Personas, circunstancias que rodean el maltrato y formas de actuar

AutorMaría José Jiménez Díaz - David Lorenzo Morillas Fernández - Inés García Zafra
Cargo del AutorProfesora Titular de Derecho Penal. Profesora e investigadora del Instituto Interuniversitario Andaluz de Criminología. Sección de Granada. - Profesor Ayudante Doctor en la Universidad de Murcia. Profesor e investigador del Instituto Interuniversitario Andaluz de Criminología. Sección de Granada. - Licenciada en Derecho. Jurista del SAVA. ...
Páginas103-148

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I Personas que maltratan

Ver nota 1

Es frecuente que la mujer maltratada por su pareja sea víctima de maltrato físico o psíquico por parte de otras personas de su entorno familiar. En el cuestionario se presentó a cada encuestada una relación de familiares2para que especificaran la frecuencia con la que habían sido maltratadas, en su caso, por cada uno de ellos3. Si, al margen de los señalados expresamente, la mujer hubiera sido objeto de malos tratos por otra u otras personas diferentes, se pedía que concretara de quién o quiénes se trataba.

Es la pareja o cónyuge la que en un 84,6% la maltrata físicamente en el nivel superior, seguida muy de lejos por el padre (9,4%), la madre (5,6%), la suegra (2,2%), el hijo (2,1%), el suegro (2%) y la hija (1,7%), tal y como puede comprobarse en la siguiente tabla:

Distribución de las personas que produjeron el maltrato físico

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Tratándose de malos tratos psíquicos, sigue siendo la pareja o cónyuge quien ocupa el primer lugar, con un porcentaje superior al alcanzado en relación a los físicos (97,9%), seguida de la suegra (23%), el padre (16,5%), el suegro (12%), el hijo (11,1%), la madre (9,7%) y la hija (7,6%).

* Las mujeres que no fueron maltratadas por su cónyuge realmente no cumplen las condiciones exigidas por el estudio y por ello, aunque aparezcan aquí, no fueron incluidas en el resto del análisis.

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Distribución de las personas que produjeron el maltrato psíquico

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Si comparamos los resultados obtenidos en ambos casos (físicos y psíquicos) se ponen de relieve varios extremos4.

El primero y más significativo es que en todos los supuestos hay un notabilísimo incremento del maltrato psicológico frente al físico, en algunos casos, como el de la suegra, especialmente destacable (casi se multiplica por 10 el primero frente al segundo):

Distribución del maltrato físico y psíquico más frecuente según la persona que lo ejerce

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El segundo es que, al igual que sucedía en las familias de origen tanto de agresor como de víctima en las que existieron episodios de violencia doméstica, la pareja o cónyuge -en aquel caso padre de la víctima- aparece de manera abrumadoramente mayoritaria como su-

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jeto activo del hecho criminal en términos muy parecidos a los actuales5, lo que denota una vigencia temporal de los hechos descritos y, en consecuencia, una forma delincuencial no descubierta en la década de los noventa sino presente a lo largo de la historia que ha comenzado a llamar la atención de la opinión pública en la referida fecha. En este sentido, el ya comentado estudio llevado a cabo en el Principado de Asturias, cuyos resultados se incardinan en parámetros muy similares a los aquí obtenidos en diversas cuestiones, determinó que la relación del agresor sobre la víctima era la siguiente: en un 66,2% marido; 21,6% compañero/pareja; 5,4% novio; 5,4% ex-marido; 1,4% ex-compañero, lo que denota la primacía del matrimonio como vínculo de unión entre la pareja penal6.

El tercero es que tres de los maltratadores ocupan la misma posición tanto en los malos tratos físicos como en los psíquicos (pareja/cónyuge: primera; hijo: quinta; hija: séptima), mientras que el resto de personas que inflingen maltrato a la mujer lo hacen con un predomino de unos u otros: así, el padre y la madre la maltratan en mayor medida física que psíquicamente (padre: físicos, 2º puesto y psíquicos, 3º; madre: físicos, 3º puesto y psíquicos, 6º); en cambio, el suegro y la suegra se decantan prioritariamente por el maltrato psicológico (suegro: físicos, 6º puesto y psíquicos, 4º; suegra: físicos, 4º y psíquicos, 2º).

Distribución del maltrato físico y principio en función de la persona que lo ejerce

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Obsérvese que cuando se produce una priorización de unos malos tratos sobre otros, son las personas más cercanas a la mujer dentro de su entorno familiar (padres) las que más inflingen los físicos, en tanto que las que le resultan más lejanas (suegros) se sirven mayoritariamente de técnicas de maltrato de carácter psicológico.

En cuarto lugar, existe una representación significativa de los suegros en la conducta criminal, principalmente, como se acaba de referir, en la modalidad psicológica. Puede hablarse, en consecuencia, de una ampliación del catálogo de sujetos activos en tanto, como se deriva de los datos relativos a las familias de origen de maltratador y víctima, se-

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mejante figura no aparece descrita a excepción de los malos tratos psíquicos en la familia de origen de la pareja o cónyuge de la mujer encuestada con un porcentaje del 3,57%, muy por debajo del 12% del suegro y 23% de la suegra contemplados en similares circunstancias en la presente investigación.

Algunas mujeres reconocieron haber sido maltratadas físicamente por otros familiares distintos de los anteriormente enumerados. En particular, el maltrato procedía en un 30,8% de hermanos o hermanas, un 16,70% de cuñados o cuñadas y un 7,7% de tíos. Ya resulta sorprendente que esta clase de familiares ejecute violencia física sobre ellas, pero todavía aun si cabe, resulta más llamativo que personas extrañas a la familia (como por ej. un amigo del marido) lo hagan (16,7%).

Una vez más los porcentajes se incrementan en el caso de los malos tratos psicológicos. En estos supuestos son los cuñados y cuñadas los que ocupan el lugar preeminente con un 39,1%, seguidos de cerca por los hermanos y hermanas (33,3%), ocupando los tíos (4,3%) el último lugar entre los familiares. También personas extrañas ejecutan este tipo de violencia alcanzando un 4,3%.

Centrándonos esta vez en la figura del maltratador, nos parecía interesante conocer si la pareja o cónyuge maltrataba a otras personas distintas a la mujer, tanto dentro de su entorno familiar como fuera del mismo.

VIII.3.3. Su maltratador ¿maltrata a alguien más dentro de su entorno familiar? (n = 245)

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Un 69,80% de las víctimas contestó afirmativamente, frente a un 26,10% que negó que su pareja maltratara a otros miembros del entorno familiar, cifras muy similares a las enunciadas en el estudio del Principado de Asturias en donde se cuantificaba que un 71,9% de los maltratadores agredía además a otras personas7. Los sujetos que en mayor medida sufren esos malos tratos son los hijos (de entre 171 casos, en 120 tiene lugar esta circunstancia, computando un total de un 70,2%)8, seguidos a gran distancia por los padres y hermanos del maltratador (ambos con un 11,1%). También los hijos propios de la mujer, nacidos de una anterior relación, sufren violencia doméstica por la pareja actual de su madre (5,8%). A veces la mujer no precisaba sobre quién recaían los malos tratos, refi-

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riéndose en general a toda la familia, mi familia y la suya... (4,7%) y en otras ocasiones mencionaban a familiares respecto de los que el maltrato resulta muy extraordinario (abuela, madrastra o primas -1,2%-). Ni siquiera los suegros del maltratador escapan en ocasiones de sufrir conductas violentas, computándose en un 1,8% este tipo de supuestos. Como algo anecdótico, pero que revela la agresividad de este tipo de personas, hubo una encuestada que refirió que su pareja también pegaba a su perro. De todos estos resultados cabe extraer fundamentalmente dos conclusiones: una, que el maltratador agrede (física o psíquicamente), sobre todo a las personas que le son más cercanas y con las que debería mantener una mayor relación de afectividad (sus hijos, sus padres y sus hermanos); y, dos, que los sujetos que maltratan a sus parejas, en un alto porcentaje (69,80%) también maltratan a otras personas de su entorno familiar, lo que demuestra que los mismos tienen un carácter altamente agresivo.

VIII.3.5. Su maltratador ¿maltrata a alguien más fuera del entorno familiar? (n = 244)

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Tratándose de personas ajenas al entorno familiar, las mujeres respondieron afirmativamente en un 40,20% de los supuestos, frente a un 35,70% que contestaron en sentido negativo. En este caso, el no sabe/no contesta es bastante significativo (24,20% frente a un simple 4,10% relativo a la hipótesis anteriormente valorada -personas maltratadas dentro del entorno familiar-). Concretando cuáles son esas personas respecto de las que el maltratador también manifiesta su agresividad, el mayor porcentaje recae sobre los amigos (16,3% que supone un número de 16 casos de los 98 computados). A continuación son los miembros de su entorno laboral los que más los sufren, al mismo nivel (ambos en un 12,2%) que compañeros pertenecientes a ámbitos distintos del laboral (de piso, de clase...). También los vecinos son mencionados en un 11,2% de los casos. En un 10,2% las respuestas de las mujeres ponían de relieve que su pareja o cónyuge es violento en general, esto es, con todas las personas que por alguna razón tienen relación con él. Así, recogimos contestaciones como las siguientes: a quien puede, al que se pone en su camino, a quien lo contra-dice, gente en la calle, etc. Por último, destacar que en un 3,1% de los casos, las mujeres refirieron episodios de malos tratos con otras parejas (anteriores o coetáneas a la encuesta si la víctima ya no mantenía relación actual con el maltratador), poniendo de manifiesto que el maltrato es una característica constante de estos sujetos en todas sus relaciones afectivas.

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II Circunstancias espacio-temporales del maltrato

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