Carta del Decano electo

AutorJosé Luis Mezquita del Cacho
Páginas15-17

Queridos compañeros y lectores:

Dentro del mes a que corresponde este número de «La Notaría» se ha producido en mi vida personal una novedad que modifica por entero, para lo que de actividad profesional me quede por delante, todas las previsiones hechas con anterioridad. Y entre ellas, desde luego, las que conciernen a mi presencia y labor en este medio de comunicación de nuestro Colegio, tanto para su interior como para su exterior.

Las nuevas responsabilidades que me imponen los cargos de Decano de este Colegio y de Vicepresidente del Consejo General del Notariado español vienen acompañadas de una sobrecarga tal de trabajo (acumulado, naturalmente, al de la personalísima gestión de mi notaría) que su compatibilidad con la tarea asumida dentro del Consejo de Redacción, en la sección «Revista de revistas» de esta publicación, resulta de todo punto imposible. Por tratarse de una dedicación muy grata -ya que es mucho lo que se aprende realizándola -me es doloroso tener que abandonarla, y más, a tan corto tiempo de su inicio; pero siendo especialmente laboriosa (al menos de la forma en que me propuse llevarla a cabo), y dado que la capacidad humana de trabajo tiene un límite, mi decisión era inevitable.

Aparte de esta incompatibilidad material, me planteé también la personal que la nueva situación pudiera crearme en el seno del Consejo. El Director me propuso como solución la de una presidencia de la revista, desvinculada del Consejo en sí; pero tras meditarlo bien, prefiero que esa desvinculación sea total, y ello por varias razones.

Una entre ellas, la inexistencia de precedentes, por lo menos próximos, en esta situación; ya que en los períodos más inmediatos del pasado, ningún decano ha formado parte del equipo responsable directo de esa publicación. Otra, el halo dirigista de autoridad que tradicionalmente acompaña al cargo y que, contra mis reales deseos y propósitos, pudiera hacer que alguno abrigase temores de reducción del nivel de independencia o de libertad de expresión en los contenidos de "La Notaría". Siendo como soy una víctima histórica, en otra revista, de este tipo de interferencias, y habiendo probado paladinamente en ésta, desde mi presencia en su Consejo, mi pleno respeto por esa libertad, forzoso era para mí evitar cualquier apariencia, por infundada que fuera, de que mi "ascenso» de rango fuera para nadie, en ella, una cortapisa, ni siquiera autoimpuesta, en su libre criterio respecto a temas que proyectase remitir para...

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