China, 30 años de crecimiento económico

AutorGloria Claudio Quiroga
CargoUniversidad Francisco de Vitoria Madrid
Páginas465-480

Page 465

I Introducción

La economía de China lleva 30 años asombrando al mundo con unas tasas de crecimiento impresionantes, que le han situado en una posición de fortaleza para hacer frente a la crisis financiera actual. Sin embargo, y a pesar de que los primeros meses parecían demostrar que China podía quedar inmune a dicha crisis, lo cierto es que los últimos datos indican lo contrario, y la economía del gigante asiático ha empezado a mostrar signos de desaceleración que ensombrecen las perspectivas futuras.

Este artículo repasa las características del modelo de crecimiento chino desde el inicio de las reformas en 1978, y analiza la evolución de la economía en los últimos meses para determinar hasta qué punto la crisis por la que atraviesan las principales economías del país puede marcar o no un punto de inflexión para China.

II El arranque de la política de reforma y apertura

El desarrollo económico de China en los últimos 30 años no puede ser calificado más que con palabras de asombro y admiración. Desde 1978, año en que China arranca un período de reforma y apertura, hasta la actualidad, la economía del país ha superado todas las previsiones.

En diciembre de 1978, Deng Xiaoping, formuló su política de reforma económica y apertura al exterior en el XI Comité Central del PCCh, que se basaba en la política de las "cuatro modernizaciones" creada en 1964 por el primer ministro Zhou Enlai. Estas cuatro modernizaciones recaían sobre la agricultura, la industria, la tecnología y la defensa, que darían como resultado el desarrollo de las fuerzas productivas y, por tanto, de la economía.

Desde entonces, la modernización económica se convirtió en una prioridad, sustituyendo la planificación por el mercado, movilizando sus ingentes recursos laborales, abriéndose al mundo y convirtiéndose en la "fábrica del mundo". El gobierno ha hecho un enorme esfuerzo inversor para modernizar la industria y desarrollar las infraestructuras, así como para emplear a una población activa que supera en la actualidad los 780 millones de personas (la Page 466 fuerza laboral de la Unión Europea y EEUU juntos no llega a los 450 millones de personas).

El objetivo final de la política reformista de Deng era que China volviera a ser una potencia de primera línea mediante el crecimiento económico y el desarrollo tecnológico.

III Resultados económicos

La economía china lleva años superando todas las previsiones de crecimiento, desde que a partir de 1978 iniciara una andadura de reforma y desarrollo que le ha llevado a 2007 con un crecimiento del PIB del 11,4 por ciento (Gráfico 1). Este crecimiento es el quinto consecutivo por encima del 10 por ciento y el mayor en los últimos catorce años. El PIB, que en los últimos 28 años ha crecido a una media del 9,7 por ciento, ascendió a 3,41 billones de dólares, situándose en el cuarto puesto mundial, por detrás de EEUU, Japón y Alemania.

Si, desde 1950 a 1978, el crecimiento económico de China fue similar a la media mundial, desde entonces hasta nuestros días no ha hecho más que superar todos los pronósticos, de forma que el PIB a precios corrientes en 2007 se había multiplicado por 75 respecto al de 1978. Según estimaciones del FMI, China lleva siete años siendo el país que más contribuye al crecimiento económico mundial. En 2007, aportó el 17 por ciento del crecimiento mundial, distinguiéndose de forma cada vez más clara su papel como locomotora mundial.

Gráfico 1

Tasas de crecimiento del PIB, 2000-2008 (%)

(Gráfico en Documento Pdf)

* Estimación del Banco Mundial.

Fuente: Elaboración propia a partir de China Statistical Yearbook 2007 y Banco Mundial. Page 467

Si medimos el PIB en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) 1, China ostenta el segundo lugar, sólo por detrás de EEUU y por delante de países como Japón y Alemania (Tamames, 2007, pp.76-79). Como consecuencia de este rápido crecimiento, el peso de China en el PIB mundial en PPA, que era sólo del 3,4 por ciento en 1980 habría alcanzado el 15,4 por ciento en 2005 (un porcentaje cinco veces mayor que el del Reino Unido), mientras que el de EEUU no habría variado (en torno al 21%) y el de la Unión Europea habría descendido (del 29 al 21%)2.

Por tanto, no cabe hablar de China más que como una potencia económica que ha sabido renacer de sus propias cenizas haciendo gala, una vez más, de su genio e inteligencia que le auparon como Imperio del Centro desde tiempos inmemoriales.

Ahora bien, los últimos meses están siendo testigos de una desaceleración de la economía china, de forma que las propias autoridades chinas han rebajado en tres puntos sus previsiones de crecimiento para 2008, situándolo en torno al 8,5%. El Banco Mundial, asimismo, ha rebajado sus previsiones para China en 2009 del 9,2% al 7,5%, el menor nivel desde 1990.

El tercer trimestre del año 2008 cerró con un crecimiento del 9%, mostrando una ralentización provocada por el menor dinamismo de dos de las principales bases del crecimiento económico chino, la inversión y las exportaciones. La fuerte dependencia de la demanda exterior unido a la crisis por la que atraviesan las principales economías del país han hecho que la desaceleración económica haya llegado también a China. Éste es el principal motivo por el que la inflación, que era la gran preocupación de las autoridades hasta hace muy pocos meses, haya dejado de aparecer como un problema.

Desde la segunda mitad de los años 90, China ha contado con una gran estabilidad de precios e, incluso, con años en los que se ha registrado un descenso de los mismos. Sin embargo, durante un largo período de casi veinte años, desde que China inició en 1978 su transición de una economía dirigida a una economía de mercado, la inflación se disparó en repetidas ocasiones, sin que se pudiera contener de modo duradero hasta el año 1997, como se puede comprobar en el gráfico 2. Page 468

Gráfico 2 Índice de Precios 1978-2008

(Gráfico en Documento Pdf)

* Previsión Gobierno de China.

Fuente: China Statistical Yearbook 2007.

Sin embargo, desde mediados de los 90, China, con su ingente dotación de trabajo a bajo precio y sus aumentos de productividad, basados en niveles elevados de inversión, incluidas inversiones en educación y tecnología, exportó su deflación al resto del mundo. Pero las cosas empezaron a cambiar en la segunda mitad de 2007, y por motivos diferentes a los de antes.

China cerró el ejercicio de 2007 e inició el de 2008 con unas cifras de inflación desconocidas en la última década. En el mes de diciembre de 2007 el nivel de precios se situó en el 6,5 por ciento (el objetivo para 2007 era no superar el 3%), y en 2008 se empezó el año con una subida del 7,1 por ciento, situándose en el 8,7 en el mes de febrero3, la mayor subida de precios en 11 años.

El precio de los alimentos, que suponen un tercio de la cesta de consumo china, fue el principal responsable de estos datos de inflación. Además, las tormentas de nieve producidas en el invierno de 2007 provocaron la destrucción de cosechas, lo que se unió a la escasez de cerdo (una de las bases alimenticias de la dieta china) por una epidemia, o la plantación de cereales para la producción de biocombustible. Page 469

A pesar de estas causas apuntadas por el gobierno, es inevitable señalar que el elevado superávit comercial, unido al crecimiento del consumo y a la llegada de enormes flujos de inversión extranjera eran causas directas de la inflación desatada en la segunda mitad de 2007.

El gobierno chino anunció ajustes en su política monetaria en 2008, tras diez años de "moderación", para luchar contra un sobrecalentamiento y evitar que el alza de los precios deviniera en una inflación descontrolada. Así, en diciembre de 2007, China decidió modificar su política monetaria de prudente a restrictiva, lo que significa que el incremento anual de la oferta monetaria de China descendería hasta el 16 por ciento en 2008, al tiempo que el incremento de los préstamos bancarios se mantendría por debajo del 16,1 por ciento, que es lo que han aumentado en 2007.

La Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (CNRD, máximo organismo planificador chino) anunció al comenzar el año 2008 que controlaría los precios de una serie de productos, entre ellos los de los cereales, el aceite comestible, la carne, la leche, los huevos y el gas licuado de petróleo (LPG), como una medida más contra la inflación.

La inflación de finales de 2007 y comienzos de 2008 parecía ser el primer síntoma de sobrecalentamiento de la economía china, y ante la escasez de resultados de las medidas aplicadas, el gobierno apostó por nuevas vías. El ejecutivo empezó a comienzos de 2008 a limitar las inversiones de capital en recursos minerales y en industrias contaminantes y consumidoras de recursos y energía. También comenzó a desviar las inversiones de las ciudades de la costa este hacia regiones menos desarrolladas del interior. Además, se ha homologado la tasa de impuestos de las empresas extranjeras y de las compañías locales, igualándolo a un 25 por ciento, 10 puntos más que el año anterior, y eliminando el trato fiscal preferencial otorgado hasta ahora a las empresas de capital foráneo.

Todas las medidas aplicadas por el gobierno, junto con la desaceleración de la economía, la apreciación del yuan y el descenso del precio del petróleo (del que China es el segundo consumidor del mundo), han conseguido que la inflación haya descendido desde el 8% a principios de año hasta el 5,3% interanual en el tercer trimestre. En noviembre, el Índice de Precios al...

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