Campos de golf y ordenación del territorio: régimen jurídico.
| Autor | Eduardo Roca Roca |
| Cargo | Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Granada. |
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EL CARACTER PLURISECTORIAL DEL TURISMO
El crecimiento masivo del turismo durante las últimas décadas ha puesto de manifiesto un conjunto de fenómenos de carácter económico, social y jurídico, y de forma especial la influencia del mismo sobre una serie de ámbitos que van desde los alojamientos a la infraestructura, transportes, naturaleza, etc., pudiendo destacarse la incidencia del mismo, de forma especial sobre los siguientes aspectos: - Planificación del territorio. - La necesidad de tutela del medio ambiente. El turismo ya no es un fenómeno único a través del cual se produce un descanso, o se disfrutan unas vacaciones de carácter estacional, sino que se ha generado una diversificación y especialización del mismo tales como: turismo estacional y estable; deportivo; cultural; de contemplación y estudio de la naturaleza; costumbrista; religioso; de riesgo y ecológico. Hasta el punto de que se puede hablar de un turismo profesional en que se hace compatible la actividad profesional, científica o industrial con una finalidad turística. Las ideas anteriores se pueden sintetizar en dos amplios sectores que implican la intervención cualificada de distintas Administraciones Públicas: En primer lugar la planificación del territorio a través de la cual deberán valorarse los aspectos relacionados con los ámbitos en que incide: urbanización, alojamientos, infraestructuras, etc. En segundo lugar, el respeto del medio ambiente y la utilización de las técnicas adecuadas para su preservación, hasta el punto de que se haya comenzado a estudiar, dentro del crecimiento sostenible, el problema del turismo sostenible en su relación con el ambiente.
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TURISMO Y AMBIENTE
Aunque el ambiente es único, está integrado por un conjunto de sectores que se relacionan de forma transversal, conectando entre sí, turismo, agricultura, transporte, energía e industria, pues el turismo no puede existir sin los medios que generan los otros sectores que, a su vez, están potenciados por la demanda turística con los consecuentes efectos sobre el ambiente. En España han sido dispersas las actuaciones legislativas en materia de turismo, pues no ha existido una regulación de conjunto del problema e igualmente se puede decir de la Unión Europea, en cuanto a los países de alta recepción turística (España, Italia, Francia y Grecia). Por esta razón la UE se ha planteado muy limitadamente la regulación de los aspectos turísticos haciéndolo de forma parcial, en cuyo sentido se puede destacar la reciente propuesta de Directiva SOCE núm. 129 de 25 de abril de 1997, sobre la evaluación ambiental de determinados planes y proyectos públicos, y en la cual se prevé que las Administraciones Públicas evalúen a partir del año 2000 la incidencia medioambiental de planes y programas con instalaciones de transporte, energía, residuos, etc., cuidando de forma especial las intervenciones en el medio rural y en el paisaje, lo que implica la producción de un estudio medio-ambiental que contenga la información suficiente para evaluar las repercusiones significativas, directas o indirectas, de la ejecución del plan o programa sobre los seres humanos, la fauna, la flora, el suelo, las aguas, la atmósfera, el clima, el paisaje y los bienes materiales o el patrimonio cultural. No hace muchos años en la Comunidad Autónoma de Canarias, y concretamente en Lanzarote, se celebró en 1995 la Primera Conferencia Mundial para el Turismo Sostenible, auspiciada por importantes Organismos Supranacionales, desde las Naciones Unidas a la Organización Mundial del Turismo, la Unión Europea y las distintas Administraciones Canarias, y en cuya conferencia se aprobó, con fecha 27 y 28 de abril de 1995, la «Carta del Turismo Sostenible», de gran importancia, pues se trata del primer documento que se aprueba con carácter mundial estudiando la extensión del turismo, su carácter transversal, la fragilidad de los recursos afectados ante la necesidad de mantener la calidad medioambiental, reconociendo que el turismo es un medio para promover el acercamiento y la paz entre los pùeblos y la necesidad de que se produzcan las necesarias alianzas entre los responsables de la actividad turística para mantener el equilibrio del ambiente, el patrimonio cultural y el desarrollo sostenible. Tambien en el año 1995 la Agencia Europea del Medio Ambiente realizó un detallado informe sobre el ambiente en Europa dedicando un capítulo al turismo desde el punto de vista sostenible y la necesidad de realizar estudios de impacto ambiental en aquellas zonas en que se produzca actividad turística, tales como Parques Nacionales, areas especialmente protegidas, zonas rurales, sectores de montaña, costas, ciudades y lugares históricos, así como parques temáticos y de ocio.
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TURISMO Y OCIO
3.1. DEPORTE Y TURISMO
Dentro de la especialización turística, antes mencionada, el ocio y la realización de actividades deportivas realizadas a su amparo, constituyen un sector de gran trascendencia sociológica y económica, ya se trate de la asistencia turística a grandes acontecimientos deportivos o bien el desplazamiento turístico para participar de forma activa en actividades de naturaleza deportiva. Entre las distintas actividades deportivas destaca especialmente el deporte del golf, que está adquiriendo una extraordinaria relevancia en los últimos años. En estas líneas solamente constatamos la existencia de una actividad turística y deportiva como es la práctica deportiva del golf, sin necesidad de hacer referencia a sus antecedentes históricos, pues nos encontramos con un fenómeno deportivo perfectamente consolidado en la actualidad, respecto del que España se va a configurar como uno de los primeros países receptores de Europa por evidentes razones climáticas, geográficas, etc., lo que genera una calidad turística específica y, en consecuencia, un valor económico con directa influencia sobre nuestra economía, aunque el golf no se haya reconocido aún como deporte olímpico, si bien tiene un amplio abanico de usuarios en los que caben distintas edades y condiciones físicas y económicas. A fin de realizar una exposición ordenada de la materia, se procederá a examinar seguidamente los aspectos materiales más relevantes relacionados con la práctica de este deporte en España.
3.2. EL DEPORTE DEL GOLF EN ESPAÑA: JUGADORES
Hasta la década de 1970, la práctica de este deporte tenía un carácter muy selectivo, pues solamente era practicado por turistas que acudían a nuestro país atraídos por la bonanza climática y económica, siendo practicado por un número limitado de españoles de un nivel económico alto. A partir de 1970 se produce la paulatina y rápida introducción de este deporte en la sociedad española como consecuencia de la difusión que dan al mismo notorios golfistas españoles, comenzándose la construcción de numerosos campos de golf, surgiendo incluso una importante actividad económica de indudable rentabilidad, integrándose a partir de 1990 como un auténtico sector en nuestra economía. No es necesario insistir en la importancia que ha tenido la celebración en 1997 de la Ryder Cup en el Campo de Golf de Valderrama (Cádiz), y el desarrollo de distintas Asociaciones y Federaciones de Golf. En España, según la Federación Española de Golf, existían en el año 1970, 5.000 jugadores, produciéndose un crecimiento espectacular a partir de dicho momento, pues en 1980 se contabilizan unos 20.000 jugadores federados, que se triplican a 60.000 en 1992, llegando a superarse en 1997 la cifra de 100.000 federados. Se estima que en el año 2000 pueden llegar a 200.000 los jugadores españoles federados. 3.3. EL CAMPO DE GOLF Se calcula que en la actualidad el deporte del golf está generando en España unos ingresos superiores a los 120.000 millones de pesetas anuales, en cuya cifra se incluye la construcción y conservación de los campos y los gastos que generan tanto los jugadores de golf como los no jugadores y los acompañantes. Las anteriores cifras se encuentran muy alejadas de las que se generan en otros países como EE.UU., en los que se calculó en 1990 que los 13.900 campos de golf habían generado la suma de 2,4 billones de pesetas, y se estima que para el año 2000 se puede superar la cifra de 20.000 campos de golf con un ingreso próximo a los 4,7 billones de pesetas. Así pues, debemos destacar que la promoción y construcción de campos de golf pueden generar una gran rentabilidad, aunque las inversiones que deban de realizarse sean de gran importancia, estimándose que en España un campo exige para un desarrollo de 18 hoyos una superficie de 50 a 60 hectáreas, y el costo medio de construcción puede ascender a los 700 millones de pesetas. Se trata de importantes inversiones que exigen unas condiciones geográficas, urbanísticas, sociológicas, etc., muy peculiares, así como la posibilidad de un fácil acceso a través de los correspondientes medios de transporte, autovías, ferrocarril, aeropuertos, etc., por cuya razón las instalaciones van a producirse inicialmente impulsadas por la iniciativa privada, distinguiendo aquellos que se construyen exclusivamente para un grupo de personas que se asocian con esta finalidad, naciendo las sociedades de aprovechamiento privado de aquellas otras construcciones que tienen una finalidad básicamente comercial, sin olvidar que las Administraciones Públicas han promocionado también instalaciones deportivas de esta naturaleza, aunque en porcentaje muy reducido. A título de ejemplo puede decirse que en España, en 1991, existían 120 campos de golf, de los que eran de propiedad de alguna Administración Pública ocho campos, y el resto, es decir, 112, se dividían por mitad entre asociaciones de particulares e instalaciones para explotación económica abierta. Carecemos de datos actualizados en cuanto a la titularidad de los campos, pero ha aumentado notoriamente la propiedad perteneciente a las Asociaciones de carácter particular, que facilitan el acceso de jugadores que no pertenecen a la Asociación. Los...
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