Antecedentes: circunstancias económicas de promulgación de nuestra legislación sobre venta a plazos

AutorÍñigo Fernández Gallardo
Páginas16-19

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Siguiendo el orden cronológico, comencemos atendiendo a la Ley de 1965. A las coordenadas en las que vio la luz alude el principio de su Exposición de Motivos con los siguientes términos: «Es incuestionable la importancia que ha alcanzado el crédito en los tiempos actuales, constituyendo una de las bases en que se asienta el desarrollo de la vida social no solo en los aspectos industrial y comercial, sino también en el de la vida familiar y doméstica. Una de las modalidades del crédito es el de la venta de bienes muebles corporales a plazos, que viene a ser factor importante en los planes de desarrollo económico y cuya extensión es característica de la vida moderna. Hasta ahora, estas operaciones se han venido realizando dentro de las normas generales de nuestro ordenamiento jurídico, pero la realidad reclama imperiosamente una regulación especial que establezca los justos límites de facilidad y garantía para compradores y vendedores».

La clave macroeconómica en la que están redactadas estas frases obedece al deseo del legislador de enfatizar el papel de la venta a plazos como motor de desarrollo de la Economía nacional, pues fue esta virtualidad la que impulsó a su regulación. En efecto, la situación económica del país, que se había comenzado a gestar en el siglo anterior, necesitaba una dinamización. Aunque las consecuencias de la Revolución Industrial empezaron a manifestarse aquí al poco de aparecer este fenómeno, en concreto hacia 1875, el mismo, sin embargo, no llegó a asentarse debido a causas de distinta índole: en primer lugar, la inestabilidad política de la época de la Restauración; posteriormente, la crisis de 1929; y más adelante, la Guerra Civil, primero, y el aislamiento internacional del régimen de Franco, con la consecuente autarquía económica, después. La conjunción de todas estas causas dará como resultado, en términos generales, una industrialización defectuosa del

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país. El periodo de autarquía se prolongará hasta finales de los años 50. Sin embargo, «la situación cambia radicalmente en la década de 1960. El punto de inflexión puede situarse convencionalmente en 1959, con la puesta en marcha de un Plan de Estabilización, siguiendo el modelo francés, y con el apoyo exterior del Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación Económica Europea, y alguna de las primeras entidades bancarias mundiales. En los años posteriores, los sucesivos Planes de Desarrollo, siguiendo también el...

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