Enseñanza de la ciencia: cómo enseñar una conducta responsable en investigación

AutorRachelle D. Hollander, NSF

Introducción

Ha pasado mucho tiempo desde que el personal docente y otros con responsabilidad en la educación, formación y supervisión de investigadores debía incluir la enseñanza formal de una conducta responsable en la investigación en esas tareas. En 1997, las regiones de Asia, Europa Occidental, y las Américas (donde se dispone de estadísticas), otorgaron 159.235 títulos de doctor en todos los campos de la ciencia y la ingeniería. Situándose en el punto máximo de una gran empresa educativa que representa una importante inversión social, estas cifras indican el distinto contexto en el que funciona la educación de posgrado.

Dada la escala de estas inversiones, y la importancia para la sociedad de los resultados de las actividades de investigación que implican asistencia a los niveles de posgrado y posdoctoral, no es sorprendente que surjan cuestiones relativas a los papeles y responsabilidades de posgraduados, asociados posdoctorales, profesorado, y sus instituciones. Una relación más estrecha entre las instituciones académicas y otras instituciones sociales ha promovido una mayor atención a aspectos éticos de las relaciones entre investigadores confirmados y en formación. El sistema está mostrando las tensiones de un número cada vez mayor, así como crecientes llamadas a la responsabilidad de los propios estudiantes posgraduados y de los financiadores y patrocinadores gubernamentales de la educación de posgrado. La respuesta adecuada a estas presiones exige la atención de las instituciones académicas y de las asociaciones profesionales. Lo más importante quizá, son las respuestas a nivel de departamentos y programas que efectivamente producen nuevos doctores.

Un impulso especial hacia el cambio en este campo ha sido la mayor atención social y gubernamental a problemas de mala conducta en la investigación. Esta preocupación ha dado lugar a nuevas reglamentaciones en EE.UU. que exigen que las instituciones dispongan de procedimientos para responder a esta inquietud; otros muchos países han adoptado procedimientos para hacer frente a estos problemas. Las instituciones académicas y gubernamentales así como las asociaciones profesionales y científicas consideran esto como un mandato más amplio de educación en integridad de la investigación. En EE.UU., los Institutos Nacionales de Salud han establecido requisitos de formación ética para todo el personal investigador que abarca la formación, tutoría y supervisión.

Las asociaciones profesionales han sido guardianes de buena práctica para sus miembros así como para profesionales e investigadores que pueden no ser miembros pero que se benefician de los conocimientos y experiencia que poseen estas asociaciones. El mundo de hoy exige que los expertos trabajen con otros con especialidades muy diferentes más a menudo que en el pasado; la necesidad de estos esfuerzos de grupo o equipo origina problemas adicionales de buena formación, tutoría y supervisión, así como en relación con la revisión efectiva de los resultados de la investigación.

Para que las personas en los ambientes de investigación académicos actúen correctamente, necesitan y merecen la seguridad de que los demás cumplirán con su obligación, y que estarán protegidos si surgen dificultades. Para fomentar esta ética, los departamentos o grupos de posgrado deberían desarrollar declaraciones escritas adecuadas de las condiciones del estudio de posgrado, incluyendo políticas acerca de conflictos de intereses y formación en la conducta responsable en investigación, y asignar las funciones necesarias a los miembros del personal docente. Estas declaraciones deberían distribuirse al personal en formación. Los miembros del personal docente a menudo tienen responsabilidades en la admisión de estudiantes; similarmente, pueden asumir responsabilidades en el asesoramiento de estudiantes, asociados posdoctorales y nuevo personal, y en la colocación de estudiantes graduados en puestos y tareas posdoctorales. Tareas que pueden ayudar a los estudiantes posgraduados y a los asociados posdoctorales a tener éxito -actividades como redactar propuestas o informes de investigación- pueden también repartirse entre el personal, así como cometidos para que los estudiantes lleguen a ser conscientes de los aspectos éticos de la investigación y de las actividades profesionales.

Para hacer un buen trabajo, los tutores y el personal en formación necesitan ser educados en las normas de investigación de sus campos. Un enfoque de esta cuestión se supone que debería incorporar la atención a los principios y conceptos fundamentales con los que pueden examinarse las cuestiones específicas del campo o campos de estudio. El programa examinaría cuestiones de conducta ética en investigación científica, y el comportamiento profesional, reconociendo la influencia de los contextos sociales y organizativos sobre la definición de problemas y las capacidades de respuesta. Los ejemplos proporcionarían ilustraciones de los problemas y enfoques mejores y peores para su resolución. Deberían dar a los estudiantes oportunidades de desarrollar sus capacidades analíticas y la comprensión emocional de las situaciones en las que tienen que operar. Pueden también proporcionar una visión sobre las percepciones sociales de la influencia de la investigación y la tecnología sobre el bienestar social y la justicia.

Como parte del núcleo de esos programas, los estudiantes necesitan familiarizarse con los códigos de ética relevantes. En el trabajo experimental, es necesario discutir las normas de la práctica de laboratorio o la seguridad en el laboratorio; y lo mismo puede decirse para las normas del trabajo de campo. Los requisitos reguladores relativos a seres humanos y a animales deben comprenderse bien. Además del área importante de los daños potenciales, las normas de práctica ética de la investigación en seres humanos incluyen cuestiones de privacidad y confidencialidad, consentimiento, y protección de la comunidad. En la investigación en ciencias sociales y del comportamiento, cuestiones complejas relativas al engaño o estigmatización de individuos o comunidades pueden necesitar un cuidado especial, sobre todo en el contexto de la investigación sobre poblaciones vulnerables, de otras culturas o que incluyan fraudes. Todo el personal docente y los investigadores en formación deben familiarizarse con las definiciones de mala conducta en investigación y con las políticas de su programa y de su institución. El uso responsable de métodos estadísticos, donde sean apropiados, necesita ser bien comprendido, así como los requisitos para la administración de registros y datos, la propiedad de ideas y la propiedad intelectual. También deben comprenderse las normas para una autoría responsable y para la revisión por pares, y deben examinarse las discrepancias que puedan existir entre diferentes campos. Hay áreas en las que los departamentos e instituciones así como las asociaciones profesionales y sociedades científicas pueden tener mucho que ofrecer.

Un enfoque más amplio y más profundo de la ética de la investigación puede considerar las consecuencias normativas del compromiso social para la innovación. Este enfoque animaría a los estudiantes y al personal de plantilla a examinar procesos y resultados para establecer prioridades de investigación así como las dimensiones éticas inherentes y consecuentes a los resultados de la investigación y sus aplicaciones tecnológicas.

En conclusión, programas y departamentos deberían crear sistemas que especifiquen los deberes del personal implicado en la formación en la ética de la investigación, y describir cómo sería evaluado su rendimiento. Recientes publicaciones y guías de los organismos nacionales y asociaciones profesionales, así como libros y artículos de intelectuales, pueden ser útiles para desarrollar materiales y actividades sobre la ética de la investigación que sean sensibles a las necesidades de los nuevos estudiantes posgraduados y miembros del personal docente y de investigación. Se necesitará formar al personal docente y a los asesores, así como realizar actividades de desarrollo curricular. Uno de los beneficios adicionales de una mayor atención a las reformas estructurales y a la práctica ética de la investigación en la educación de posgrado podría ser la ampliación de las capacidades de los investigadores para ejercer un liderazgo social responsable.

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Contacto

Rachelle D. Hollander, Societal Dimensions of Engineering, Science, and Tecnology program, NSF

Tel.: +1 703 292 72 72, fax: +1 703 292 90 68, correo electrónico: rholland@nsf.gov

Sobre el autor

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Rachelle D. Hollander ha trabajado en la National Science Foundation desde 1976, donde dirige un grupo de programas en la División de Ciencias Económicas y Sociales, y dirige el programa Dimensiones Sociales de la Ingeniería, la Ciencia y la Tecnología (SDEST). Ha escrito artículos sobre ética aplicada en numerosos campos, y sobre política científica y participación. Es miembro de la Asociación Americana para el Progreso de las Ciencias (AAAS), y ha trabajado en el Consejo de la Sociedad para Estudios Sociales de la Ciencia (4S). También es miembro de otras varias sociedades profesionales, y pertenece al comité editorial de varias revistas

"The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,

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