¿Qué hay de nuevo sobre las células troncales? La utopía de la «clonación terapéutica»

AutorNatalia López Moratalla
CargoDepartamento de Bioquímica Universidad de Navarra E-mail: natalialm@unav.es
Páginas369-385

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1. La cuestión de la «clonación terapéutica»: de embriones a fetos

A comienzos del año 2002, reinaba un gran optimismo en torno a las células troncales embrionarias. Eran muchos, en verdad, los que pensaban que ayudarían a curar o aliviar a millones de enfermos. A pesar de los profundos problemas éticos por el uso de embriones humanos muchos acogieron las promesas y soñaron con el milagro que se ofrecía. El problema planteado desde el inicio acerca del previsible rechazo, si se llegasen a usar células troncales embrionarias en terapias regenerativas, hizo que en los 5 últimos años el trabajo se centrara especialmente en la transferencia nuclear (conocida como «clonación terapéutica»), a fin de conseguir células embrionarias de un embrión clónico del paciente. Se propuso además que el desarrollo in vivo, o in vitro, del clon sería un sistema de conseguir órganos y tejidos capaces de ser transplantados al paciente1. Se dispondría así de células embrionarias y fetales o de órganos fetales «a la carta» para potenciales terapias y además de un material humano comercializable para investigación biomédica.

Sin embargo, la clonación de mamíferos no ha logrado aún un animal sano y la transferencia nuclear ha resultado ser más difícil en primates (humanos y no humanos) que en otros mamíferos. Comienza entonces la historia de la defensa de que una cosa es lograr el individuo vivo y otra clonar tejidos derivados del embrión clónico: «clonación terapéutica». Se ha supuesto, gratuitamente, que las dificultades se resuelven con tiempo, dinero e investigación; se trata de mantener las promesas sobre el potencial terapéutico y de investigación biomédica de las células derivadas de embriones humanos.

A finales del año 2005 se habían hecho enormes promesas acerca de la constitución de bancos de líneas de células troncales maduras «a la carta», obtenidas por la tecnología de transferencia nuclear, o «clonación terapéutica», que estarían disponibles a lo largo del año 2006. Promesas basadas en el artículo publicado en mayo del año anterior en Science por Woo Suk Hwang, y que resultó ser un fraude2. No sólo no se habían conseguido Page 370 líneas celulares de los clones, sino que había usado unos 2.200 óvulos humanos sin resultado.

En marzo de 2007 se ha aprobado en España la ley de Investigación Biomédica, que abre de par en par las puertas a la llamada «clonación terapéutica», legaliza la donación de óvulos para investigación, y permite el uso de embriones y fetos humanos para investigación3. El planteamiento de la ley parte del error de que «la investigación con gametos, embriones o células embrionarias se ha hecho imprescindible en el ámbito de la terapia celular y la medicina regenerativa»4.

Esto, junto al hecho de la reciente incorporación de los científicos Miodrag Stojkovic a Valencia y de Jose Cibelli, de la empresa norteamericana de Worcester, Massachusetts, Advanced Cell Technology (ACT), al Banco de Líneas Celulares de Granada, a la espera de que entre en vigor la ley, hace necesario analizar con rigor la situación actual de la tecnología de transferencia nuclear, en relación con la obtención de células troncales para la Medicina regenerativa.

Miodrag Stojkovic, en el laboratorio de Alison Murdoch en la Universidad de Newcastle, publicó «online» en el 2005, la generación de un blastocisto (embrión de cinco días) humano clónico pero no fue capaz de conseguir a partir de él ninguna línea de células troncales embrionarias5. La causa del fracaso inicial, según afirma, es que los oocitos no fueron suficientes en calidad y en cantidad para que la técnica resultase eficiente. Las condiciones de la mujer donante de óvulos son dos: juventud y tener al menos un hijo biológico a fin de asegurar la calidad de sus células. Ahora, según sus propias declaraciones, usará óvulos de los producidos en los aproximadamente 3.000 ciclos de tratamientos de infertilidad que atiende el Instituto Valenciano de Infertilidad que donen las mujeres a cambio de un descuento en el tratamiento6. Realmente ¿servirán esos óvulos? Mientras tanto, en Serbia, con un Page 371 año sabático, Miodrag Stojkovic, utiliza embriones humanos muertos para derivar de ellos células embrionarias y publica sus resultados online7, con dirección en su antiguo centro de investigación en Newcast-le, y además en el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia.

Un poco antes, en el año 2004, había publicado que los embriones deberían ser de mejor calidad que los sobrantes de la FIV y que había que conseguir su desarrollo en el laboratorio más tiempo a fin de que las células que les constituyen, estuvieran más maduras y suficientemente «domesticadas»8. Esto es importante: la atención se les ha desplazado de embriones vivos, incluso «sobrantes» de la FIV, que han demostrado no ser válidos para obtener células estables hacia fetos humanos de varias semanas, o meses.

Por su parte, los investigadores de la ACT decidieron que la transferencia nuclear es una técnica con futuro, ya que sólo las células embrionarias derivadas de un clon del paciente serían adecuadas para la terapia regenerativa. El problema técnico de la ACT para desarrollar líneas celulares con dotación genética elegida es también conseguir óvulos de calidad y en cantidad9. De forma similar a lo Page 372 comentado del científico de Newcastle, también Robert Lanza, director de la ACT, propone curiosas alternativas a la destrucción de embriones para obtener las células embrionarias: derivarlas de una biopsia de embriones generados in vitro y que hayan alcanzado el estado de 8 células10. Un planteamiento utópico, no sólo, como era de esperar, a ninguno de los embriones humanos usados en sus experimentos se les dio la oportunidad de sobrevivir, sino que además en virtud de qué los progenitores van a consentir que se practique una intervención que puede producirle lesiones sin que la retirada de esas células supongan ningún tipo de beneficio al hijo.

Por otra parte, Lanza11 había publicado que en el ratón es posible regenerar tejido cardiaco con células procedentes de una transferencia nuclear, como una aproximación a la terapia humana. Los clones deberán desarrollarse hasta alcanzar la ventana de tiempo en que se empiezan a organizar los órganos y tejidos, como se había mostrado que ocurre en el desarrollo fetal del cerdo12. En efecto, la estrategia que ACT propone en el 2004 para generar un suministro ilimitado de células histocompatibles para el tratamiento de la enfermedad cardiaca, es el uso de células fetales. Obtuvieron células fetales de hígado de un embrión clónico de ratón y las inyectaron en el corazón previamente infartado para inducir la reconstrucción del tejido. Los miocitos generados por transdiferenciación reemplazaron en un 38% a los destruidos. La reprogramación de las células para dar el ratón clónico no es trasladable a humanos.

Esto hace que el feto humano se sitúe en el punto de mira de la investigación embrionaria, como material biológico de partida.

Es obvio que una investigación que requiere usar como material de partida óvulos humanos, embriones o fetos, tiene necesariamente que demostrar que está justificada. Debe haber datos en modelos animales convincentes acerca de un potencial biomédico y demostrarse previamente que carece de alternativas que no requieran un material de partida que suponga, como es el caso, riesgo y molestias para las mujeres donantes y embriones y fetos, incluso en el caso de que estuvieran muertos.

Es preciso además revisar qué conocimientos ha aportado la investigación con Page 373 embriones y con células embrionarias y de tipo embrionario y qué conocimientos valiosos, como todo conocimiento verdadero, pueden conseguirse con material biológico que no conlleve ni destrucción de embriones humanos, ni mujeres donantes de óvulos. El debate debe abrirse con rigor. Para ello, es esencial hoy conseguir liberar la ciencia biomédica de los poderes políticos, legislativos y económicos en la búsqueda de autenticas alternativas a que el material de partida de una investigación, que es de sumo interés, sean embriones, fetos y óvulos humanos.

2. La ciencia no sabe aún generar tejidos de adulto desde células embrionarias

Las dificultades técnicas con las células embrionarias han sido enormes13. Los tres problemas planteados desde el inicio están aún por resolver. En primer lugar no ha sido posible controlar el potencial tumorigénico. Las predicciones optimistas de que los teratocarcinomas sólo los dan las células embrionarias indiferenciadas, es sólo una predicción ambigua y temeraria. Diversos artículos han puesto de manifiesto la formación de tumores en animales tratados con células ya diferenciadas derivadas de las embrionarias; y el 70% de los animales han muerto por tumores que no son metastásicos. Las células maduras derivadas de las embrionarias los producen e incluso se des-diferencian de forma descontrolada al ser transplantadas a un nicho de adulto. Más alarmante aún es que las células embrionarias tanto mantenidas en el laboratorio como incorporadas al paciente pueden convertirse en malignas, ya que de forma espontánea acumulan anormalidades genéticas asociadas al carcinoma embrionario, altamente metastásico.

En segundo lugar, no hay datos convincentes de que estas células se diferencien a los tipos adultos normales y estables. No hay datos suficientes de que sean totalmente pluripotentes. Son capaces de participar en el...

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