El cambio de Jerónimo

AutorEnrique Cortés de Abajo
Páginas83-89

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Salvo que a uno le guste el fútbol, los domingos, y especialmente por la tarde, son días de sosiego, tranquilidad y descanso. Sin embargo, aquel domingo del mes de noviembre Jerónimo se encontraba inquieto e intranquilo. El lunes debía dar su respuesta al ofrecimiento de puesto de trabajo que le habían hecho: la Subdirección General de Regulación y Relaciones Internacionales de la Dirección General de Aviación Civil. A pesar de haber sopesado las ventajas e inconvenientes del cambio de trabajo, lejos de haberle ayudado a despejar el campo para tomar su decisión, ese ejercicio le había generado una sensación poco agradable: inseguridad. La noche anterior había descansado mal por sus dudas a la hora de tomar esta decisión, pero estaba dispuesto a no dilatarla más. Esta noche debía irse a descansar con la decisión tomada. Así que se sentó en el salón de su casa, una vez que hubo leído el cuento de rigor a los niños, puso el disco que más le gustaba de Bruce Springsteen y repasó mentalmente su carrera profesional y los esquemas mentales que había prefijado para aceptar o rechazar la oferta que le habían hecho.

1. Un poco de la carrera profesional de Jerónimo

Jerónimo decidió opositar por convicción, a pesar de que el sistema de oposiciones no encajaba del todo en su forma de ser, más bien impaciente, dinámica y dirigida a la acción. Recién acabada la carrera de Derecho y la de Empresariales, comenzó su preparación para uno de los Cuerpos Superiores de la Administración. Tras tres años que le parecieron tres siglos, consiguió ganar las oposiciones y se aprestaba para lo que él consideraba una larga y fructífera carrera profesional.

A los dos meses de aprobar la oposición, tomó posesión en su primer destino como Jefe de Servicio de Asuntos Generales de la Secretaría General de Aviación Civil, donde inició sus primeros pasos en su carrera administrativa más como observador que como protagonista. El sitio era agradable, la gente cordial

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y el trabajo no excesivamente exigente. Desde luego, nada parecido a lo que él pensaba que iba a ser su inicio profesional. Empezó a intuir que la Administración tenía unos ritmos distintos a los que él llevaba. Sin embargo, su estado de completa felicidad y su disposición a disfrutar de este periodo le hizo aprove-char los pocos espacios que veía para innovar, aprender del resto y participar en todas las actividades que requiriesen de la voluntariedad y de tiempo.

Poco después de un año, Jerónimo accedió a ocupar la Jefatura de Área de Asuntos Jurídicos en el ámbito de esa Secretaría General. Se trataba de un campo completamente nuevo para él; ni en la carrera ni en la oposición había tenido ocasión de estudiar nada referente al Derecho Aeronáutico. A pesar de ello, se empeñó en dedicarse con esmero, y no solo le pareció interesante y ameno sino que le incitó a matricularse en los cursos de Doctorado de la Universidad donde había una especialidad, precisamente, referente a esta modalidad. Además, tenía un fuerte componente internacional que implicaba viajar y asistir a reuniones internacionales, que era algo que a él le resultaba especialmente atractivo.

Año y medio después, el Secretario General de quien dependía, un tipo jovial, alegre y cercano y con quien mantenía una excelente relación, cesó fulminantemente y fue sustituido por una persona con un carácter difícil, un trato distante y una forma de trabajar que no acababa de gustarle a Jerónimo. Aunque el trabajo le gustaba mucho, sin embargo, el entorno laboral se había enrarecido y comenzó a ver si existían opciones de cambiar de puesto de trabajo.

Apenas dos meses después de iniciar su búsqueda, un compañero suyo de promoción, le habló de un puesto de Vocal Asesor en el Gabinete de la Subsecretaría del Ministerio de la Presidencia, donde estaban buscando a alguien para llevar cuestiones relativas a las relaciones internacionales. Tras una breve entrevista con la Jefa de Gabinete y con la propia Subsecretaria en la que no vio elementos negativos, decidió aceptar trabajar en el Gabinete. En el peor de los casos, puede que el clima de trabajo sea tan complicado como el lugar donde estaba, pensó, pero al menos el incremento retributivo era bastante importante y ahora que acababa de comprarse una casa y tenía una hipoteca bastante exigente esto le daría cierta holgura económica. En los dos años que pasó en ese Gabinete desarrolló una actividad muy...

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