisamente a partir de la década de los años 70, una importancia singular a sus residencias para estudiantes. En Alemania, por ejemplo, donde antes de la Segunda Guerra Mundial las residencias universitarias apenas Page 623 tenían significación alguna, «en el período de la postguerra las residencias para estudiantes alcanzaron tal grado de estructuración que han pasado a ocupar un lugar destacado en la vida de la Universidad». En inglaterra, por citar otro ejemplo, también a partir de esa misma época, «simultáneamente a la ampliación de las universidades, se desarrolla un extenso programa para la construcción de residencias estudiantiles, «halls of residence», a las que se concede una importancia excepcional».

¿Cuáles han sido las causas que han motivado el aprecio y estimulado el desarrollo de las residencias de estudiantes en las Universidades europeas a partir de la Segunda Guerra Mundial? Paulhans Peters, autor de las referencias precedentes y de otras que vendrán a continuación (cfr. Residencias colectivas, Gustavo Gili, Barcelona 1973), nos ofrece las siguientes causas: «En primer lugar, la creciente dificultad que los estudiantes tienen para encontrar dónde vivir, al ser tan reducidas las viviendas sociales de nueva construcción que no permiten el alquiler de habitaciones. En segundo lugar, el notable crecimiento de la población estudiantil. No obstante, los motivos básicos del aumento de las residencias estudiantiles deben buscarse dentro de otras consideraciones. Muchos de los estudiantes, especialmente los más jóvenes, encuentran particularmente duro el medio de vida en que se desenvuelven. Su ambiente y compañía actuales, sobre todo hacia el término de los estudios y posteriormente, ya no son como los de la época escolar en casa. Además, ni la Universidad ni los estudios científicos les harán sentirse en su hogar. En tal situación muchos tratan de recrear éste en una nueva vivienda. Las residencias estudiantiles ofrecen a los estudiantes adecuadas posibilidades para un especial y personal desenvolvimiento que logran en contacto con estudiantes de su mismo nivel o de un nivel superior. La conformación de los pequeños grupos con idénticos intereses, organizados libre y espontáneamente, ofrecen una apetecible compensación a las condiciones de trabajo frecuentemente difíciles e insuficientes en las actuales universidades masificadas. Estos hogares ejercen también una poderosa atracción al dar ocasión de desarrollo de una vida en continuidad académica abierta a todos los experimentos».

Esa concienciación que las Universidades europeas han tenido y siguen teniendo de la necesidad e importancia de las residencias universitarias, ya la tuvo nuestro maestro Ramón y Cajal a finales del siglo XIX con respecto a la Universidad española. En el año 1894, a Page 624 su regreso de un viaje científico a Londres, Oxford y Cambridge, escribió en sus Memorias: «Impresionóme también penosamente el ver a nuestros estudiantes aislados, sin espíritu corporativo, desperdigados en ruines, insalubres y sórdidas casas de huéspedes, y entregados a una libertad muy parecida al abandono; y a los profesores mismos, encastillados en sus cátedras como lechuzas en campanario, desconociéndose entre sí y ajenos por completo a los nobles anhelos de una colaboración orgánica, como si no formaran parte de un mismo cuerpo ni conspiraran al mismo fin». ¿Cuál sería hoy el juicio de nuestro universal histólogo al ver que uno, por lo menos, de los motivos de sus penas ha sido eliminado de la Universidad española gracias, en gran parte, a los Colegios Mayores?

Las impugnaciones más frecuentes que desde la década de los 70 se han venido haciendo a los Colegios Mayores son: su confort material y su deficiente labor formativa. Por lo que respecta al confort material, puede afirmarse -teniendo también aquí a Europa como punto de referencia- que nuestros Colegios Mayores se mueven, en cuanto a confort, en la «línea europea» de las Residencias Universitarias; es más, en general, actualmente la mayoría de ellos están por debajo del nivel europeo en lujo y comodidad . «El tipo de residencia para estudiantes en Europa -vuelvo a citar a P. Peters- ha evolucionado hoy desde el "hogar juvenil perfeccionado", hasta una Art Boarding-Haus y se aproxima, en lo que a confort y acondicionamiento se refiere, cada vez más al hotel». La queja, por eso, sobre el confort ha desaparecido completamente en la actualidad, pues dado el nivel de desarrollo alcanzado por la sociedad española, el confort de los Colegios Mayores ha quedado incluso por debajo de la demanda de esta sociedad y de lo que hoy se estila por Europa y, en general, en el mundo desarrollado occidental. Hoy, de haber quejas en este sentido, es precisamente por lo contrario, por la falta en muchos de ellos de ciertas comodidades elementales, que hoy se consideran ya imprescindibles para una residencia digna.

La acusación más corriente y razonable, y el lamento también de las propias Direcciones de ayer y de hoy, es la ineficacia de los Colegios Mayores en su función formativo-educativa, a juzgar por los resultados obtenidos de los proyectos educativos diseñados para ellos por la Ley. Advirtiendo, nuevamente, que los Colegios Mayores, a pesar de todas sus deficiencias, son algo más que lo que hasta la fecha han venido llamándose residencias universitarias, pensamos que lo menos que debe...

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