El castillo y el Registro

AutorRafael Gómez Pavón
CargoRegistrador de la Propiedad
Páginas720-725

Page 720

Para nuestra afición, el verano es la mejor época de lectura, ora placentera, ora estudiosa; y de meditación. Esa penumbra discreta, deleitosa, de nuestro gabinete frente al variado mar o en el ruidoso silencio de los campos es grande parte para la más propicia nutrición de las cosas amenas e incluso de las áridas polémicas a veces bizantinas de los temas jurídicos. Gustábamos no hace mucho con uno de los más finos y profundos análisis de autor que cala hondo en la ciencia del Derecho inmobiliario, ilustre exportador de ideas, conceptos y versiones inéditas y en justicia originales.

Avanzada la lectura cautivadora, una frase nos sorprendió y enamoró: "El Registro no es cuna, sino castillo. En el castillo no se nace: se defiende." Sí; esta frase es, sobre feliz, acertada. Nos gusta más que "Burladero". Tal término parécenos que es llevar a la solemnidad de las cosas que deben tratarse seriamente la trivialidad, la perniciosa agilidad huidiza que burla responsabilidad frente a la trascendencia vigor y libertad de un toro que se defiende acometiendo. Burladero y alevosía viene a ser la misma cosa y nos asocia a la idea de la multitud, irónica o enfurecida, denostando la pusilanimidad del refugiado. En el burladero el que lo utiliza y el de la barrera tienen la misma mentalidad de cobardía y fraude.

El ser "castillo" ya es otra cosa; con él se identifica la prestancia señorial, la nobleza protectora y la dignidad del protegido. Fortaleza y corazón. Cuna también donde nacen los que un día han de defenderlo; cuna donde nace la tradición y la gesta se perpetúa y vuela cru romances. En la suavidad de la penumbra donde trazamos estos renglones intrascendentes parécenos ver, creciendo piedra a piedra, estos inmensos, estos augustos y viejos castillos de España. Suelen asentarse en los elevados riscos o en las suaves montañuelas; a sus pies van levantándose las casitas labradoras y creciendo en vigor los ruidos artesanos. Sus habitantes se sienten fuertes en presencia de la tremenda fábrica yPage 721las tierras ganadas a la frontera inquieta van dibujando la sagrada geometría de los surcos. Sin castillos no se hubiera hecho la Historia ni se habría fundado la Patria. El símil del distinguido publicista es exacto.

Cuando surge acabado el "castillo" de 1861 la tierra que le rodea es frontera y algarada; inquieta incertidumbre. Las gentes del contorno tienen el sueño perturbado por las más terribles pesadillas: el usurero, la carga misteriosa, el privilegio fantasma, los leguleyos chantagistas toda la lepra que corroe a la propiedad aleatoria. Con qué justeza descriptiva nos revelan el triste ambiente los comentaristas del 61.

Cuando aquellos "Adelantados" colocan la piedra final de la última almena, pueden contemplar, con mirada llena de esperanza, el porvenir de las tierras y de la hombría circundante; y aquélla y éstos no tardan en solicitar el sagrado asilo que se les brinda. La riqueza ubérrima tiene ya su "castillo"; los pobres pedregales no lo necesitan,ni entonces, ni ahora ni nunca. Como no necesitan Notarios, ni Jueces, ni recaudadores, aunque proliferen como la mala hierba el zurupeto, el picapleitos, el...

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