Caracterización económica y cuantificación de la economía colaborativa

AutorDavid Patiño Rodríguez, Rosario Gómez-Álvarez Díaz y Juan José Plaza-Angulo
Páginas51-101
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CARACTERIZACIÓN ECONÓMICA Y CUANTIFICACIÓN DE LA
ECONOMÍA COLABORATIVA60
David Patiño Rodríguez, Rosario Gómez-Álvarez
Díaz y Juan José Plaza-Angulo
Universidad de Sevilla.
1. INTRODUCCIÓN
La evolución de las tecnologías de procesamiento y comunicación de
la información, el desarrollo de las redes de comunicación y su gene-
ralización han propiciado profundísimos cambios que han modificado
por completo la forma en la que las personas se relacionan tanto en lo
personal como en lo profesional, el modo en el que acceden al conoci-
miento y han provocado cambios profundísimos en la base en la que se
desenvuelve la actividad productiva. Las transformaciones son de tal
calado que es muy probable que estemos asistiendo a un nuevo para-
digma que afecte a todos los aspectos que han regido la organización
de las sociedades hasta ahora, siendo uno de los “10 conceptos que van
a cambiar el mundo”, según la revista Time61.
La denominada economía colaborativa puede ser considerada como
heredera del término consumo colaborativo acuñado por Felson y
Spaeth en 1978 a partir de la teoría de Hawley (1950) sobre estruc-
turas comunitarias y actividades sostenibles. Para ellos el consumo
colaborativo se produce cuando una o más personas consumen bienes
o servicios mediante un proceso de participación y como resultado de
una actividad conjunta. Desde esta teoría se argumenta que la propia
naturaleza de las actividades rutinarias dentro de la sociedad crea las
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El contenido de este trabajo forma parte del resultado científico del Proyecto de
Investigación de I+D DER 2015-63701-C3-3-R “Instrumentos normativos sociales ante
el nuevo contexto tecnológico 3.0”.
61
http://content.time.com/time/specials/packages/0,28757,2059521,00.html
David Patiño Rodríguez
Profesor Contratado Doctor.
Universidad de Sevilla.
Rosario Gómez-Álvarez Díaz
Profesora Contratada Doctora.
Universidad de Sevilla.
Juan José Plaza-Angulo
Profesor Asociado.
Universidad de Málaga.
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DAVID PATIÑO RODRÍGUEZ, ROSARIO GÓMEZ-ÁLVAREZDÍAZ Y JUAN JOSÉ PLAZA-ANGULO
circunstancias en las que se produce de manera natural el consumo
colaborativo.
La delimitación de la economía colaborativa es ambigua (Meelen y
Frenken, 2013). Los intentos en consensuar una definición se han cen-
trado en distinguir los diferentes aspectos de los modelos de negocio
(Hienerth y Smolka, 2014). En un principio las definiciones se centra-
ban en la motivación altruista (Stokes, 2014), pero esto no es aplicable
al conjunto debido a la propagación y extensión a modelos de inter-
cambio con fines eminentemente lucrativos. De hecho, las grandes em-
presas han adoptado las formas del movimiento tradicional de inter-
cambio basado en la comunidad para perseguir sus propios intereses
económicos (Codagnone y Martens, 2016). Se vislumbra, por tanto,
una dicotomía entre aquellos que defienden una economía colaborati-
va plenamente abierta y enfocada al compartir y los que ven sólo una
oportunidad de negocio y apertura de nuevos mercados.
Por ello, bajo el paraguas de la economía colaborativa encontramos un
conjunto heterogéneo, emergente, de rápido cambio y evolución que
da cobertura a modos de producción y consumo por el que los agentes
comparten activos, bienes o servicios normalmente infrautilizados, a
cambio o no de un valor monetario. La interacción de estas nuevas re-
laciones de intercambio suelen tener lugar mediante la intermediación
de plataformas sociales digitales y, especialmente, de internet y de la
web 2.0 (Hamai et al., 2014; Kaplan y Haenlein, 2010). En consecuen-
cia, es un fenómeno económico-tecnológico, pero también social, im-
pulsado por los avances de las TIC, la creciente conciencia de los con-
sumidores, la proliferación de comunidades web y el comercio social
(Botsman y Rodgers, 2010; Kaplan y Haenlin, 2010; Wang y Zhang,
2012; Hamai et al., 2014).
El término “Economía Colaborativa” proviene de la expresión inglesa
Sharing Economy, y fue divulgado separadamente por Lisa Gansky y
Rachel Bootsman con Roo Rogers en 2010. También se emplean otros
términos como sinónimos como consumo colaborativo, consumo
compartido, economía P2P, economía bajo demanda, etc. que descri-
ben un nuevo escenario en el que la gente, gracias al nuevo poder que
representa la coordinación entre iguales a escala masiva, se empode-
rada para conseguir lo que necesitan los unos de los otros de manera
directa (Heimans, 2014).
En la actualidad este tipo de prácticas es ampliamente aceptado (Nad-
ler, 2014) y la economía colaborativa, puede ser considerada como un
fenómeno con implicaciones económicas y sociales importantes, un
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fuerte componente innovador, muy dinámico y heterogéneo (Bostman y
Rodgers (2010)). Su rápida irrupción y amplia aceptación social la han
convertido rápidamente en blanco de críticas desde sectores tradiciona-
les pero también en nicho de oportunidades para quienes la consideran
fuente de innovación y crecimiento económico. Se trata de un fenóme-
no que está cambiando la economía tradicional y lo hace de la mano de
internet (Martínez-Polo et al. (2016)). Bostman (2013) indica que estas
importantes transformaciones en el ámbito de la economía han afecta-
do al modo en el que concebimos la oferta y la demanda, revolucionan-
do la forma en la que se relacionan compradores y vendedores hasta el
punto de que lo que habitualmente se consideraba “consumidor” recibe
cada vez más todo lo que necesita a partir de otros iguales (o peers) y
modificando totalmente el funcionamiento de muchos sectores produc-
tivos en los que ha pasado a ser el verdadero centro de poder.
Independientemente de la falta de perspectiva histórica, es posible
analizar los cambios que se están produciendo, medir su impacto ac-
tual y en la medida de lo posible vislumbrar los efectos que tendrá el
desarrollo de la tecnología de la información y los procesos que ha po-
sibilitado. Si bien internet, que es el vehículo que ha propiciado tales
cambios, se viene gestando desde hace décadas, la generalización del
acceso a la red es un acontecimiento mucho más reciente y podemos
considerarlo un fenómeno del siglo XXI. Prueba de lo incipiente del fe-
nómeno es el uso de expresiones como “nuevas tecnologías” para refe-
rirse a internet o incluso a los ordenadores personales, a pesar de la ya
dilatada presencia de los mismos en nuestra vida cotidiana. Todo ello
genera grandes dificultades para acometer cualquier tipo de análisis
riguroso del fenómeno, como el que abordamos en el presente trabajo.
En concreto, el presente trabajo describe de manera pormenorizada el
sector, se analizarán sus características específicas y la problemática
que genera. Para ello repasamos las definiciones propuestas y descri-
bimos los actores y su funcionamiento para determinar las bases para
su cuantificación con especial detenimiento en la situación española.
Finalmente se vislumbran los efectos que puede tener en el funciona-
miento del sistema económico. En este sentido, el trabajo se articula
en siete epígrafes incluyendo esta introducción. En la segunda parte
se define y delimita la economía colaborativa. En la tercera se descri-
be las actividades que comprende y el comportamiento de los agentes
que intervienen en las mismas. En la cuarta se analiza la problemática
que genera la contabilización de la economía colaborativa en el marco
del cálculo del PIB. El quinto epígrafe cuantifica el sector de las pla-
taformas que es uno de los elementos fundamentales que configura

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