Como asegurar la participación de todas las partes interesadas
| Autor | Guy J. Martens, |
| Cargo | UNICE |
La reciente comunicación de la Comisión "Hacia un área de Investigación Europea" afirma que : "las opciones y las decisiones políticas deben basarse en un conocimiento científico más sólido y en una comprensión total y adecuada de los aspectos económicos y sociales que rodean a los problemas en cuestión". Las opciones y decisiones políticas se traducen en normativas; la industria no está en contra de las normativas per se, siempre que sean apropiadas, que estén basadas en los conocimientos más actuales y que no distorsionen la competencia poniendo más trabas legislativas a las empresas locales que a sus competidoras en el extranjero.
Para conseguir los objetivos formulados por la Comisión en términos de opciones y decisiones políticas basadas en asesoramiento científico adecuado, las verdaderas partes interesadas han tenido que estar involucradas antes de que surja la necesidad de una legislación. De hecho, deberían estar involucradas tan pronto como se haya detectado un problema potencial, y mejor aún antes de que el problema se haya materializado. El modo de tratar el problema de la capa de ozono mediante la colaboración de la industria, la comunidad científica y las autoridades es un ejemplo de buena práctica a este respecto.
El protocolo de Montreal, publicado en 1987, es un ejemplo de lo que debería hacerse ya que incluye un proceso de revisión periódica que tiene en cuenta el progreso del conocimiento científico. Este proceso se ha iniciado de hecho, y el reciente dictamen de la Organización Meteorológica Mundial (junio 98), sobre el que se basa el protocolo de NU, concluye que se han tomado las medidas adecuadas.
Otro ejemplo de la necesidad de que las partes interesadas, incluidos los consumidores, tomen pronto conciencia de los problemas, es la creación de normas pan-europeas e incluso mundiales. Tomar el liderazgo en la definición de normas constituye una herramienta de competitividad, como se demuestra, por ejemplo, con el éxito de las normas industriales para los teléfonos móviles.
El JRC tiene una función importante en este contexto, no sólo como una "Oficina Europea de Normalización", sino también como catalizador de una red europea de investigación que se adelante a las normas y coopere en la definición de las mismas.
Puesto que se presupone que las opciones y decisiones políticas de las autoridades reflejan las opiniones de los ciudadanos, estas opiniones necesitan ser transmitidas de forma clara y objetiva, sin sesgos, como requisito previo para que se puedan desempeñar y ejercer, de forma adecuada, toda las facultades que la democracia otorga. La cuestión del modo de comunicar y consultar al público en general es muy amplia, ya que puede involucrar a legislación básica y fundamental e, incluso a veces, a la propia naturaleza y constitución de los países miembros.
El problema de suministrar una base de referencia científica que sea aceptable para la comunidad científica y que sea comprendida por el público, comienza realmente por la educación científica de los jóvenes, con el fin de capacitarles para que, como futuros ciudadanos, lleguen a comprender los problemas reales y a tomar opciones con conocimiento de causa. El papel del profesorado es importante, pero no exclusivo: los científicos tienen que aprender también a "popularizar" sus conocimientos, la industria necesita comunicar y los medios tienen que sustituir el sensacionalismo por la objetividad científica, incluyendo también la incertidumbre asociada.
El problema de suministrar una base de referencia científica que sea aceptable para la comunidad científica y que sea comprendida por el público, comienza realmente por la educación científica de los jóvenes, al objeto de capacitarles como futuros ciudadanos, y que lleguen a comprender los problemas reales y a tomar opciones con conocimiento
En cuanto al tema de asignar un papel a cada una de las partes interesadas, las conclusiones de Lord Porter y del Prof. Fischli en relación al Libro Blanco sobre el Cloro, recientemente publicado por la IUPAC (International Union of Pure and Applied Chemistry), sostienen que: "Los seres humanos no pueden prever todas las consecuencias de sus acciones... El único fundamento de peso para la seguridad en este mundo tecnológico es tener una base científica que se esté continuamente preguntando cualquier cuestión que parezca interesante y que esté siempre presente para asesorar y actuar cuando surja la necesidad."
Por tanto, es responsabilidad de la comunidad científica desarrollar esta base científica, es responsabilidad de los medios contribuir a informar al público de un modo comprensible y sin sesgos, es responsabilidad de las autoridades tomar las decisiones pertinentes basadas en un criterio científico y no como resultado de actos poco meditados y contrastados y es responsabilidad de la industria actuar responsablemente. Esto es tan cierto en el caso del cloro y su química asociada, como en cualquier otra actividad humana.
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Contacto
Dr. Guy Martens, UNICE
Tel.: +32 22 64 27 58, fax: +32 22 64 27 90, correo electrónico: guy.martens@solvay.com
Sobre el autor
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El Dr. Guy Martens se graduó en química en la Universidad Libre de Bruselas donde se doctoró en fisicoquímica en1961. La mayoría de su carrera en I+D transcurrió en una empresa multinacional química y ahora preside las comisiones de I+D de la Federación Belga de Empresas, la Federación Belga de la Industria Química, y el Grupo de Trabajo de la Unión de Confederaciones Industriales y Patronales de Europa (UNICE). Fue miembro del Comité Ejecutivo del Comité Asesor en I+D Industrial de la Comisión Europea (IRDAC). Es vicepresidente del Comité Nacional de Química de la Academia Belga y ha enseñado gestión de la I+D en varias universidades belgas.
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