Arbitrando partidos de futbol. Pasado y Presente

AutorMaría José Villegas Navas
Cargo del AutorDiplomada en Magisterio de Educación Física. Ld a. en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte
Páginas590-607
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ARBITRANDO PARTIDOS DE FUTBOL.
Pasado y Presente
María José Villegas Navas162
1. RESUMEN
Son aún pocas las mujeres que ejercen como árbitras respecto al elevado número de varones, sobre todo
en uno de los deportes más considerados como masculino: el fútbol. Pero esto está cambiando
enormemente con el creciente apoyo de las directivas de los comités y demás instituciones,
patrocinadores… que abogan por la presencia de la mujer en este deporte y en muchos otros. Ya no
sorprende, o no debería sorprender, ver a una mujer ejerciendo cualquier labor que antaño se consideraba
impensable. Pero aún queda mucho por hacer y sigue habiendo diferencias más que reseñables.
En el presente trabajo, se expone la evolución histórica de la mujer árbitra en el fútbol, mencionando
aquellas que más se han dado a conocer por ser pioneras o por conseguir ascensos a ca tegorías altas,
compartiendo todas ellas el afán de superación y de lucha por integrarse en este mundo que por aquel
entonces debió resultar bastante ingrato.
También se hace un repaso comparativo con la situación de otros países en este ámbito, finalizand o con
mi experiencia personal como árbitra y una breve conclusión a modo de repaso considerando todo lo
expuesto previamente.
2. INTRODUCCIÓN
¿Es el arbitraje de fútbol una labor exclusivamente masculina? ¿Quién abrió la veda para que la mujer se
insertara dentro de este mundo? ¿Desde cuándo? Estas y otras preguntas se darán respuesta en este
capítulo, que trata fundamentalmente de la mujer árbitra en el fútbol.
No obstante, y para profundizar más adelante en el ámbito de la mujer en el arbitraje, se hace necesario
indagar en el vínculo que desde sus orígenes ha unido el mundo del fútbol al ámbito masculino y, por
tanto, a todo lo que lo envuelve, estando el arbitraje, como no, dentro del mismo.
162 Diplomada en Magisterio de Educación Física. Lda. en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
Arbitrando partidos de fútbol
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El fútbol ha sido considerado como una “cosa de hombre s” (Llopis-Going, 2010), un escenario social
varonil, de poder y violencia masculina, donde saltan al campo los rasgos más característicos de los
arquetipos clásicos de la masculinidad.
Hay que remontarse a la Revolución Industrial, época en la que el deporte adquiere gran importancia en
la construcción de la identidad para el género masculino descrita en las esferas de poder de Connell (1995,
2003), los arquetipos divinos de Jung (2003) y los arquetipos clásicos de Moore y Gillete (1993). Con la
incorporación de la mujer al trabajo, a la vida política y social e incluso a la bélica, el sistema patriarcal
tal y como se conoce hasta entonces, pierde protagonismo.
Con la adquisición de hábitos deportivos, aumenta el interés por el culto al cuerpo, ejercicio de poder,
sentimiento de identidad grupal, de acción violenta y posibilidad de victoria, rivalidad, hegemonía,
superación y virilidad, entre otros. Los himnos o canciones ofensivos para el rival y las celebraciones en
las que se humilla al contrario están a la orden del día en este espectáculo, característicos del ámbito
bélico. Ámbito que, por cierto, escinde al hombre de la mujer. La exposición de la violencia se plantea
como desahogo de la frustración derivada de la pérdida del poder y la hegemonía masculina (Bourdieu,
2000).
Este entorno es propicio para la conformación masculina de la identidad, asociando de esta manera el
fútbol con ciertos estereotipos y prejuicios sexuales que no dan cabida a la mujer. El fútbol se convierte
en un área de dominio masculino.
Estas cuestiones estereotipadas han hecho que la mujer se sintiera desubicada en el mundo futbolístico.
Muchas fueron reprimidas sin poder disfrutar de un deporte con la etiqueta de varonil por lo que pudiera
pensar el resto, porque eso no es lo que una “mujercita” debía hacer. Además, el machismo no es algo
únicamente instaurado en el pensamiento de los hombres. Eran muchas las mujeres que por aquel
entonces aceptaban el rol de cuidadoras de hogar y sumisión, respaldando con sus actos que este
machismo prosperara.
El arbitraje además no sólo conlleva todo lo expuesto anteriormente en cuanto al enfoque de género se
refiere, sino que también acarrea la parte de juez de partido, tan atacada por su labor. Esto, sumado al
ser mujer en un entorno viril complicó su inserción dentro del mundo arbitral. Las barreras estereotipadas
aquí adquirían aún más fuerza dado que era una mujer la que debía imponer el orden y la autoridad en
el terreno de juego, el campo de batalla reservado sólo para el sexo masculino.
En muchas ocasiones, el estigma social que rodea a la figura arbitral provoca reticencias incluso por parte
del entorno familiar de muchas mujeres que tienen que “ganarle el pulso” a esta situación para poder
ejercer como árbitras.
La ruptura de los estereotipos femeninos tradicionales por parte de las árbitras genera en numerosas
ocasiones comentarios machistas, aunque cada vez menos, por parte del público, así como un
cuestionamiento del criterio de estas en la toma de decisiones.

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