¿Calma tras la tormenta financiera? Reflexiones desde la perspectiva de género

AutorMertxe Larrañaga; Yolanda Jubeto
CargoProfesoras del departamento de Economía Aplicada I en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Bilbao. UPV/EHU
Páginas33-50

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1. Introducción

Estamos ante una crisis global, sin duda la más importante desde la Gran Depresión, una crisis surgida en el centro financiero más importante del país más poderoso del mundo, Estados Unidos, en un contexto de finanzas globales y finanzas descontroladas. Es una crisis de altísima velocidad, que surgió como crisis subprime, de hipotecas toxicas en 2007, y que debido a la globalización financiera, se convirtió en una crisis financiera global, sobre todo en los países del norte y en 2008 ha derivado en una crisis de la economía real que afecta a todos los países, los del norte y los del sur. Es asimismo una crisis que comparte con las crisis financieras acaecidas desde la caída de Bretton Woods en la década de los setenta su carácter sorprendentemente sorpresivo y creó auténtico pánico entre economistas y políticos hasta el punto de que por ejemplo Samuelson afirmó que esta debacle es para el capitalismo lo que la caída de la URSS fue para el comunismo. Es una crisis que puede considerarse, por lo menos en parte, una consecuencia de la creciente financiarización de la economía. Esta financiarización ha contrapuesto de manera muy clara un mercado altamente simbólico -una economía de papel, virtual, inmaterial- a la producción real y como consecuencia, las condiciones de vida de gran parte de la población mundial han quedado expuestas a merced de la volatilidad especulativa (Recio 2009), lo que ha aumentado el número y frecuencia de crisis financieras hasta llegar a la tan temida crisis global que padecemos.

La mencionada financiarización se encuentra también muy ligada a los cambios habidos en la distribución de la riqueza. Así, en la mayoría de los países se ha producido en las últimas décadas una quiebra de la relación capital-trabajo. De acuerdo con un informe publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) entre 1995 y 2007 cada 1 por ciento adicional de crecimiento anual del Producto Interior Bruto (PIB) per cápita generó un aumento de sólo un 0,75 por ciento en el crecimiento anual de los salarios. Como resultado, en casi tres cuartas partes de los países del mundo disminuyó la proporción de los salarios en el PIB y, evidentemente, aumentó el peso del capital. Además, la proporción de los beneficios destinados a inversiones productivas también ha disminuido con lo que una parte cada vez mayor ha sido desviada a los mercados financieros que resultaban alta y sospechosamente rentables. Además, las elevadísimas retribuciones de los altos ejecutivos de las finanzas incentivaban su creatividad; creatividad que a la postre ha resultado nefasta puesto que han ideado activos muy complicados y opacos. Tan opacos han sido los instrumentos financieros Page 34 que hasta asesores financieros de fama internacional han llegado a reconocer que ni ellos mismos los entendían. Ligado a esta progresiva financiarización se ha observado que el énfasis en la economía se ha trasladado de la producción de nuevos productos y servicios a la compraventa de activos -viviendas, activos financieros,...- ya existentes, de manera que en cada compraventa se producía una subida de precios, lo que alimentaba las burbujas e inflaba continuamente el Producto Interior Bruto (PIB).

La caída de Bretton Woods abrió las puertas a la financiarización. En el sistema de Bretton Woods, las monedas estaban vinculadas de manera fija al oro y el denominado «riesgo del tipo de cambio» era pequeño. Sin embargo, a partir de 1976, los tipos de cambio pasaron de ser fijos a variables, es decir, el valor de las monedas era fijado por el mercado y con ello las divisas se convirtieron en activos atractivos para especular. Desde entonces las compraventas diarias de divisas no han dejado de crecer (ver gráfico 1) y se considera que 2/3 de las mismas corresponden a movimientos especulativos, a razones estrictamente financieras. Ya entonces se propusieron diferentes medidas para hacer frente a los problemas que esto puede generar, y entre ellas la más conocida es la Tasa Tobin que ha recobrado protagonismo en el momento actual.

Gráfico 1

Mercados de divisas, operaciones diarias en billones de $

(Gráffico en DocumentoPdf)

Fuente: BIS, Triennial Central Bank Survey, 2007

En las dos últimas décadas del siglo pasado se produjo un proceso de liberalización y desregulación basado en la ideología neoliberal, caracterizada por una fe ciega en el funcionamiento de los mercados. Como resultado, las instituciones Page 35 financieras y sus productos están sometidos a un menor control por las autoridades monetarias pero, en contrapartida, tienen teóricamente menor protección cuando las cosas van mal. El negocio bancario también ha cambiado: con tipos de interés en mínimos históricos, los beneficios derivados de los negocios tradicionales se han visto reducidos, y la forma de mantener beneficios crecientes ha sido vender más productos con comisiones y sofisticación creciente (fondos de inversión y de pensiones, hipotecas, derivados...). Esto último no hubiera sido posible sin la popularización de las finanzas que se ha producido, y a la que han contribuido las autoridades económicas y políticas, con mensajes, por ejemplo, que ponían en cuestión la supervivencia de las pensiones públicas animando así a la gente a invertir en fondos de pensiones privados que además han tenido un tratamiento más que atractivo desde el punto de vista fiscal.

Esta Gran Recesión ha tenido tres patas: inmobiliaria, financiera y económica propiamente dicha, es decir, una crisis de la economía real. Se manifestó inicialmente en EEUU como una crisis subprime o de hipotecas tóxicas. Bajo el supuesto del incremento indefinido del precio de las viviendas, se concedieron -sin demasiados problemas ni garantías- préstamos a tipos muy bajos en montos cercanos o superiores al valor de los inmuebles. Estas hipotecas se titulizaron de forma agrupada y se vendieron con facilidad por todo el mundo porque fueron calificados como productos buenos. Cuando el precio de la vivienda empezó a caer, las entidades financieras empezaron a tener problemas, se comenzó a sospechar de la solvencia de las entidades y sus activos, y se generalizó la desconfianza entre ellas. Esto se tradujo en que dejaron de prestarse dinero entre sí, y la crisis de hipotecas subprime se fue convirtiendo en una crisis financiera internacional. Al dejar de fluir los créditos se acabó de golpe la era del dinero fácil y las familias y las empresas empezaron a tener problemas para conseguir financiación. De este modo la crisis financiera se trasladó a la economía real. Esta crisis vivió su momento más crítico, por lo menos para el sector financiero, en septiembre de 2008 con la caída de Lehman Brothers.

2. Analizando responsabilidades

El Fondo Monetario Internacional (FMI) distingue tres tipos de crisis financieras -crisis cambiarias, crisis bancarias y crisis de deuda externa- y hoy estaríamos ante una crisis bancaria, crisis que ha llevado a la quiebra o ha puesto en grave riesgo a poderosísimas entidades financieras de los países más desarrollados del mundo -Bear Stearns, Fannie Mae y Freddie Mac, Lehman Brothers, Merryl Linch, American International Group ...-. En general se trata de empresas con una entrada importante de mujeres pero su presencia disminuye a medida que se va ascendiendo en la escala profesional. De hecho, según la Comisión Europea, el de las finanzas es uno de los sectores con mayores desigualdades entre mujeres y hombres, en el que, por ejemplo, la brecha salarial alcanza el 37% debido Page 36 a «las grandes diferencias entre salarios mínimos y máximos y por el «techo de cristal» que impide a las mujeres alcanzar puestos directivos» (COM 2007). En esta misma línea, según un estudio publicado por Equality and Human Rights Commission (EHRC 2009) en la City de Londres, uno de los centros financieros más importantes del mundo, la retribución variable (bonus..) de las mujeres es cinco veces inferior a la de los hombres 1. El estudio resalta asimismo que si bien el número de mujeres y hombres en el sector es muy parecido, sólo el 11% ocupan puestos directivos cuando este porcentaje en el conjunto de la economía británica alcanza el 28%,

Así pues, esta crisis ha servido para poner en evidencia la falta de mujeres en los equipos de dirección de las grandes empresas financieras y ha reabierto el debate sobre las ventajas de la diversidad en los equipos de dirección. Esta idea se podría resumir a la manera en que lo hizo The Guardian preguntándose «¿si Lehman Brothers hubiera sido Lehman Brothers and Sisters hubiera pasado lo que pasó?» (Ashley 2009). Evidentemente es una pregunta sin respuesta pero lo que parecen indicar muchos estudios al respecto (Martínez 2009) es que las empresas que incorporan mujeres a sus equipos de dirección tienen mejores resultados económicos. Lo que ha quedado claro con la debacle de entidades financieras es que sus equipos eran muy, tal vez demasiado, homogéneos en cuanto al perfil de directivos, todos parecían cortados por el mismo patrón: varones blancos de clase media que habían ido a las mismas escuelas y universidades, etc.

Unido a esto, la crisis puede ser para las mujeres una oportunidad, pero igual una oportunidad un tanto envenenada en el sentido de que se haga realidad lo que se conoce como «acantilado de cristal», es decir, poner mujeres al frente de empresas en crisis como forma de indicar un cambio de timón en un momento en que su situación no deja de ser delicada puesto que el riesgo de fracaso suele ser mayor que en épocas de bonanza económica (Martínez 2009). Movimientos en este sentido se han producido, por ejemplo, en Islandia donde se han puesto dos mujeres al frente de dos de las tres entidades bancarias nacionalizadas y Elín Sigfúsdóttir y...

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