Castán Tobeñas y los Registradores

AutorJesús López Medel
CargoRegistrador de la Propiedad, Académico de la Real de Doctores y de la de Jurisprudencia y Legislación de Zaragoza
Páginas1023-1041

Page 1023

Pocas veces en la vida intelectual, acadÈmica universitaria -ya larga-, tiene uno la ocasiÛn y el honor de escribir un tema de encargo (*), tan rico, tan entraÒable, como el del tÌtulo que precede a estas cuartillas. Primero por Cast·n (don JosÈ); segundo por la referencia concreta a los Registradores, cuando uno ya est· -como dirÌa San Pablo- al final de la carrera, recorrido el camino y mantenido la fe (y la fe p˙blica registral). Con plena autonomÌa, y con alegrÌa natural y sincera. Acerc·ndonos asÌ a lo que don JosÈ era: una persona sen cit.la y buena, que destellaba y proyectaba gozo, y un fecundo aliento en lo humano y en especial para el jurista. Todo pudo hacerlo desde una madurez en la ciencia del Derecho desde sus principios, hasta las realidades o mÈtodos o temas m·s complejos -fuesen sentencias o discursos- siempre valiente, audaces, ricos en proyecciones. Con la reciedumbre de la casta de juristas aragoneses, que siempre hemos sido, m·s que polÌticos, o ideolÛgicos o pragm·ticos.

AquÌ hay que decirlo, de entrada, asÌ, a borbotones, para ir acerc·ndonos m·s a nuestro tema. Porque no siempre se ha visto -o recordado, al menos- esa atenciÛn peculiar suya respecto al Registro y a los Registradores. Y como Page 1024 la Ûptica es tambiÈn m·s amplia y sincera quiz· fuese bueno, volver la vista atr·s, para poder ver m·s fuertemente hacia adelante.

1. Congreso de derecho foral en zaragoza 1946

Apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, y dentro de las complejidades de aquel entonces, resulta -con la perspectiva de ahora- como un sueÒo, el Congreso en Zaragoza que re˙ne a los foralistas de toda EspaÒa para replantear las bases de los regÌmenes jurÌdico-civiles propios. Los mejores juristas del ·mbito privado, estuvieron allÌ. El alma, la fuerza de la persuasiÛn, la competencia tÈcnica y profesional de los asistentes -Catedr·ticos de Civil, Abogados, Magistrados, etc.- estaba cimentada por don JosÈ Cast·n. (El Registrador de Zaragoza, Batalla, foralista, era la persona m·s ligada a Cast·n entonces.)

SeguÌ este Congreso -llevaba segundo de Derecho. TendrÌa unos dieciocho o diecinueve aÒos. Era residente-becario de la DiputaciÛn Provincial, en el Colegio Mayor ´Cerbunaª. DirigÌa una ´tertulia literariaª que acaparaba una buena parte de la actividad cultural zaragozana, animada por otras instituciones, como ´Fernando el CatÛlicoª, Teatro Principal (AnadÛn) y medios informativos. Publicamos un reportaje de este Congreso en el n˙mero 2 de la Revista Cerbuna, con la fotografÌa de los congresistas y asistentes habituales, algunos ya desaparecidos, como Lacruz Berdejo, Alonso Lamb·n, MartÌn Ballesteros, aunque sobrevive Lorente Sanz, Abogado del Estado, al pie de la Facultad de FilosofÌa y Letras en la cual entonces se albergaba tambiÈn la de Derecho.

ConocÌ personalmente a don JosÈ Cast·n en el Colegio Mayor, presentado por su equipo rector don Fernando Solano, don JosÈ MarÌa RodrÌguez Campoamor y don Pedro Altabella, y de la mano de don Miguel Sancho Izquierdo, este ˙ltimo, rector y foralista de principios, procedente de Calanda, y que habÌa sido diputado de la CEDA agraria en la Rep˙blica.

Naturalmente, nosotros..., un estudiante, no nos podÌamos imaginar que pudiera ser alg˙n dÌa Registrador. Pero al saludar a don JosÈ me pareciÛ haberle conocido hacÌa tiempo... Fui a Èl con naturalidad y me alegrÛ conocer aquel primer tomo (entonces uno de los cuatro que tenÌa el ´Derecho Civil, Com˙n y Foralª, que el SEU me habÌa fa cit.itado prestado -como a todos los becarios- y que si sacaba sobresaliente lo ´regalabanª, como ocurriÛ con aquel primer tomo. (Los dem·s, ya me los tuve que comprar). Que fue el inicial encuentro con Cast·n, que me fa cit.itaba completar la personalidad natural suya. Llena de afecto. Lo que aquel volumen I respiraba.

Mis conocimientos del Cast·n traspasaban el propio Derecho Civil, porque todo el esquema, todo el saber, pensar y reflexionar sobre la norma, la Page 1025 ley y la justicia, servÌan de prolegÛmenos para el resto de materias y asignaturas. Saber el Cast·n era garantÌa de saber mucho Derecho y casi en las dem·s ramas.

2. PreparaciÛn de oposiciones: ´el castanª

AsÌ lo pude advertir ya prepar·ndome para las oposiciones de Registradores. En aquellos aÒos difÌ cit.es las ˙ltimas oposiciones habÌan sido en 1948; la nuestra seis aÒos despuÈs, 1954, y las siguientes a las nuestras, 1960. Y pocas plazas (treinta y tres). Fui con el Cast·n sabido, sin otros apuntes y res˙menes que los propios personales.

El esquema, la sistem·tica, el orden, la naturaleza, el reflejo pedagÛgico de lo principal, de lo secundario, lo llamativo o lo m·s meritorio -m·s en letra pequeÒa- la sentencia anotado en la p·gina o en el momento exacto, natural, sin engreimiento... todo esto te hacÌa cÛmodo -aunque difÌ cit.- poder entender quÈ es el Derecho Civil y cu·l y cÛmo deberÌa saber un Registrador (aunque existÌan contestaciones m·s r·pidas o accesibles a cada cual). Era -el Cast·n- una pedagogÌa prerregistral, motivadora o enriquecedora. Por aquellos aÒos surgiÛ en CataluÒa otro seguidor de Cast·n, y de ahÌ que hubiera cierta simetrÌa entre los cuatro vol˙menes de Roca Sastre y los otros cuatro del Cast·n. Y entre ellos, una gran sincronizaciÛn.

Este acercamineto natural no emanaba sÛlo de la ciencia, o de la pedagogÌa, o de la bondad. RespondÌa a una valoraciÛn previa sobre el Derecho, la justicia, el bien com˙n. Y de manera especial sobre la seguridad jurÌdica, como expresiÛn creadora de la propia justicia. Porque no sÛlo habÌa sido un buen maestro en su C·tedra, o un buen magistrado del Tribunal Supremo (luego su Presidente), sino que, doctrinalmente tenÌa una visiÛn amplia e interdisciplinaria de la ciencia jurÌdica. Era un iusnaturalista, dentro de una concepciÛn din·mina y activa del Derecho natural cristiano, lo que en AragÛn siempre habÌa sido un buen arsenal: Mendiz·bal, el P. Marina, Legaz Lacambra, Sancho Izquierdo, PÈrez Blesa, etc. Aunque explicase el retracto genti cit.io, o la servidumbre de luces y vistas, Cast·n levantaba el vuelo, centraba el tema en los conceptos y objetos generales, materiales, formales o institucionales con sus efectos.

Se le veÌa un sesgo regeneracionista que parecÌa heredado de JoaquÌn Costa. O un sesgo vitalista y social con un eco sereno del Justicia de AragÛn. Pero todo ello, expuesto, con humildad, sin ribetes agridulces, como salidos de la naturaleza de las cosas, de todo ese hervor -en la posguerra espaÒola en la b˙squeda de una recon cit.iaciÛn ahormada en las instituciones jurÌdicas-, Cast·n fue maestro y conductor. Los Registradores de aquellos aÒos, tuvieron la gozada de conocer esa experiencia, ese contagio y calor humano Page 1026 que tuvo con nosotros todos, como un tÌtulo de seÒorÌa, de confianza y de seguridad.

3. En su casa de la calle de goya

Cuando andando el tiempo, al colocar una placa en su casa de la calle Goya, eran muchos los Registradores -bastantes jubilados- los que acudieron allÌ. Yo era uno de ellos y por eso escribÌ lo que apunto ahora, con ratificaciÛn:

    ´En unos momentos singulares de la vida espaÒola, para unos de crispaciÛn generalizada, para otros (Juli·n MarÌas, por ejemplo) de ´decadenciaª, fue una gozada el "atasco" -sin ninguna manifestaciÛn contestataria- en la calle Goya, 46, de Madrid, con. ocasiÛn de colocar una placa "... JosÈ Cast·n TobeÒas... viviÛ en esta casa de 1933 a 1969". Cuando el Alcalde de Madrid, JosÈ MarÌa Alvarez del Manzano, con. JosÈ MarÌa Cast·n V·zquez, hacÌan descender los lazos de las cortinas que cubrÌan aquella -sen cit.la- placa, una ovaciÛn de los asistentes, viandantes y curiosos -tambiÈn, desde ventanas y azoteas prÛximas- y una emociÛn nos invadÌa. Y el tr·fico se paraba espont·neamente, con. alegrÌa. HabÌa muchos destacados juristas, catedr·ticos, magistrados, notarios, registradores, acadÈmicos, profesionales del Derecho (varios centenares).

    El recuerdo, el aplauso, la permanencia material en. Madrid, con. el hombre del ilustre acadÈmico y maestro aragonÈs, vecino de la capital de EspaÒa, era como un aire fresco. Para el Derecho y la justicia. Es difÌ cit. encontrar un jurista, un cultivador del Derecho, que no haya acudido a Cast·n TobeÒas o que no haya conocido o estudiado el Cast·n. Saberlo era como un tÌtulo y premio, como un placet para quien quisiera ejercer la docencia jurÌdica, especialmente en. el campo del Derecho Civil, y de una manera m·s singular, para °a abogacÌa, el notariado o la funciÛn calificadora registral.

    Ese aire fresco, en. una maÒana primaveral madrileÒa, ayuda a compensar tanto abandono y olvido en. que los grandes maestros, como le ocurre a Ortega o a don. Federico de Castro, est·n cayendo. Es uno de los resultados de la mediocridad legislativa, de la impronta jurisprudencial, y de las controversias de ´intereses corruptosª. La ciencia y praxis del Derecho Civil encontraron en Cast·n, sistema y altos vuelos. Porque las raÌces del catedr·tico, Page 1027 maestro, acadÈmico y jurisconsulto, eran fuertes: las de la dignidad de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR