Aroma o el olor agradable

AutorElizabeth S. Basto Gómez
Páginas245-325
245
Capítulo III
Aroma o el olor agradable
«Sa marche assurée, sa taille souple, ses narines roses et ouvertes, ses grands yeux
légèrement cerclés de bleu, dénotaient une de ces natures ardentes qui répandent
autour d’elles un parfum de volupté, comme ces acons d’Orient qui, si bien fer-
més qu’il s soient, laissent échapper le parfum de la liqueur qu’ils renferment.»309
1. AROMA, PERFUME
Se ha visto que el olfato es el sentido más desconocido y complejo. El
olor se encuentra limitado en su conocimiento por el desarrollo de la ciencia
pero también por el lenguaje para que nos ayude a comprenderlo; sin avan-
ces no pueden explicarse las sensaciones que produce y potenciar sus posibi-
lidades. Como se ha descrito en los dos anteriores capítulos de este estudio,
el olor está presente en la literatura, en la salud, en las neurociencias, en las
relaciones sociales...
El olor agradable proveniente de la naturaleza o del laboratorio, en
forma de aroma o perfume, hace que los demás sentidos se alerten y se pro-
duzcan reacciones, previstas o no. El perfume y los aromas ponen en valor el
309 DUMAS, Alexandre, La Dame aux camélias, París 1848, Calmann-Levy, 1931, pág. 89.
Su caminar seguro, su cintura exible, sus fosas nasales rosas y abiertas, sus grandes
ojos ligeramente rodeados de azul, denotaban una de estas naturalezas ardientes que
difunden en torno a ellas un perfume de voluptuosidad, como estos frascos de Oriente
que, por muy cerrados que estén, dejan escapar el perfume del licor que encierran.
Régimen juRídico del aRoma y de la contaminación poR hedoR ElizabEth S. baSto GómEz 246
sentido del olfato, forman parte de la economía, de la publicidad y del com-
portamiento del consumidor.
La percepción olfativa tiene importantes repercusiones en la vida afec-
tiva personal y en las interacciones sociales. En este contexto, es interesante
entender las investigaciones en otras áreas del conocimiento sobre el olfato,
las variaciones en la percepción del olor en los individuos y cómo los olores
pueden inuir en la percepción de otras señales sensoriales. Sin embargo, este
sentido no siempre ha sido valorado.
Roger-Pol Droit310 hace referencia a la poca consideración que tenía el
sentido del olfato en los lósofos. Los empiristas ingleses, Berkeley y Hume,
mencionan el olor, pero en una lista donde únicamente aparece por su rela-
ción con la memoria. Droit estudia al abate Condillac311, en especial, El Tra-
tado de las Sensaciones (1754). En esta obra se sostiene que todos los conoci-
mientos y todas las facultades humanas provienen de los sentidos, o mejor, de
las sensaciones y de ahí nacen nuestras ideas. Este abate, al parecer, no sentía
fobia ni tampoco una especial atracción por los olores. Ello resulta interesante
si tenemos en cuenta la postura de la Iglesia Católica de su época, que cali-
caba al olfato como la parte animal de los seres, y por lo tanto, repugnante;
especialmente aquellos olores relacionados con la maternidad. La elección de
Condillac parece una cuestión de método: decidir estudiar el olor es elegir
desde el principio la dicultad. Reconoce que «por todo lugar, se dice, que
parece que es el sentido que menos contribuye al conocimiento del espíritu
humano». Para su estudio, Condillac se imagina al ser humano como una es-
310 DROIT, Roger-Pol, « L’odorat de Condillac, sans distance ni contour » en LeMon-
de des Livres, 7 de agosto de 2009, disponible en http://www.lemonde.fr/livres/
article/2009/08/06/l-odorat-de-condillac-sans-distance-ni-contour_1226149_3260.
html
311 Étienne Bonnot, abate de Condillac. Filósofo francés, nacido en Grenoble. Estudió
en Lyon con los jesuitas, en Saint-Sulpice y La Sorbona, y se ordenó sacerdote en
1740. Se dedicó al estudio de la losofía, impulsado por Jean Le Rond d’Alembert,
primo suyo. Difundió en Francia las ideas de Locke y se opuso al racionalismo. Su
obra fundamental es El Tratado de las Sensaciones (1754). En 1758 es enviado a Parma
por Luis XV, como preceptor de su sobrino Fernando de Borbón, hijo de los duques
de Parma, y allí permanece hasta 1767. Escribió entonces el Curso de estudios para la
educación del príncipe, en trece volúmenes.
caPÍtulo iii. aroma o el olor aGradable 247
tatua que no tiene más que olfato ¿Si sólo huele qué sucede? Y concluye que
los mecanismos de la memoria, la abstracción y la imaginación están vincula-
dos y el olor sería un pretexto: «Casi todo lo que he dicho sobre las facultades
del alma, y el tratamiento del olor, parten del olfato y no de cualquier otro
sentido», concluye Condillac.
Posteriormente, para los lósofos el olor ha sido fuente de cuestiona-
mientos: se reere a, conduce al objeto o lo representa: «Sólo la fuente de un
olor se percibe como un objeto real, tanto es así que lo conocemos después
de eso. Cuando queremos ir más allá en la descripción, nos falla un lenguaje
riguroso y hay que recurrir a las metáforas.»312 El conocer los aromas y cla-
sicarlos en familias ayuda en su descripción pero muestra la dicultad in-
trínseca para denirlos: aceite de cedro (citrus medica), litsea, esencia cubeba,
esencia de bergamota (citrus bergania), esencia de limón, esencia de neroli
(dypterixodorata), esencia de naranja amarga (aurentium citrus).
Desde Aristóteles, la losofía ha tratado de denir verbalmente los olo-
res. Los perfumistas distinguen algunas series (cítricos, anís, almizcle, verdu-
rée, animales, etc.) La clasicación propuesta por Linneo, en 1756, constaba
de siete grupos de olores, pero ha sido superada por la investigación. Aun así,
lo cierto es que continúan manteniéndose impresiones subjetivas en cuanto a
los olores, como se ve en la terminología que se utiliza.
La subjetividad y la limitación del vocabulario, al parecer, fueron las
barreras para desarrollar más estudios sobre el olor. El punto de vista de esos
lósofos ha sido esencial para medir mejor la distancia de un mundo en el
que todos los que pasaron por el estudio del olfato clasicaban todo, desde lo
sagrado y moral, por categorías en función de su propio olor, hasta el mundo
contemporáneo de desinfectados asépticos, donde se huye del propio olor y
se enmascara con fragancias y desodorantes, como lamenta el lósofo y físico
Gastón Bachelard313.
312 DROIT, Roger-Pol, «Lodorat de Condillac…» o.c.
313 En La formación del espíritu cientíco, Siglo XXI Editores, Buenos Aires 25ª edición,
2004 (primera edición en español en 1948) se extiende en la relación entre el olor y el
sustancialismo: «En particular, el sabor y el olor, por su aspectodirecto e íntimo, nos
parece que traen un seguro mensajede una realidad material. El realismo del olfato
es muchomás fuerte que el realismo de la vista. Para la vista, ¡sueñosy humos! Para

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