Claros y oscuros del modelo profesional

AutorFrancesc Guillén Lasierra
Páginas105-115

Page 105

Es evidente que el modelo profesional de policía ha hecho contribuciones notables y positivas a la función policial, que se han destacado sobradamente hasta aquí. Sin lugar a dudas ha servido para alejar a la policía de la utilización partidista, para dignificar la profesión y dotarla de parámetros más objetivos de actuación, así como para intentar establecer las bases de una ciencia policial.

Trojanowicz y Bucqueroux (1990), que no son unos defensores de este modelo, reconocen que ha realizado una contribución notoria a la profesionalización de la policía. citan datos de una encuesta del FBI llevada a cabo el año 1982 que indicaba que casi un 80% de los policías tenían algún tipo de formación universitaria, aunque fuera accesoria o de corta duración y que en todo el país había, en aquel año, alrededor de 670 centros de formación policial, cosa que contrastaba con la situación a principios del siglo XX cuando Vollmer impulsó lo que en aquellos momentos constituía un nuevo modelo, que ha contribuido a que los profesionales de la policía dejen de actuar como unos sicarios a las órdenes de la autoridad de turno sin importar lo cuestionables y arbitrarias que aquellas fueran. Se han creado perfiles profesionales que son utilizados en procesos de selección mínimamente objetivos y ha contribuido a crear una cierta ciencia policial49. Posiblemente ésta haya sido la contribución más clara del modelo profesional de policía, que directa o indirectamente ha favorecido la aplicación de criterios científicos en el ámbito policial y de la seguridad, incluso en aquellos lugares que no han seguido el modelo de manera directa o integral. una consecuencia bastante clara de considerar la policía como una profesión, con unas bases científicas y

Page 106

metodológicas como la medicina o la arquitectura, es que ha puesto sobre la mesa la necesidad de hacer investigación empírica sobre los fenómenos asociados con los campos de actuación de la profesión así como sobre la efectividad de las diversas estrategias y procedimientos utilizados por la policía. Las actividades de la Police Foundation financiando investigaciones empíricas sobre la eficacia de las estrategias y metodologías policiales constituyen un buen ejemplo50.

Precisamente este anhelo científico, de empirismo, ha promovido los estudios sobre la policía y, curiosamente, los resultados de algunas de estas investigaciones han puesto en la picota una buena parte de los postulados del profesionalismo. De entrada, la investigación más acreditada ha puesto de relieve la escasa influencia de la actuación policial en las tasas de delincuencia y en la prevención del delito (Guillén, 2012; Medina, 2011; Newburn, 2007; reiner, 2000; Wilson, 1968). Esta constatación ha constituido un duro golpe al modelo, ya que lo ha dejado sin misión fundamental, o, dicho de otra manera, ante la imposibilidad de cumplir con ella. La investigación criminológica ha evidenciado de manera unánime como la delincuencia depende de factores múltiples que escapan ampliamente a la capacidad de acción de la policía, entre los cuáles se encuentran aspectos personales, comunitarios y sociales (Medina, 2011), como, por otra parte, se ha citado que ya había anunciado el mismo Vollmer.

Los primeros experimentos empíricos promovidos por la voluntad científica del modelo (bajo los auspicios de la citada Police Foundation) sobre la eficacia de los distintos tipos de patrulla también constituyeron reveses considerables a otros planteamientos centrales del modelo. así, el experimento de Kansas city a principios de los años 70 (Guillén, 2012; Kelling, Pate, Dieckman, y Brown, 1974), demostró, entre otras cosas, que la velocidad de la respuesta policial tenía una incidencia más bien escasa en la persecución y resolución de los delitos, que las patrullas motorizadas aleatorias no tenían incidencia en los niveles de delincuencia y que los agentes dedicaban la mayor parte de su tiempo a la espera de acontecimientos y órdenes, encerrados en sus magníficos vehículos, sin hacer absolutamente nada. La velocidad de respuesta sólo resultaba significativa si la policía podía personarse en el lugar del delito entre uno y dos minutos después de que el incidente o delito tuviera lugar, circunstancia que no se daba prácticamente nunca, ya que las víctimas u otras personas que informaban a la policía sobre los mismos, tardaban un promedio de veinte minutos en llamar a la policía para poder en su conocimiento los hechos. Por muy veloz que fuera la

Page 107

policía en su respuesta, las posibilidades de aprehensión del autor de los hechos eran nulas en la inmensa mayoría de los casos (Medina, 2011). Por otra parte, los ciudadanos más que desear una respuesta inmediata lo que querían es tener una expectativa cierta del intervalo de tiempo en que se produciría la respuesta. Pero el hecho de que la policía se presentara inmediatamente no aumentaba su satisfacción, porque el delito ya hacía tiempo que había tenido lugar y la pronta presencia policial no mejoraba las cosas sustancialmente.

Sin embargo, el modelo profesional resistió el envite y siguió insistiendo en las bondades de la tecnificación y la motorización, criticando la metodología, quizás no muy afinada, del experimento de Kansas city (Medina, 2011). De hecho, cuando, pocos años después, se lleva a cabo el experimento de patrullas a pie en la ciudad de Newark y otras del estado de Nueva Jersey (Guillén, 2012; Kelling et al., 1981), se realiza por imperativo del parlamento del estado, pero contra la opinión generalizada de los dirigentes policiales que consideraban los experimentos una frivolidad propia de unos políticos ignorantes en materia de policía y seguridad. Nada bueno podía surgir del retorno a la patrulla a pie propia de épocas y sistemas superados.

El parlamento de Nueva Jersey había aprobado pocos años antes una ley51 que incluía el mandato de recuperar las patrullas a pie, que la policía había abandonado con la llegada de los vehículos motorizados. Se consideraba que las patrullas a pie podían constituir un instrumento útil para luchar contra el pertinaz aumento de las tasas delictivas. a raíz de la aprobación de esta ley se llevaron a cabo diversos experimentos con patrullas a pie en diversas ciudades del estado a fin de comprobar hasta qué punto resultaban eficientes. aquellas patrullas eran aleatorias, rutinarias, tenían un sector asignado en el que patrullaban, con indiferencia de dónde se producían los delitos. Los resultados fueron desalentadores en relación a la eficacia de las patrullas a pie para prevenir y reducir la delincuencia. Las estadísticas delictivas de las zonas sometidas a patrullaje a pie no eran sustancialmente diferentes de las que eran...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR