El canon no es eso, ni tampoco eso otro. Crónica de un falso debate

AutorMariano Yzquierdo Tolsada
Páginas1-3

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Comenzábamos nuestro comentario editorial del número anterior diciendo que alrededor del polémico canon digital se han dicho a lo largo de los últimos meses cosas rotundamente falsas como que "no pueden pagar todos los ciudadanos sobre la base de ser sospechosos de hacer cosas que no son legales". Y decíamos también que los argumentos que podrían, en rigor, servir a los objetores del canon desde un punto de vista estrictamente técnico, pierden buena parte de su fuerza cuando se encuentran contaminados con afirmaciones tan chuscas y grotescas como esa otra de que "la ley parte de la presunción de que todos somos piratas". Desde luego, antes de introducir estas cuestiones en las campañas electorales, los políticos deberían, en fin, asesorarse mínimamente.

Pero el asunto merece un mayor detenimiento, bien que enmarcado dentro de las limitaciones propias de un boletín de la naturaleza del que el lector tiene en sus manos o en su pantalla.

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Los políticos del principal partido de la oposición y los cantantes, actores y demás bardos del partido que gobierna se deberían enterar de una vez de que el canon por copia privada jamás se puede configurar como una especie de tarifa plana que convierte en legales las conductas ilegales, que purifica al pirata o que puede ser mirado como penitencia o purgatorio que elimina de las usurpaciones todo cuanto tienen de reprobable.

Antes bien, y con la ley en la mano, el canon es la consecuencia de un acto completamente lícito: hacer copia privada del disco que uno se compró en la tienda de discos y que quiere tener duplicado para escucharlo en su coche, sin fin lucrativo alguno. O el que quiere tener en su casa de verano un duplicado del ejemplar de la legendaria Casablanca que compró en su día. Cualquier fonograma o videograma, o cualquier obra plasmada en soporte sonoro, visual o audiovisual, puede ser entonces lícitamente reproducido con tal finalidad. Pero pagando el canon o remuneración equitativa. El Partido Popular se columpia yendo de la mano de las plataformas que lo que quieren es que esa copia sea, no solo legal, sino gratuita. Algo que, simplemente, no cabe en la ley porque tampoco dejaba la Directiva europea margen alguno para que cupiera. No es ilegal, pero tampoco gratis, lo que hacen quienes confeccionan copia privada de las canciones que, debidamente ordenadas en el diminuto soporte MP3, van a escuchar en el metro, en el autobús o mientras practican el footing, dando lugar muchas...

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