La causalidad en la omisión impropia y la llamada «omisión por comisión»

AutorEnrique Gimbernat Ordeig
Páginas31-132

    Dedicado a mi discípulo Carlos García Valdés, un amigo que figura entre aquellos que, según se dice, y me confirma mi propia experiencia, a lo largo de la vida sólo se puede encontrar en un número que no alcanza al de los dedos de una mano.

Page 31

I Introducción

En el presente trabajo me voy a ocupar, por una parte, de la causalidad en la omisión impropia, para tratar de determinar si en esa forma de realización típica existe entre la inactividad y el resultado una relación de causalidad, o de (cuasi)causalidad, o, más bien, algo que no tiene nada que ver, ni de lejos, con cualquier concepto en el que aparezca la expresión «causalidad».

Una vez resuelto ese problema, pasaré a abordar lo que se ha dado en llamar la «omisión por comisión», que recibe ese nombre porque, según una extendida opinión, ahí estaríamos ante supuestos en los que un hacer positivo cumple el tipo de una omisión, propia o impropia según los casos. Como el tratamiento científico de esa supuesta «omisión por comisión» exige tener una idea clara sobre la causalidad, tanto en el delito de acción como en el de omisión, de ahí que los conocimientos adquiridos en la primera parte de este trabajo tengan una decisiva importancia para solucionar los problemas que se plantean en la segunda. Es por ello por lo que me he decidido por agrupar en una única investigación científica el estudio de la causalidad en la omisión impropia y el de la llamada «omisión por comisión».

II La relación de (cuasi)causalidad en el delito de omisión impropia
A) El entendimiento de la causalidad en la omisión como una relación causal mecánica en los autores del siglo XIX

En el último tercio del siglo XI, y teniendo en cuenta que en la omisión impropia el resultado se le imputa al garante inactivo, un importante sector de la doctrina, para justificar la equiparación entre la acción y la omisión, trató de descubrir en ésta alguna actividad a la que se pudiera reconducir, como elemento causal, la modificación en el mundo exterior.

Así, para Luden la causalidad de la omisión habría que buscarla en el movimiento corporal que desarrolla simultáneamente el omitente mientras no impide el resultado. Para Krug, Glaser y Merkel, en la acción anterior del omitente creadora de la situación dePage 32 peligro que después no se evita. Y para Binding, de acuerdo con su teoría de la interferencia, en la «acción interna» que aplica el omitente para reprimir sus impulsos de ejecutar la acción que habría evitado el resultado.

Todas estas teorías fueron rechazadas -y definitivamente abandonadas- a comienzos del siglo pasado. Contra Luden se alega 1 que si la madre deja morir de hambre al niño, entonces la causa del fallecimiento habría que buscarla -movimiento corporal simultáneo a la omisión- en la acción de tricotar unas medias que llevaba a cabo mientras no le alimentaba, la cual, evidentemente, sólo se puede poner en conexión causal mecánica con las medias tejidas, pero no con la muerte del hijo. Contra las teorías de Krug, Glaser y Merkel se opuso que, según ellas, sólo podrían calificarse de omisión impropia -porque sólo entonces habría una acción anterior causante del resultado- los supuestos de injerencia, quedando descartadas como comisión por omisión, aquellos otros en los que, por ejemplo, la posición de garante derivaría de una ley, y, además, y como cuando se realiza esa acción anterior no hay dolo -si no estaríamos ante un delito doloso de acción-, y como ese dolo surge cuando se ha generado ya la situación de peligro, que, por ello, estas teorías estarían operando con un indefendible dolus subsequens. Finalmente se alegó contra Binding, con razón 2: en primer lugar, que la acción interna de reprimir el omitente impropio su impulso de intervenir para evitar el resultado no se traduce en un movimiento corporal -sino sólo en un acto meramente «espiritual»-, y, por consiguiente, tampoco en una causalidad mecánica; y, en segundo lugar, que en la omisión impropia cometida con imprudencia inconsciente, y dado que el autor ni se representa la situación de peligro ni, consiguientemente, el resultado lesivo -por ejemplo: no se los representa el guarda de paso a nivel que no baja las barreras, produciéndose la colisión entre el tren y un automóvil, porque está distraído leyendo el periódico-, tampoco aplica ninguna «acción interna» para reprimir un impulso de actuar que ni siquiera se ha representado 3.Page 33

B) El estado actual de la cuestión

Ciertamente que, en la actualidad, todavía se sigue afirmando que una omisión y un resultado pueden estar unidos por una relación de causalidad. Pero ésta ya no sería de carácter mecánico, sino que consistiría en el entendimiento de la relación causal como una categoría del pensamiento que enlazaba antecedentes con consiguientes, por lo que, en ese sentido, no existiría obstáculo alguno en afirmar que un determinado resultado (por ejemplo: la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR