La calificación urbanística del suelo, de S. Romero Saura.

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1277-1282

Page 1277

    ROMERO SAURA, S.: La calificación urbanística del suelo. Editorial Montecorvo, 1975.

La Editorial Montecorvo vuelve a publicar una tesis doctoral sobre un problema actual del Derecho urbanístico bajo el sugestivo título de La calificación urbanística del suelo. Se trata, sin embargo, de una tesis modificada, actualizada a la normativa actual. Con ello, la Editorial Montecorvo puede decirse que está monopolizando esa ventana que ofrece al público lo más significativo que se produce en el campo del urbanismo... y en otros diversos sobre los que inciden las tesis doctorales en el momento actual. Si escribir una tesis doctoral fuese o se considerase pecado (por el lujo que la aportación de su contenido representa en el campo del estudio), a la Editorial habría que designarla con aquella frase de la letanía: refugium peccatorum.

De la monografía, técnica, profunda, consecuente, instructiva y bien documentada, me ha impresionado una frase que el autor del libro, Fernando Romero Saura, doctor en Derecho, profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, estampa en su introducción y que dice: «No es extraño que al hombre de la calle, y aun al jurista no especializado, se le presente este moderno urbanismo como un totum revolutum.» Es curioso que al hacer mi balance interior he rechazado inmediatamente ser 'hombre de la calle', pero tampoco me considero como 'jurista especializado en la materia', pues ello supone siempre la transformación del 'hombre de Derecho' en 'hombre de leyes', y yo me quiero seguir creyendo que a pesar de haber hecho incursiones en el campo del urbanismo sigo siendo un jurista en el sentido de 'hombre de Derecho'. Pues bien, me causa sonrojo tener que afirmar que todavía en todo este 'tinglado' urbanístico hay mucho totum revolutum.

Tendría por ello que apearme de esta recensión, pues me falta legitimación «especializada» para ella. No obstante, sigo en base de una anécdota que va a dar más valor «profano» a estas líneas. Para mí, el suelo sólo tiene un valor «paisajístico», en esa línea marcada por la sentencia del Tribunal Supremo de 17 de mayo de 1969. Un color se me va y otro se me viene al recordar cómo mi padre me envió un día de «inspección» a una finca en la que existían diversos cultivos y me recomendó que me fijara bien en el estado de crecimiento de las plantas ,el riego, los abonos, etc. El hortelano, dejándome pasar delante, iba pendiente de todos mis gestos, hasta que en un momento de inspiración dije: «Muy crecidas están esas lechugas . », y tuve que aguantar la respuesta: «Señorito, eso es remolacha.»

¿Cómo es posible-me pregunto-que el recensionista esté en condiciones de diferenciar el antiguo suelo urbano, de reserva y rústico, convertidos ahora en...

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