Bioética: una disciplina necesaria en la formación científica

AutorÁngela Lavilla Cañedo
CargoLicenciada en Bioquímica por la Universidad de Oviedo.
Páginas36-47

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Introducción

El desarrollo de la práctica investigadora junto con los avances biotecnológicos están aportando indudablemente beneficios a la salud de los seres humanos, gracias a la mejora de los diagnósticos, pronósticos y tratamientos eficaces. Aunque resulta importante resaltar cómo el campo farmacológico, además de con la ciencia, se relaciona con el mercado. Por ello, hay que tener presente el componente comercial que conllevan los medicamentos que, de alguna manera, puede llegar a vulnerar los Derechos Humanos y los principios bioéticos básicos que deben regular la investigación en seres humanos establecidos en el Informe Belmont (1978): el respeto, la beneficencia y la justicia.

En el modelo actual de práctica médica el paciente asume la responsabilidad en la toma de decisiones, y esto implica el derecho a acceder a una información independiente en relación con los fármacos existentes, con los conflictos de intereses, con la presión que ejerce la Industria Farmacéutica (IF), sus estrategias y relaciones con los gobiernos, asociaciones de pacientes y otras entidades.

El cumplimiento de las obligaciones jurídicas y los deberes éticos de los profesionales dedicados a la IF contribuirán a lograr que la información sea transparente, algo crucial para desechar medicamentos inseguros y no caer en un círculo de intereses ocultos capaces de modificar nuestra propia percepción del concepto de salud.

Objetivos

Los objetivos contemplados pueden dividirse en dos partes. En primer lugar, investigar la situación actual en la que se encuentra la IF en tres puntos fundamentales: la ampliación de los límites de la enfermedad, la distribución de recursos y tendencias en el desarrollo de nuevos fármacos y, las cuestiones éticas involucradas en la realización de ensayos clínicos de medicamentos en humanos. En segundo lugar, mostrar la necesidad de aportar a los estudiantes de Ciencias Biomédicas conocimientos básicos de bioética para fomentar la capacidad de análisis y como herramienta para saber abordar los conflictos éticos que en el futuro se les puedan plantear.

Material y método

La metodología llevada a cabo se basa en la revisión bibliográfica de artículos publicados en revistas científicas, nacionales e internacionales, y bases de datos de bibliografía médica, bioética y legislación. Gracias a estos materiales ha sido posible llevar a cabo una reflexión bioética ante lo planteado en la literatura especializada relacionada con el tema de estudio y ha permitido la detección de nuevos problemas y temas controvertidos de actualidad dignos de estudio y debate.

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Temas de análisis
A Disease mongering

Disease Mongering es un término acuñado en 1992 por Lynn Payer. Fue descrito en su obra como la ampliación de los límites de la enfermedad y se visualiza bajo la forma de "tratar de convencer a gente sana de que está enferma, y a gente levemente enferma, de que está muy enferma" [1].

Especialistas como Ray Moynihan y David Henry se refieren a él como la venta de trastornos que amplifican los límites de enfermedad y expanden los mercados de aquellos que venden y proporcionan tratamientos [2]. Supone exacerbar la dimensión de lo cotidiano, expandiendo y alterando la percepción y el concepto de enfermedad, para introducir un tratamiento (preferiblemente de por vida).

En los países desarrollados se está consiguiendo que la población se considere cada vez más enferma, aumentando la proporción de pacientes, es decir, todo aquel que toma medicinas [3], y propagando una epidemia silenciosa de efectos adversos, que en países como EE.UU. están considerados entre la cuarta o sexta causa de muerte [4].

Se pueden distinguir 14 tácticas de promoción de Disease Mongering:

A.I. Dar a entender que una función normal no es correcta y debe tratarse.

La calvicie es un proceso inevitable que se ha llevado al campo de la medicina. Merck dio a conocer este "problema" a través de una campaña publicitaria encubierta, en la que se advertía de la posibilidad de sufrir pánico y otras dificultades emocionales, así como mermar el bienestar mental de los hombres al perder pelo [5]. La propia compañía había financiado el estudio y contratado a un experto para difundirlo y promocionar su fármaco, no libre de efectos adversos, Propecia® [5].

A.II. Considerar características de la personalidad como enfermedad.

La timidez, en términos médicos, ha pasado a llamarse fobia social (FS) y como tal, tiene tratamientos. Aurorix® (moclobemida) de Roche, fue promocionado mediante una campaña que enfatizaba la infravaloración por parte del gobierno, del número de diagnósticos, consiguiendo catalogar la FS dentro de los desórdenes psiquiátricos [5].

A.III. Fomentar el miedo en personas sanas acerca de una futura enfermedad.

Es una estrategia de toma de conciencia acerca de posibles enfermedades. Puede llevarse a cabo por los departamentos de marketing de las compañías [2] y puede ir respaldada por agresivos anuncios publicitarios, como en el caso de Lipitor® (atorvastatina) de Pfizer, protagonista de una campaña de prevención cardiovascular en gente sana [6] cuyo resultado fue ser considerado el fármaco más vendido en el mundo [7], a pesar de la existencia de estudios que indican que las estatinas no proporcionan un beneficio neto para la salud, en su aplicación como prevención [8].

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A.IV. Introducir nuevos diagnósticos difíciles de distinguir de la vida normal.

El llamado Síndrome Disfórico Premenstrual puede considerarse "patología" tratable, a pesar de no existir un consenso sobre su definición. Ciertos profesionales lo consideran una enfermedad psiquiátrica, otros manifiestan que no existe, y no aparece contemplado como enfermedad en la Clasificación Internacional de la OMS. La FDA (Food and Drug Administration) se apoya en los síntomas descritos por el centro nacional "Women’s Health" para permitir su diagnóstico [9], aunque es resaltable que la valoración de sus manifestaciones no es sencilla, facilitando la sobrevaloración y medicación innecesaria, con riesgo de sufrir efectos adversos.

A.V. Aumentar los rangos de prevalencia de las enfermedades.

La disfunción eréctil (DE) pasó de ser tratada como efecto colateral a un problema médico, físico e identificable, a ser tratada incluso de manera subjetiva e innecesaria, para enaltecer y potenciar la erección, principalmente por presiones sociales.

Pfizer, productor de Viagra® (citrato de sidenafil) apostó por eliminar las restricciones y ofrecer su uso a un amplio espectro, por medio de una campaña mediática apoyada por los medios y personalidades famosas, basada en redefinir DE y asignarle una cifra de prevalencia elevadísima dentro de la población, normalizando el término, y haciendo accesible su uso [10]. Hay...

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