El cambio climático: Análisis científico y jurídico del problema de la emisión de gases de efecto invernadero.

AutorMaría Teresa Carballeira Rivera.
CargoProfesora Titular de Derecho Administrativo. Universidad de Santiago de Compostela.
  1. INTRODUCCION

    Constituye el objetivo principal de este trabajo analizar el entorno jurídico y científico de un tema medioambiental que ha adquirido especial protagonismo a raíz de la Cumbre de Río de Janeiro de 1992: el cambio climático. Se trata de un problema revelado por el mundo científico a los poderes públicos gracias a los avances telemáticos incorporados a este campo. La difusión de estos conocimientos dio lugar a un movimiento social de concienciación que trajo como resultado la inclusión del tema en los foros internacionales de debate tales como la Organización de Naciones Unidas, la Organización Meteorológica Mundial o la Unión Europea. A partir de ese momento, adquirirá una dimensión jurídica y política que muy pronto se hará patente en la elaboración y aprobación de la Convención Marco sobre cambio climático, primer documento normativo sobre la materia.

    Para la exposición, hemos echado mano de dos vertientes de análisis. Una, puramente científica, que toma como referencia el esfuerzo investigador y experimental de los expertos mundiales durante largos años. Ella nos permitirá conocer el significado y alcance del calentamiento global de la tierra y las consecuencias medioambientales previstas a medio y largo plazo. Y otra, de corte jurídico, en la que analizaremos el calado que tal materia ha tenido en el sentir político internacional, los avances y las expectativas jurídicas de futuro que se ciernen sobre la contaminación por emisión de gases de efecto invernadero y la respuesta dada al mismo por el Derecho y las distintas instituciones públicas. Igualmente y de forma especial, se abordarán las iniciativas auspiciadas por la Unión Europea y, muy sentidamente por la Comisión, en dicho sector medioambiental así como la repercusión de este y otros aspectos en la confección de las políticas públicas y el Derecho interno español.

  2. PERSPECTIVA CIENTIFICA

    1. CONCEPTO

      Efecto invernadero

      , «calentamiento global» o «cambio climático» son expresiones acuñadas por la ciencia experimental para designar un proceso degradativo multidimensional que afecta a la capa terrestre y trae causa en la emisión de determinadas sustancias gaseosas. Se trata de un fenómeno físico natural y necesario para la vida planetaria del que sólo derivan nefastas consecuencias cuando se alteran los términos de la ecuación.

      El efecto invernadero ocurre con ocasión de la retención por determinados gases atmosféricos de las radiaciones solares infrarrojas y su posterior reflexión hacia la capa de la tierra. Tales gases atrapan en la atmósfera el calor desprendido por la superficie de la tierra como consecuencia de las radiaciones solares y actúan a modo de cubierta aislante o, dicho de otro modo, de cristal de invernadero, reflejándolos nuevamente hacia ésta. Cuando la concentración de este tipo de gases es excesiva, el efecto benéfico se trasmuta en una suerte de perjuicios como son la elevación de la temperatura de la atmósfera, el calentamiento de la superficie terrestre y, por derivación, una aceleración del cambio climático.

      Pero vayamos por partes. Para su correcta comprensión, habrá que proceder al análisis de dos órdenes de cuestiones. En primer lugar, identificar aquellos compuestos gaseosos productores de este efecto natural y evaluar el nivel de interferencia que ejercen sobre el sistema climático. Y, en segundo lugar, efectuar un examen de las fuentes generadoras, sus características y las consecuencias que de éstas se derivan sobre el medio ambiente físico.

    2. GASES DE EFECTO INVERNADERO Y FUENTES GENERADORAS

      No todos los gases atmosféricos tienen la capacidad de generar este proceso. Sólo determinadas sustancias pueden provocar el efecto invernadero y su grado de incidencia correrá en proporción directa al volumen de su concentración. Dentro de este grupo, hay que distinguir los compuestos que tienen su origen en ciclos naturales, entre los que destaca, por su abundancia, el vapor de agua, y aquellos otros originados de forma espontánea o consentida por la acción del hombre, es decir, de carácter antropogénico. En esta categoría deben incluirse el dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido de nitrógeno (NO2), ozono (O3) y los clorofluorcarbonos (CFCs) (Ref. ).

      Para un amplio sector científico, la acumulación de dióxido de carbono en la armósfera terrestre es la primera causa del efecto invernadero. De hecho, las estadísticas señalan que el 50 por 100 de la responsabilidad del cambio climático recae en las emisiones de este compuesto mientras que para el metano y óxido de nitrógeno se cifran en el 18 por 100 y 6 por 100 respectivamente. Se ha calculado que cada año se inyectan aproximadamente 6 billones de toneladas de carbono en la atmósfera, procedentes en su mayoría de fuentes antropogénicas y las concentraciones de dióxido de carbono se cifran en más de 350 partes por millón.

      En cuanto a las fuentes generadoras, la actividad humana es la principal causa de alteración de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera (Ref. ). Entre las fuentes antropogénicas liberadoras de este tipo de gases, principalmente de dióxido de carbono y óxido nitroso, deben incluirse los procesos de combustión (singularmente madera, carbón y combustibles fósiles), el uso de determinados productos químicos en la industria y agricultura, la deforestación y ciertas actividades de explotación agrícolas y ganadera como el cultivo de arroz, la quema de biomasa o la generación de estiércoles orgánicos, responsables estos últimos de las emanaciones de metano.

      Respecto de los factores que propician el auge de estas fuentes deben destacarse, por orden de importancia, el progreso industrial apoyado sobre tecnologías y fuentes energéticas contaminantes, el tráfico de vehículos -cuyo incremento a medio plazo se estima en un 30 por 100 respecto del actual-, la difusión de los sistemas de calefacción doméstica basadas en el consumo de energías fósiles y el aumento de los espacios urbanizados (Ref. ).

    3. CONSECUENCIAS MEDIOAMBIENTALES DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

      Según las previsiones científicas, las concentraciones de gases de efecto invernadero causarán un aumento medio de la temperatura global terrestre de 0, 2 a 0, 3 ºC cada década; esto es, de 2 a 5 ºC al final del próximo siglo. Dicho incremento llevará aparejado un enorme potencial de transformación de los elementos naturales. En efecto, los estudios más recientes no dudan en afirmar que incidirá de forma inmediata sobre la temperatura del mar causando el derretimiento de los glaciares y casquetes polares. Curiosamente, el descubrimiento en 1995 de un gigantesco iceberg desprendido del glaciar de Larsen, en la Antártida, corrobora, a juicio de los científicos, la fiabilidad de tales predicciones al tiempo que constata de forma inequívoca el recalentamiento del planeta. Por su parte, la desintegración de los bancos de hielo provocará un considerable aumento del nivel del mar. Los datos actuales hacen prever un aumento superior a 20 centímetros en el nivel de las aguas marítimas para el año 2020 y de casi un metro a finales de ese siglo (Ref. ).

      Trasladando esta fenomenología a la realidad actual se deduce fácilmente que los casi cerca de 10 billones de personas que viven a menos de un metro sobre el nivel del mar (países insulares del Indico, Pacífico y Caribe, determinadas áreas de Bangladesh, Egipto, Vietnam, Países Bajos, etc. ) podrían verse inmediata y directamente afectadas por tal proceso. A modo de ejemplo, se estima que el aumento del volumen de agua supondría, respecto de Egipto, la sumersión en el océano de más de un 15 por 100 de su territorio. Asimismo, dichos cambios se traducirían en graves perjuicios para las especies marinas dado que al menos las dos terceras partes de las reservas pesqueras del mundo dependen, para su superviviencia, de las tierras bajas costeras.

      Por otro lado, el decrecimiento de la humedad del suelo debido al calentamiento global de la tierra provocará igualmente consecuencias negativas en su productividad. Según se ha podido constatar científicamente, aunque los niveles de precipitación se mantuviesen idénticos a los actuales, bastaría el aumento de dos grados de la temperatura terrestre para provocar la reducción de la producción de la cosecha mundial en un 10 por 100.

      Ni que decir tiene que esta deshumidificación acarreará también una notable mengua de las tierras fértiles a la que acompañaría un progresivo aumento de la erosión del suelo. Se acrecentarían las zonas áridas y semiáridas del planeta -que ya representan el 36 por 100 de la superficie terrestre y se concentran básicamente en el continente africano- y se desembocaría irremisiblemente en un imparable proceso de desertización. El índice de extinción de especies vegetales y animales se incrementaría notablemente debido a su incapacidad de adaptación a los cambios climáticos en esos cortos períodos de tiempo y, además, la posibilidad de transmisión de enfermedades aumentaría ostensiblemente.

      En síntesis, pues, las alteraciones del medio físico ocasionadas por la emisión desproporcionada de estas sustancias se concretan, a juicio de los expertos, en los siguientes aspectos: fluctuaciones de temperatura, cambios de niveles y frecuencias de precipitación, aumento del nivel del mar, desertización y extinción de especies.

    4. LA DIMENSION ECONOMICA DEL PROBLEMA

      Pero este problema tiene otras vertientes que van más allá de lo puramente físico. Existe una peculiaridad añadida la que otorga una dimensión económica al calentamiento global. Los países industrializados son los responsables de aproximadamente las tres cuartas partes de las emisiones de dióxido de carbono del planeta, correspondiendo a Estados Unidos la cuarta parte del total, seguido de los países europeos (singularmente Rusia, Alemania, Reino Unido e Italia) que emiten a la atmósfera anualmente más de 600 millones de toneladas de carbono. Los países en vías de...

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