Aspectos humanos de mi padre, Jerónimo González

AutorCasimiro González Velasco
Páginas1957-1966

Charla pronunciada el día 12 de febrero de 1975 en el salón de actos del Instituto Nacional de Enseñanza Media -Jerónimo González-, de Sama de Langreo, con motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de Don Jerónimo González.

Sras., Sres., familiares y amigos todos:

Muy buenas tardes y muchas gracias por vuestra asistencia.

Perdonadme que empiece con estas sencillas palabras, pero las mismas responden a que esta disertación no va a ser propiamente una conferencia, como en los programas se indica, sino una charla en la que, a través de una media hora, intentaré llevar a vuestro corazón, más que a vuestra inteligencia, el conocimiento de la manera de ser de mi padre, su estilo de comportarse en la vida, o por lo menos cómo yo personalmente, y desde luego en forma que no va a ser imparcial sino apasionada, veo el perfil humano de ese gran hombre y para mí entrañable y querida persona que fue Don Jerónimo Gonzalez Martínez, hombre de pro, asturiano, langreano ilustre, nacido hace hoy cien años en este concejo de Langreo, en la villa de Sama.

Un de Sam, como él decía muchas veces, en el que por su potente y atrayente personalidad se dio el fenómeno, poco frecuente, de ser conocido por sus amigos, compañeros, alumnos y por todos los estudiosos del Derecho, los que le trataron y los que no, simplemente como Don Jerónimo a secas, por su nombre de pila, sin más aditivos.

He dicho antes que mi charla va a ser apasionada. Realmente me expresé mal, lo que van a ser apasionadas son mis consideraciones, no mis palabras, sino mi visión de la persona.Page 1957

Los hijos amamos a nuestros padres y tenemos la obligación de darlo a conocer, pero los hijos amamos a nuestros padres sobre todo cuando hemos sido a nuestra vez padres y comprendemos mejor la naturaleza del amor que nuestros padres nos tuvieron, y empleo el pasado porque Don Jerónimo murió hace veintinueve años.

Al considerar estos últimos días el perfil humano de mi padre, agradecí tener que hablar ahora cuando el paso del tiempo ha purificado mi afecto filial librándole de egoísmos. Mientras somos jóvenes y los padres viven, el afecto filial es egoísta. Es ley de vida que los hijos usen, se aprovechen de sus padres, pero el paso del tiempo purifica el afecto de egoísmo y lo transforma en verdadero amor, que yo deseo quede reflejado en mis palabras. Por esto subtitulo esta charla como -consideraciones apasionadas-.

A los hombres se les mide por sus virtudes. ¿Cuál fue la primordial, la básica en Don Jerónimo? ¿La que destacaba en el trato con él? ¿Qué fue lo que hizo que todos los que le conocieron tuvieran por él tal aprecio?

Yo os diría que lo que primeramente destacaba en Don Jerónimo era el ser con todo sumamente considerado. A todos trataba con gran dignidad, escuchando y atendiendo, pero la verdad es que esto era en él el reflejo, la consecuencia natural, de una gran virtud.

Don Jerónimo era un hombre veraz, amaba la verdad, esa verdad que se manifiesta en una doble vertiente: en la forma en que uno mira hacia sí mismo y se ve ante los demás y en la manera de expresarse para que los demás le comprendan. Esa mirada de la verdad hacia el interior, que le hace a uno comprender la propia pequeñez y limitaciones y que nos lleva a considerar que en cualquier momento en otro hombre existen aspectos en los que puede ser superior a nosotros, es, en el fondo, la humildad; esa humildad que Santa Teresa de Avila calificaba como -andar en verdad-. Pues bien, Don Jerónimo era un hombre esencialmente humilde.

Asimismo la verdad tiene otra rama, la forma de manifestarnos ante los demás, decir la verdad siempre, no precipitarse en los juicios, hablar de otros con justicia. Esto se llama sinceridad. Pues bien, Don Jerónimo era un hombre sincero. No con lo que ahora se entiende por sinceridad, o sea con ese naturalismo desgarrado que lleva muchas veces a la precocidad y a la mala educación, sino con esa virtud profunda que lleva a comportarse de palabra y de obra ante los demás de acuerdo con la propia manera de pensar y que se manifiesta, principalmente, en la expresión hablada. Yo quiero deciros que nunca vi en mi padre el menor atisbo ni aun de las que pudieramos llamar -entidades menores de la mentira-, tales como la hipocresía, la jactancia. En su vida fue hombre que habló de lo que sabía y, con ser esto mucho, no intentó presentarse a los demás en una forma que él no era. Era, por tanto, un hombre sumamente sincero. Page 1958

Dice la Sagrada Escritura que de la abundancia del corazón habla la boca y que la verdad nos hará libres; pues Don Jerónimo era un hombre veraz, era un hombre libre. Era un hombre en ese sentido yo voy a decir que muy perfecto.

¿Cómo era la manera de expresarse de Don Jerónimo? Porque la sinceridad se demuestra realmente en la forma de hablar. Don Jerónimo era un hombre bueno, su...

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