Nombrar lo innombrable. La autorrepresentación lingüística de grupos gays no convencionales

AutorAlberto Bustos Plaza
Cargo del AutorUniversidad de Extremadura
Páginas243-266

La investigación se ha financiado con fondos del proyecto FEM2009-07194 del Ministerio de Ciencia e Innovación.

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1. Introducción

Un problema interesante cuando nos acercamos a un grupo social desde una perspectiva lingüística es el de las denominaciones, especialmente las que han surgido en el interior del grupo. Este problema va asociado al de los procedimientos de nominación empleados y al de las representaciones que subyacen a dichas denominaciones.

Dentro de la comunidad gay se configura un mosaico de grupos situados más allá del estereotipo gay y que constituyen minorías dentro de la minoría. Me voy a ocupar aquí del papel de la metáfora y la metonimia como procedimientos de nominación que, empleados desde el interior del grupo, proveen a este de nombres para referirse a sus integrantes.

Los grupos en cuestión se corresponden aproximadamente con lo que en inglés se engloba en la categoría de kink, es decir, entre otros, BDSM, fetichistas en sus diversas advocaciones, osos, bakalas, skingays, etc. La enumeración es ilustrativa. No

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se ha de ver como una clasificación y mucho menos como un conjunto de categorías disjuntas.

No he encontrado una denominación equivalente en español tras renunciar a términos médicos (como parafilias) o morales (pervertidos), por sus connotaciones de anormalidad y condena. No es fácil una acotación neta de los grupos, pues una de sus características es precisamente su extrema diversidad y la fluidez de sus fronteras. Estos conservan en la sociedad española contemporánea un cierto carácter transgresor que llega hasta lo duro o extremo. Sus preferencias trascienden lo que a veces se denomina con un calco del inglés prácticas sexuales vainilla. Las que definen estos grupos conservan la marca de la marginalidad, aunque (al menos en España) no la de la ilegalidad.

Me voy a centrar, como decía, en las denominaciones que se otorgan a sí mismos los interesados, cómo se representan a sí mismos y cómo se presentan ante los demás mediante los nombres que se han dado. No son objeto de estudio, por tanto, las denominaciones impuestas, ya sea desde la religión, la ciencia, la legislación o el lenguaje coloquial (que suele integrar una perspectiva heteronormativa). La mayoría de los testimonios lingüísticos que utilizaré son de personas que hablan sobre sí mismas (describiéndose, caracterizándose, definiéndose en cuanto sujeto de deseo) o sobre las personas que buscan (sus objetos de deseo).

El interés de las denominaciones no se reduce a un mero juego lingüístico o taxonómico. El nombre representa metonímicamente a toda la categoría y, de esta forma, le da existencia y visibilidad. Se trata de una metonimia referencial en el sentido de Kövecses/Radden (1998: 42 s.). Más allá de esto, tener nombre es imprescindible para lograr el conocimiento y, eventualmente, el reconocimiento público. El nombre es fundamental en la construcción de la identidad, de la comunidad y del sentimiento de pertenencia. El nombre es una bandera que arropa e identifica, por lo que también protege frente a

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un entorno generalmente hostil (cf. Haag). Sin nombre no hay comunidad. Por tanto, el acto nominativo tiene al mismo tiempo carácter fundacional.

Por ejemplo, siempre ha habido hombres que respondían al arquetipo de oso. Lo que faltaba era la categoría. Antes de la acción categorizadora, identificadora y dignificadora de la metáfora, lo que teníamos era, en el mejor de los casos, un tío gordo, peludo y encima maricón. Una vez pasado por el baño metafórico, lo que tenemos es un oso. Este se relaciona con otros osos, los desea, es deseado por ellos y por sus admiradores, se identifica como oso ante los otros osos, ante el conjunto de la comunidad gay y, en última instancia, ante la sociedad. Su situación ha cambiado radicalmente. Ya está incluido en una categoría, forma parte de una comunidad que reclama su lugar. Es muy reveladora la siguiente pregunta, que se le plantea en una entrevista a José María Jaia, pionero del movimiento oso en España:

(1) Nos metemos en terrenos mas personales, háblanos un poco de cómo transcurría tu vida con respecto al ligoteo antes de que surgiera todo esto del mundo oso, ¿alguna vez pudiste pensar que un señor de mediana edad peludo y gordito como tú se pudiera convertir en el rey?

[http://www.bearspain.com/entrevista_chema.htm, acceso: 14-5-2008]

Las preferencias sexuales actúan aquí como aglutinante de primer orden. Tales preferencias se encuentran repartidas entre el conjunto de la población, con independencia de su orientación sexual; y ni siquiera se trata de innovaciones en la mayoría de los casos. Basta un vistazo a los testimonios recogidos por Krafft-Ebing (1912)1para convencerse de lo uno y lo otro. Lo distintivo e innovador es el hacer bandera de ellas,

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identificarse con ellas y por ellas, y convertirlas en estilo de vida. Remitimos para las representaciones no lingüísticas a Trujillo (2005); para las manifestaciones artísticas, a Aliaga (2004); para la cultura leather y bear, a Sáez (2005); también, naturalmente, a Foucault (1976: cap. 2).

Este estudio se desenvuelve en tres planos:

a) extralingüístico: tiene que ver con la existencia de ciertas preferencias sexuales marginalizadas asociadas a estilos de vida

b) conceptual: tiene que ver con cómo afrontamos el problema de la categorización de la experiencia

c) forma lingüística: tiene que ver con cómo nombramos lo anterior2.

Prestaré especial atención a los planos b) y c), aunque necesariamente se hará referencia al plano a). Este es un estudio sobre cómo se nombran a sí mismos quienes participan de ciertas preferencias sexuales y no sobre dichas preferencias, ni sobre los sujetos u objetos de estas, ni sobre las comunidades en que se organizan formal o informalmente.

Me ocuparé solamente de aquellas denominaciones que están asentadas, es decir, que han alcanzado, al menos, el estadio de institucionalización. No aparecerán aquí, por tanto, formaciones ocasionales, muy frecuentes, que se crean para afrontar las necesidades expresivas del momento (cf. Bauer 1983, Lipka 1992).

Internet es una excelente fuente documental a este propósito. La Red ha multiplicado las posibilidades de comunicación y relación para los integrantes de estos grupos, sobre todo los que viven fuera de las grandes ciudades. Es un espacio en el que, gracias al anonimato, la expresión de la sexualidad (incluida

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su expresión lingüística) resulta desinhibida. He recurrido a los siguientes tipos de fuentes:

a) Wikipedia: como enciclopedia electrónica libre y colaborativa da cabida a artículos que no habrían entrado en enciclopedias clásicas. Muchos de ellos son elaborados por los interesados, por lo que dan una idea de cómo se ven a sí mismos y de cómo les gustaría ser vistos. No la he utilizado como fuente de material lingüístico pero sí para documentarme (por ejemplo, para tener constancia de la existencia de un grupo determinado, lo que ha posibilitado la subsiguiente búsqueda de material lingüístico).

b) Comunidades virtuales especializadas: por ejemplo, tuamo.net, bakala.org, bearwww.com, bearspain.com, etc. Estas webs ofrecen la oportunidad de crear un perfil de usuario. Los perfiles suelen constar de varios campos para describir aspecto físico, preferencias, etc. Son especial-mente interesantes los campos de texto libre en los que el autor habla sobre sí mismo y sobre las personas que busca. Los perfiles se publican bajo un nick que garantiza el anonimato.

c) Webs de contactos: existe también la posibilidad de publicar un anuncio personal para buscar amigos, pareja, etc. Algunas de las comunidades anteriores ofrecen esta posibilidad independientemente del perfil de usuario. También pueden aparecer anuncios en webs generalistas.

d) Blogs: contienen materiales útiles aquellos blogs escritos desde dentro de la comunidad gay. Puede tratarse de blogs generalistas como dosmanzanas.com, que en ocasiones tratan temas de interés para algún grupo específico o de blogs especializados como fantasiasdehombres.blogspot. com, enocasionesveoosos.wordpress.com, etc. Un material lingüístico de gran interés son también los comentarios de los lectores en los posts.

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En la medida de lo posible, me he limitado a testimonios lingüísticos procedentes de España para evitar la dificultad añadida que supondría, en una primera aproximación, dar cuenta de la variación diatópica. Dada la deslocalización inherente a Internet, podrían haberse deslizado documentos producidos por hablantes de otros ámbitos geográficos. No obstante, esto, si acaso, se habrá producido en una medida escasamente significativa.

Los documentos de los que se han extraído los ejemplos contienen numerosas incoherencias gramaticales, ortográficas y de puntuación. Estas se han respetado escrupulosamente en la transcripción por ser, precisamente, una de las características definitorias de este tipo de textos.

Este léxico no suele estar recogido en los diccionarios gene-ralistas. Convendría reflexionar sobre la necesidad de incluir al menos los términos más asentados, a la vista de su relevancia social, cultural y lingüística, así como de su frecuencia de uso. Su exclusión se debe en parte a su relativa novedad; pero no hay que descartar factores morales implícitos (Llamas/ Vidarte/ Andreu 1999), pues otro vocabulario reciente como el de las nuevas tecnologías se está incorporando con agilidad.

Con los anteriores factores concurría tradicionalmente una dificultad de tipo práctico: se trata frecuentemente de un vocabulario cuyo uso queda limitado al terreno de la intimidad, por lo que, salvo documentos literarios o médicos, resultaba de difícil acceso para el lexicógrafo. Hoy, gracias al mundo virtual, se tiene acceso a un amplio corpus...

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