Cincuenta años de ley del suelo

AutorMarcos Vaquer Caballería
CargoDirector General de Urbanismo y Política de Suelo - Ministerio de Vivienda

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Que el tiempo nos es tan vital como inaprehensible lo demuestra nuestro gusto por las efemérides. Y este año se cumple el 50 aniversario de la promulgación de la primera ley urbanística completa de España, la Ley de 12 de mayo de 1956, sobre Régimen del Suelo y Ordenación Urbana. Una buena ocasión y mejor excusa para reflexionar sobre lo que aquella Ley nos aportó, sobre lo que desde entonces ha venido sucediendo y sobre lo que pueda devenir.

La Ley del Suelo de 1956 fue derogada hace ya mucho, pero buena parte de las normas que contenía siguen hoy vigentes. Y no me refiero sólo a los efectos transitorios de ultraactividad que algunos de sus preceptos puedan seguir teniendo, en una materia como la urbanística, en la que la eficacia de las leyes sucesivas se estira insospechadamente por virtud de los regímenes transitorios. Ocurre más bien que aquellas normas, alumbradas o al menos codificadas por primera vez en 1956, siguen vivas después de fenecido ese cuerpo legal, reencarnadas en las sucesivas leyes de suelo y urbanismo, primero estatales después también autonómicas. Basta repasar la Ley de 1956 para constatarlo: las leyes pa-Page 12san, pero el sistema de planes, las clases de suelo, las formas de gestión y los sistemas de ejecución de la urbanización permanecen, si no inmutables, sí al menos reconocibles en sus rasgos esenciales. Y lo hacen también otros elementos menos centrales pero igualmente característicos de nuestro Derecho urbanístico: las reparcelaciones, los patrimonios públicos de suelo, las licencias y demás formas de intervención en la edificación y los usos del suelo, la acción pública, y un largo etcétera de instituciones.

Esta permanencia esencial tiene sus luces y sus sombras. La brillantez técnica de la Ley del Suelo de 1956, que ha sido ya ponderada por muchos, junto a su capacidad para generar o, al menos, acompañar eficazmente a un desarrollo urbano sin precedentes, explican el éxito del modelo. Pero no pueden hacernos perder de vista cuánto han cambiando las necesidades y las circunstancias desde entonces. Aquélla fue una Ley singular de un Estado autárquico que seguía necesitando reconstruirse y desarrollarse económicamente para homologarse a sus vecinos europeos. Hoy vivimos en un Estado social y democrático de Derecho, organizado...

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