Un caso de metaforología: la escena originaria

AutorJosé Luis Villacañas Berlanga
CargoCatedrático De Filosofía, Universidad Complutense De Madrid
Páginas57-70
239
Un caso de metaforología: la escena originaria
JOSÉ LUIS VILLACAÑAS BERLANGA
CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID
La obra de Blumenberg es inasible. Pero hay evidencias de que en ella se esconde
aproximaciones filosóficas importantes no sólo por su capacidad argumentativa
sino por su capacidad de reactivar el sentido de la filosofía. En esta intervención
deseo aproximarse a su reocupación de la metafísica tradicional por su teoría de
la metaforología. A esto dedico mi primer punto, que ve en las metáforas estratos
arcaicos de representación anterior a los conceptos. Justo a este asunto, que impli-
ca una relación entre Blumenberg y Koselleck, dedico el segundo apartado, titula-
do Metaforología e historia conceptu al. En el tercer punto identifico estos elemen-
tos arcaicos de los que proceden las diferencias básicas que luego proliferan a
partir de metáforas básicas. Se llama la Escena originaria y siempre gira alrededor
del escenario que Kant desplegó en su conocido ensayo Comien zo hipotético de la
historia humana. Luego intento mostrar el sentido de la operación filosófica de
Blumenberg en el punto 4 que llamo La funcionalidad filosófica de la antropología
de Blumenberg. Paso a abord ar el p roble ma.
1. Estratos arcaicos. «Las metáforas son fósiles guía de un estrato arcaico del pro-
ceso de la curiosidad teórica». Esto decía Blumenberg en su viejo ensayo Miradas
sobre una teoría de la inconceptualidad. Su aspiración sin embargo no era identi-
ficar en esas dimensiones arcaicas meros anacronismos. En este sentido, las me-
táforas albergan diversos aspectos enigmáticos. Primero, su perduración. Las
metáforas gozan de una consistencia mucho más dura que la propia de los con-
ceptos. Tanto es así, que incluso en aquellos contextos objetivos más fuertes, ellas
siguen respirando sin que parezcan llamar la atención. Y sin embargo, lo propio
de las metáforas es ante todo la disonancia. No obstante, la meta de las metáforas
es reparar la norma de identidad propia de la conciencia, la concordancia de la
identidad consigo misma de las representaciones de la conciencia, mediante una
normalidad superior. Algo que podría amenazar la unidad de la conciencia, viene
reinterpretado como metáfora. Así la conciencia se afirma: hace de lo que consti-
tuía una perturbación, un caso normal. La autoafirmación de la conciencia se
impone con ella. Pero al hacerlo, fija una interpretación de la realidad como per-
teneciente al mundo de la vida en el que las realidades mismas tienen significado.
Con ello el mundo de la vida, en sus relaciones de referencia con la intuición,
emerge y nos permite saber lo que hubo allí. En cierto modo, la metáfora «conser-
RA_239_Blumenberg.pmd 05/05/2014, 16:1957

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