Clonación

AutorMiguel Angel Ramiro Avilés
Cargo del AutorUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas107-144

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-¡Homunculus! (exclamé) El sueño de los alquimistas medievales* (Stanislaw Lem, Diarios de las estrellas)

Introducción

Un ‘clon’ es la copia genética exacta de una molécula, célula, planta, animal o ser humano. Cuando el proceso por el que se obtiene esa copia genéticamente exacta es natural, esto es, se produce sin que intervenga el ingenio humano, como ocurre en el caso del nacimiento de gemelos univitelinos, no se plantean dilemas morales o problemas jurídicos que hayan de resolverse. El desamparo en el que en ciertas ocasiones nos Page 108encontramos ante las fuerzas de la naturaleza, la falta muchas veces de previsibilidad de dichos acontecimientos, la ausencia absoluta de responsabilidad por los resultados acaecidos hacen que preguntarnos por la justicia o injusticia de dichos acontecimientos carezca de sentido. En cambio, cuando el proceso de obtención del clon se produce artificialmente y de manera intencionada por el ser humano, entonces los dilemas y los problemas aparecen, y las preguntas acerca de la justicia o injusticia cobran todo su sentido. ¿Está justificada la producción de alimentos transgénicos?; ¿es admisible éticamente la clonación de animales?; ¿qué tipo de control jurídico debe establecerse para evitar los daños a terceras personas que la clonación humana pueda producir?

Como señala la National Bioethics Advisory Commission (NBAC), los problemas éticos surgen de la transformación que sufre la reproducción ya que en la clonación por transplante nuclear -hay un solo ‘progenitor’ genético, a diferencia de la reproducción sexual, en la que se forma un organismo nuevo cuando el material genético del óvulo y del espermatozoide se fusionan- (2000, p. 40)1. Esta transformación en el proceso reproductivo actuará como el detonante de una serie de cambios sociales que directa o indirectamente afectarán a la que se considera una sacrosanta institución: la familia2. Avances Page 109científicos y tecnológicos, como el de la clonación por transferencia nuclear, que se han ido produciendo en el campo de la genética humana, especialmente desde que Ian Wilmut publicase en la revista Nature los resultados de la investigación que le llevó a la clonación de la oveja ‘Dolly’, han dado lugar a un encendido debate sobre la necesidad de controlar este campo del conocimiento. El miedo a los riesgos que conlleva una ciencia fuera de control hace que no podamos disfrutar sin más de los avances y mejores que se prometen. Posiblemente estemos a la defensiva como resultado de la experiencia histórica, porque demasiadas cosas con la ciencia ya han ido mal.

En el debate en torno a los avances científicos, en el que la clonación tiene actualmente un puesto principal, se han enfrentado la postura de aquellas personas que piensan que hay algunas cosas que no sólo no deberíamos hacer sino que ni siquiera deberíamos saber cómo hacerlas y la postura de aquellas personas que piensan que no puede congelarse el desarrollo de la ciencia y la tecnología pues se privaría a la sociedad de bienes desconocidos pero imaginables (GARZÓN VALDÉS, 1999, pp. 44 y 59)3. En dicho enfrentamiento se han aportado una serie de argumentos que pueden agruparse en clonoficciones y clonorazones (GARRIDO, 1998, pp. 13-20). Los primeros argumentos, las clonoficciones, se posicionan a favor o en contra de la clonación de seres humanos imaginando las Page 110posibles consecuencias positivas y negativas que el desarrollo de este tipo de clonación podrían tener. Así, la clonación de seres humanos o la existencia de dobles se convierten para bien o para mal en el argumento de descripciones de sociedades o de situaciones en las que se ha alcanzado tal nivel de conocimiento que es posible realizar la clonación reproductiva de seres humanos. Por su parte, las clonorazones presentan argumentos formales basados en una serie de axiomas acerca de la naturaleza humana, del hombre y de la sociedad, y sobre ellos se construye la postura a favor o en contra de la clonación reproductiva. Aunque pueda parecer lo contrario, ambos tipos de argumentos son necesarios e interesantes y, como señala Manuel Garrido, -la exploración imaginativa puede ser no menos útil que el análisis racional- (1998, p. 19), principalmente porque en ella se representa un mundo en marcha, tan complejo como el real y dotado de una vida verosímil, lo cual le permite explicar los argumentos teóricos mediante la demostración (Cfr. RAMIRO AVILÉS, 2000, pp. 61-65). Como afirman Martha Nussbaum y Cass Sunstein, debemos sentir -la necesidad de ficción y fantasía, de trazarnos algunos futuros alternativos con la flexibilidad y precisión de la imaginación- (2000, p. 25).

En general, ya se trate de clonoficciones o de clonorazones, la valoración que tiene la clonación artificial destinada a la reproducción de seres humanos es, como veremos, muy negativa lo cual irremediablemente afectará al tipo de control jurídico que se quiera imponer y retroalimenta los prejuicios contra la misma, demostrándose, como señala Wendy Doniger, que las clonoficciones alimentan a las clonorazones (2000, p. 117). La imaginación se usa como instrumento para paralizar los cambios sociales ya que se visualiza el peor escenario posible y se saca como consecuencia la prohibición de determinados comportamientos o actividades.

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Clonoficciones: la clonación en la cultura popular

El informe Percepción Social de la Biotecnología subraya el miedo que en la sociedad española existe hacia la biotecnología al señalar que se han producido -reacciones de desconfianza y temor más o menos justificadas- y que existe -una preocupación social importante- frente a los avances de la biotecnología (2001, pp. 23 y 25). En concreto, en el ámbito de la clonación, podría decirse que la inmensa mayoría de la sociedad creería que puede llegar a producirse un bebé o muchos bebés que serían idénticos a una persona ya existente. Si hiciésemos un barrido de las noticias que han publicado los medios de comunicación que se refieren al tema de la clonación, podríamos observar cómo el miedo y la desconfianza priman sobre la esperanza cuando se trata ese tema, en especial cuando se refieren a la clonación reproductiva4. Creo que puede afirmarse que dicho miedo y desconfianza es fruto de una serie de imágenes simplificadas y distorsionadas sobre la investigación científica y de las aplicaciones tecnológicas en general. Los conocimientos científicos se simplifican hasta el punto de creer que -los genes de una persona tienen una relación simple con los rasgos físicos y psicológicos que componen a ese individuo [olvidando que] aunque los genes desempeñan un papel esencial en la formación de características físicas y de conducta, cada individuo es de hecho el resultado de una compleja interacción entre sus genes y el entorno en el que se desarrollan- (NBAC, 2000, p. 48). De tal forma se explicaría la reacción negativa que la investigación biotecnológica ha tenido en todos los niveles y las disposiciones normativas que tratan de prohibirla. De igual modo, este miedo muestra que Page 112las innovaciones científicas y sus aplicaciones tecnológicas no siempre se evalúan positivamente, como factores de progreso o mejora social, sino que pueden llegar a ser considerados como peligrosos para la estabilidad o identidad de la sociedad, como subversivos del orden (político, religioso, económico) establecido (EURICH, 1967, p. 67).

En un trabajo que lleva por título El sexo y el clon mitológico, Wendy Doniger explica el proceso de cómo se han ido gestando en la cultura occidental las clonoficciones negativas más recurrentes. Algunas de éstas son la falta de identidad personal, la rebelión, el suplantamiento de identidad, el sacrificio, la creación de monstruos y el dimorfismo social. Dicho proceso se dividiría en dos etapas que se diferencian por el hecho de que unas clonoficciones, entre las que se incluirían libros como Frankenstein, El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde, La isla del doctor Moreau y Drácula, tienen en común que son una reacción frente a avances científicos concretos, mientras que otras clonoficciones, entre las que incluirían obras tan alejadas en el tiempo entre si como Knyegetika y Diarios de las Estrellas, tienen como temas recurrentes de reflexión la eugenesia y la eliminación de la individualidad. Las primeras podrían llamarse clonoficciones modernas y clonoficciones premodernas las segundas (2000, pp. 117-118). La valoración negativa que está presente en ambas se debe a que, en su opinión, -aunque la ciencia no ha aprendido hasta hace poco a producir clones en la realidad, la mitología ha imaginado durante milenios que era posible producir dobles mediante la antigua contrapartida de la ciencia (la magia( y la ha considerado generalmente una idea asquerosa- (2000, p. 117). Ya sea porque se considere que científicamente es posible realizar el proceso de clonación humana o porque se obtenga el clon o el doble de forma mágica, existe una -sensación visceral de que no debería haber dos formas idénticas de nada, especialmente de mí- (2000, p. 127).

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Parece ser que esta historia se inicia con Knyegetika, una obra atribuida a Olpiano, o con Ginecología de Sorano, cuando en ambas se recomienda que durante la copulación o la monta, se vean, se muestren o se piense en bellos modelos para influir en el embrión, obteniendo de ese modo copias de la estirpe deseada (DONIGER, 2000, p. 120). Esta valoración positiva de la clonación, entendida como un procedimiento eugenésico de mejora de la especie, sólo se mantendrá en los animales ya que muy pronto la clonación de seres humanos trastocará su valoración hacia lo negativo. Dicho cambio se debió a que se extendió la idea de que el hombre no podía controlar los pensamientos de la mujer durante la unión...

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