Las buenas prácticas en la evaluación pericial de personas que sobreviven a la violencia sexual
Autor | Jorge González Fernández, Mª Begoña Martínez-Jarreta y José Mª Tenías Burillo |
Páginas | 197-213 |
MANUAL DE ATENCIÓN Y VALORACIÓN PERICIAL EN VIOLENCIA SEXUAL GUÍA DE BUENAS PRÁCTICAS 197
CAPÍTULO 11
LAS BUENAS PRÁCTICAS EN LA EVALUACIÓN PERICIAL DE
PERSONAS QUE SOBREVIVEN A LA VIOLENCIA SEXUAL
Jorge González Fernández, Mª Begoña Martínez-Jarreta y José Mª Tenías Burillo
El examen médico de una víctima de violencia sexual puede ser, por sí mis-
mo, traumatizante para la persona examinada, por lo que es necesaria una atención
particular (1). Someterse a una exploración interna –e incluso externa– tras una
agresión sexual es una perspectiva desalentadora que puede ser experimentada
como «otro asalto» en el peor de los casos, o como una situación incómoda e inva-
siva en el mejor (2). Por ello, cada superviviente debe ser evaluada y tratada como
un individuo único (3)anteponiendo sus necesidades como persona y evitando
cualquier situación que pueda agravar su estado (4).
La forma en cómo las mujeres son tratadas afecta a la extensión y calidad de la
evidencia recopilada, inuyendo en su voluntad de cooperar y conar en el proceso legal.
A este respecto, se han identicado una serie de problemas relacionados con
los exámenes forenses (2)(5):
• Baja prioridad en la atención en urgencias, con largas esperas.
• Sexo del examinador diferente del solicitado por la víctima.
• Limitada formación, experiencia y sensibilidad de los examinadores.
• Reconocimiento poco sensible.
• Incredulidad del examinador.
• Ausencia de normas nacionales.
• Falta de privacidad en el lugar donde se realizan los exámenes.
• Equipamiento limitado de las instalaciones.
JORGE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, MARÍA BEGOÑA MARTÍNEZ-JARRETA Y JOSÉ MARÍA TENÍAS BURILLO
CAPÍTULO 11 LAS BUENAS PRÁCTICAS EN LA EVALUACIÓN PERICIAL DE PERSONAS QUE SOBREVIVEN A LA VIOLENCIA SEXUAL
JORGE GONZÁLEZ FERNÁNDEZ COORDINADOR198
También, y en sentido positivo, se han identicado buenas prácticas que
hacen el examen forense menos traumático (6):
• Que el examinador sea mujer.
• Que se realice en un entorno privado.
• Que exista una buena comunicación durante el proceso.
• Que la atención sea sensible y profesional.
En cualquier caso, la necesidad de atención física y psicológica debe ser pre-
ferente sobre la necesidad de una evaluación médico forense (7).
Desde una perspectiva individual, el médico forense tiene una serie de obli-
gaciones bioéticas fundamentales, como atender al principio universal de no ma-
lecencia, velar por la equidad en la atención a las víctimas, guardar el deber de
condencialidad e informar de manera adecuada a la persona sobre el objeto y los
pasos del reconocimiento. A estas cuestiones éticas básicas debe añadirse una serie
de normas de actuación, entre las que se encuentran la identicación personal ante
la víctima, la sensibilidad durante el reconocimiento y toma de muestras, la ur-
gencia en la prestación del servicio, la permisividad hacia la presencia de acompa-
ñantes y otras buenas prácticas que serán debidamente abordadas a continuación.
1. IDENTIFICACIÓN DEL MÉDICO FORENSE ACTUANTE
La identicación del profesional encargado de la pericia es la primera cues-
tión, en orden cronológico, que debe plantearse. Además, es necesario que el/la
superviviente conozca el objeto de la pericia, y que todas las actuaciones a realizar
sean convenientemente explicadas por la persona responsable.
Albertin (8) describe que el desconocimiento de los roles de los profesiona-
les por parte de la víctima motiva una dicultad para relacionarse adecuadamente
con ellos, y es uno de los factores causantes de victimización secundaria. El propio
Código de Deontología Médica (9), en su artículo 10, expone que «Un elemento
esencial de la información es dar a conocer al paciente o a sus allegados la iden-
tidad del médico responsable de su proceso asistencial, así como la de aquel que
en cada momento le preste asistencia», y si bien cabe la controversia sobre el tipo
de acto médico que realiza un perito, por lo ajeno a la medicina asistencial, no cabe
ninguna duda de que las exploraciones realizadas encaminadas a la obtención de
un diagnóstico médico-legal sobre el tipo de lesiones que la víctima pudiera pre-
sentar y sobre su etiología, así como el carácter invasivo de este tipo de reconoci-
mientos, que son en todo caso médicos, obligan a adoptar esta norma ética incluida
en nuestro Código de Deontología (10).
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