Martin Buber. Dimensiones filosófico-políticas de un pensar dialógico

AutorTornel Gómez, Miguel Ángel
Páginas461-482

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1. La génesis del humanismo hebreo de Buber

Este artículo pretende profundizar sobre aspectos de la obra de Martin Buber que no encuentran suficiente repercusión en lengua castellana, a pesar de su gran interés y proyección. La obra de este maestro está estrechamente conectada conformando un pensamiento unitario y compacto difícil de descomponer. Si bien es cierto que el tratamiento de su filosofía dialógica ocupa la mayoría de trabajos dirigidos al estudio de Buber, no menos verdadero es que sus concepciones políticas tienen gran interés y han sido y son de actualidad. Así es que aún se habla de sionismo, nacionalismo, individualismo, colectivismo, comunidad y socialismo y las aportaciones de Buber no pare-cen caducas. Veamos a continuación cómo se origina y desarrolla el pensamiento de quien, en definitiva, puede considerarse un autor para la paz.

Martin Buber nació en 1878 en Viena, capital, por aquel entonces, del imperio austro-Húngaro. De ascendencia judía, sufrió el desgarramiento interior de los judíos a finales del siglo xix, así como las matanzas de las que fueron victimas durante el siglo xx. Es espectador de la esperanza de asimilación por parte de la comunidad; sin embargo, no termina de funcionar y los judíos continúan interrogán-dose sobre su identidad como pueblo o como religión. En un clima de inseguridad en europa aparece la figura de Theodor Herzl. Aclamado por la mayoría, dirige el movimiento sionista que buscará la creación de un estado judío en Palestina. El cambio de siglo sorprende con la muerte de Herzl, pero no con los cimientos del movimiento que había conseguido crear. Éste no cesará en su empeño de materializar la vuelta del pueblo judío a jerusalén. Congresos sionistas, desavenencias entre los propios dirigentes del movimiento, concesiones, exclusiones y declaraciones, tendrán que sucederse hasta que en 1948 se proclame el estado de israel. Ese mismo año estalla la guerra con la Liga Árabe (egipto, siria, Líbano, irak y Transjordania). Desde la visión de los judíos se denomina a ésta «guerra por la independencia», mientras que los árabes la identifican con el nombre de «catástrofe». Buber se une durante su juventud al sionismo, en 1898. En esos años asiste a sus estudios universitarios en Viena, donde el sionismo se encuentra bastante desarrollado. «en el sionismo Buber encontró por primera vez un canal por el cual podía concentrar sus energías, como su abuelo, y mantenerse ocupado con un trabajo constante y útil»1. En 1901,

Herlz le ofrece el puesto de editor en el periódico Die Welt (El Mundo), órgano de expresión del movimiento. «Buber respondió a esta invitación con la cordialidad que caracterizaba su joven carácter. "su invitación ha traído alegría a mi corazón", escribía, "porque supone una

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muestra de confianza y porque me ofrece una espléndida oportunidad de trabajo"»2. Tal ocupación no le dura mucho debido al rechazo de Herzl a fomentar las actividades culturales entre los jóvenes judíos. Los primeros esfuerzos de Buber se centran en la lucha por el impulso cultural influenciado por ahad Haam. No obstante, las barreras que se le ponen a sus actividades, por parte de quienes no entreveían valor al aspecto de la educación dentro de la formación de israel, acaban por generar que abandone la organización sionista para dedicarse a ahondar en mayor medida dentro de la cultura judía. En 1904, ante la muerte de Herzl, abandona el movimiento y se dedica a la investigación del hasidismo, lo que le ocasiona algunas críticas. No obstante, no desiste de reflexionar sobre los acontecimientos importantes en el desarrollo del sionismo y volverá a participar activamente en el debate para la formación del estado judío. En 1909 pronuncia sus Discursos sobre el judaísmo dentro del círculo de universitarios Bar Kochba. En 1916 funda la comisión rectora para la cultura judía y crea la revista Der Jude, donde opinará activamente sobre los acontecimientos relevantes del sionismo3. En 1921 participa en el XII congreso sionista, en el cual advierte sobre los peligros del nacionalismo y propone un estado binacional en Palestina. Ese mismo año funda la sociedad judía para el entendimiento internacional. En 1925 participa en la constitución de la alianza por la Paz (Brit Shalom). en octubre de 1929 pronuncia un discurso que más tarde trascribirá con el título «el hogar nacional y la política nacional en éretz israel» igualmente, dentro de su deseo de renovar lazos entre el pueblo y la tradición escribe en los años treinta Platón e Isaías y Cinco líderes Bíblicos. Una vez en jerusalén se une al grupo ichud, que pretendía la convivencia judeo-árabe. También en este periodo escribe entre otros muchos los siguientes ensayos El camino binacional hacia el sionismo en 1947, La misión de Israel y Sión de 1957 e Israel en el medio oriente y el mandato del espíritu de 1958.

Hasta 1904, el sionismo de Buber está marcado con las manifestaciones de su maestro ahad Haam. Será, tras el retiro en el estudio del hasidismo, cuando se desmarque y configure un concepto propio, en cuanto a la formación de israel y las funciones de los sionistas. «cuando en 1913 un grupo de amigos habló de fundar un colegio judío de estudios avanzados -proyecto que se frustró por la Primera Guerra Mundial-, el tomar conciencia de este hecho me llevó a definir al espíritu requerido para dirigir un programa de éste tipo como humanismo hebreo»4. Con el término «humanismo hebreo» Buber sustituye el concepto «renacimiento judío» que usaban los sionistas culturales, en un intento por resaltar la importancia de la humanidad en la

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idea de la renovación de la persona y de la comunidad. Pretende resaltar lo humano, la humanitas, en detrimento de lo inhumano, tan presente durante su época. «Los que pueden llamarse verdaderos seres humanos están en peligro de deslizarse una y otra vez hacia lo inhumano»5. El restablecer o renovar no se refiere a unas circunstancias externas, sino que ese retornar se dirige a recibir una forma de vida del pasado donde se hallaba presente el principio humano. Buber buscará captar la esencia o el espíritu del pueblo de israel, la cual se encuentra difuminada. «aquel espíritu que nos hizo tal como somos6», manifiesta. Por otro lado, las fuentes en las que debían buscar ese espíritu perdido son los textos bíblicos. De ahí el uso del término hebreo. Ante el advenimiento del régimen nazi, Buber añadió aún una palabra más a su concepto. Lo llamó humanismo hebreo bíblico. Pretendía resaltar la importancia de la Biblia. Así escribe: «La humanitas que emana desde este libro, hoy como lo ha hecho siempre, es la unidad de la vida humana»7. El humanismo hebreo requiere el cambio de la totalidad de la vida, la interior y la exterior, la de la comunidad y la del individuo. «el pensamiento sionista en su forma actual no ha podido compenetrarse con el principio que dice que la transformación de la vida debe emerger de la vuelta al origen de nuestra naturaleza. Es verdad que todo sionista que piensa se da cuenta de que nuestro carácter está distorsionado en muchas formas, que estamos fuera de foco y que esperamos que la nueva vida en nuestra propia tierra, la ligazón a la tierra y a nuestro trabajo nos restablezcan y nos integren de nuevo. Pero lo que muchos pasan por alto es que los poderes que se liberan a través de este renovado lazo con la tierra, no son suficientes para lograr una transformación real y completa»8. El humanismo hebreo bíblico tendrá como modelo ideal el hombre bíblico que es capaz de ver en el judaísmo su singularidad: la unión de un pueblo y una religión. A través de esta peculiaridad reconocer las responsabilidades que se sustraen de la misma. Ante los hechos que se suceden bajo el sionismo político, Buber afirma con nostalgia: «Queda para nuestro tiempo la separación del pueblo judío y de la comunidad religiosa que estaban fusionados desde los comienzos más remotos, para restablecer a cada uno como unidad independiente, una nación igual que otras, una religión igual que otras. Gracias al trabajo sin paralelo en Palestina, la nación está en franco ascenso. La religión, sin embargol, está en un empinado descenso, porque ya no es un poder que determina la totalidad de la vida»9. En virtud de la posición humanística que defiende Martin Buber, parece incuestionable que no está a favor de aquellos que ven la nación judía como la culminación del problema judío. Las

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divergencias con el sionismo político de Herzl aparecen en los prime-ros años de actividades sionistas. Pronto muestra su rechazo a un sionismo que sólo atienda a la idea de una nación como único fin, es decir, convierta el estado judío en un estado entre el resto de estados, obviando su singularidad. Para Buber el sionismo debe conllevar el resurgir de una espiritualidad perdida. Cuando este sentimiento se pierde ya no es sionismo lo que se encuentra, sino nacionalismo descarnado. «Sión es mucho más grande que un pedazo de tierra en el cercano oriente, o un estado judío en ese pedazo de tierra. Sión implica una memoria, una exigencia, una misión»10. Su sionismo, influenciado por el humanismo hebreo apela a una recuperación de los valores religiosos, no como un conjunto de rituales, sino como un factor indispensable en el renacer del judaísmo. Piensa que la negación de la tradición religiosa haría imposible la realización material del estado de israel, porque éste no es sólo un pueblo; es también una religión. Ambos constituyen al judío verdadero; es un miembro de un pueblo y de una religión, aun cuando no practique ritos y siga una vida religiosa.

2. Concepciones políticas en Buber

Su formación universitaria (estudió Filosofía, Germanística, Historia del arte y Psicología) se desarrolló en...

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