Aproximación al concepto de empresa familiar

AutorTatiana Cucurull Poblet
Páginas29-94

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1. Precedentes

La empresa familiar constituye una de las realidades económicas más importantes del panorama mundial. Esta figura nace de la combinación de dos conceptos que, aparentemente, parecen inconexos; aun así, son dos de los pilares fundamentales de nuestra sociedad: la familia y la empresa.

Según datos publicados por el Instituto de la Empresa Familiar, el 85% de las empresas españolas pueden englobarse dentro de esta denominación. Representan un 70% de PIB y existen 2,9 millones de entidades familiares, que generan 13,9 millones de empleos1. Un estudio realizado por Martín y Crespí, recoge en una muestra los siguientes datos, donde se aprecia el impacto de estas organizaciones frente a las que no lo son2:

Cuadro 1. Impacto de las empresas familiares en España.

Fuente: Martín OuvERy Crespí Cladera (2012).

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Igualmente, un estudio realizado por la consultora Alexander Hughes señala su relevancia. Estima que en España las entidades familiares generan el 75% del empleo privado. Además, son las responsables del 59% de las exportaciones españolas. Asimismo, el 37% de las empresas españolas que facturan más de mil millones de euros son familiares, y un 70% cotiza en Bolsa. En total, representan el 30% de la capitalización bursátil, y la mitad de las que allí cotizan3. Es más, en el panorama actual de crisis económica y recesión, los principales valores que han roto la tendencia negativa del IBEX 35 son empresas familiares4.

En Europa, según la información del Instituto de la Empresa Familiar, representan un 60% sobre el total de las empresas. Un 25 % de las 100 primeras entidades europeas son familiares, y en global suman 17 millones de organismos que dan trabajo a 100 millones de personas5. Estos datos coinciden con el estudio de la consultora Alexander Hughes. Añade que 25 de las 100 mayores empresas europeas son familiares y su rentabilidad está por encima de la media del total de las entidades del continente. Según información publicada por la Family Firm Institute, Inc.6 su impacto en Europa oscila entre el 60% y el 90%, según cada país; en el ámbito internacional, constituye el 70-90% del PIB7. En concreto, en el caso de los Estados Unidos entre el 90-95% están controladas por familias, y generan la mitad del PIB de la nación8.

Ante esta situación, Sánchez-Crespo indica que al no existir un concepto preciso sobre esta realidad, no es posible cuantificarla; pero que a pesar de ello, a todos los estudiosos sobre el tema no les representa ningún obstáculo señalar su importancia económica, y la incidencia sobre el empleo total9.

Además, esta tipología de entidades se enfrenta al reto de desarrollar una renovada perspectiva de la familia. La sociedad occidental ha pasado de estruc-

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turarse en la familia extensa de la sociedad agraria, a la nuclear de la sociedad industrial. Asimismo, en la sociedad posindustrial, influyen otros factores como el creciente individualismo, el mayor protagonismo de la mujer, la creciente inestabilidad e incertidumbre laboral y empresarial, entre otras10.

Cuando pensamos en el concepto de familia lo solemos enlazar con el calificativo de unión, fuerza. Si además trasponemos dicho concepto a la empresa, puede revestirse de unas características que otras empresas no pueden alcanzar: "las familias bien ordenadas son una escuela de virtudes, entre las que destacan las de la unidad y dedicación, que al «trasladarse» de forma natural a la empresa familiar, le dan un impresionante conjunto de fortalezas"11.

Uno de los rasgos más característicos de estas organizaciones es que los valores y la filosofía de la empresa suelen ser mucho más duraderos en comparación con las no familiares. Estas entidades inspiran una gran seguridad tanto a proveedores como a clientes. Además, la imagen de la familia y su trayectoria invitan a confiar en la cultura y la forma de proceder. Sus miembros, también quien se beneficia de su servicio, saben que se rigen por unos valores. Una variación en la dirección, por ejemplo, no supondría grandes cambios ni en la calidad de los servicios que prestan, ni en la forma de trabajar.

Considero así que la empresa se organiza y adapta a la familia, y no al revés. El grupo familiar se encarga de transmitir unos valores que regirán el funcionamiento de la empresa, establece los objetivos y toma las decisiones a nivel empresarial y organizativo. Así, la empresa es la que adapta su estructura a la familia propietaria.

La cultura de estas entidades tiene ventajas únicas. La unión entre familiares en el trabajo puede resultar una herramienta muy poderosa, que muchas empresas no familiares desearían tener. La implicación de todos los miembros para su buen funcionamiento no tiene parangón en otra clase de entidades. Así, el hecho de pertenecer a una empresa familiar lleva implícita la garantía de una mayor cohesión entre todos los que la componen.

Por su complejidad la empresa familiar interesa a muchas ramas de la ciencia como la Economía, el Derecho, la Sociología y la Ética. Tiene una gran influencia en el tejido empresarial y social, y por eso es necesario regular los posibles conflictos que puedan surgir en su interior. Pero, además, es necesario

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conocer en profundidad la cultura de la familia propietaria. Es fundamental comprender cómo es su modo de ser y su forma de trabajar, y cómo crea una imagen adextra donde se reconozcan los valores y virtudes que pretenden identificar a la entidad con la familia. Esta función es de capital importancia para proyectar la empresa en la sociedad, pero no es menos importante en aquellos casos en los que está compuesta por algún miembro que no es de familia.

Una entidad alcanza el calificativo de familiar cuando se da entrada a un miembro de la familia: "la Empresa Familiar nace desde el mismo momento en que el cabeza de familia, responsable de la explotación económica que creó en el pasado, a partir de su propia idea sobre un negocio, es consciente de la necesidad de ampliar y dar entrada a nuevas personas en el proceso productivo para que colaboren en su desarrollo y posibiliten afrontar las nuevas necesidades del mercado"12. En efecto, debe ser requisito indispensable que otro miembro de la familia, además del fundador, forme parte de la plantilla de la empresa. No es suficiente con que exista una intención de continuidad, sino que es preciso materializarla y hacerla factible a través de dicha incorporación.

Igualmente, por empresa familiar no debe entenderse únicamente aquellas multinacionales u organizaciones que facturan millones de euros. También abarca al artesano o la pequeña tienda que apenas consigue facturar lo necesario para mantenerse. Existe una gran variedad de empresas familiares, sin embargo todas comparten una característica común: están basadas en los lazos familiares; y justamente es su distintivo, su fuerza y lo que las hace distintas y especiales.

La empresa familiar ha evolucionado mucho a lo largo de los años. La profesora Anex-Cabanis ha puesto de relieve la importancia de la empresa familiar durante la primera y segunda Revolución Industrial en Europa, señalando los siguientes estadios o etapas:

1) La creación de la empresa es posible gracias al capital familiar acumulado, ya sea como terratenientes o por ingresos de otras procedencias, pero a escala individual o casi.

2) La familia se organiza alrededor de la empresa: es la familia quien proporciona y nombra a los dirigentes, a la vez que establece una red de relaciones útiles.

3) El papel de la familia se debilita a la vez que la empresa se amplía, aunque dicha presencia no desaparece del todo13.

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A mediados del siglo pasado, y durante las décadas de los años sesenta y setenta, se experimentó en los países occidentales una fuerte expansión económica que permitió el nacimiento y desarrollo de la mayoría de las empresas familiares actuales. En la actualidad, estas entidades están procediendo a la transición de una primera generación, la de los fundadores, a una segunda, constituida generalmente por los hijos. Pero el relevo no resulta sencillo. Asimismo, la dificultad de la internacionalización o el cambio tecnológico hacen más dificultosa la competencia con empresas multinacionales o de otros países.

Sin embargo, la empresa familiar encuentra uno de sus mayores problemas en la transmisión de los valores a través de las generaciones. Frente a los cambios sociales, en ocasiones resulta difícil justificar el motivo por el que la familia adoptó ciertos valores en su tiempo. Además, mantenerlos en el seno de la entidad también resulta complicado, pues se incorporan nuevos miembros con otras ideas, y con ello distintas formas de enfocar una misma cuestión.

Algunos estudios señalan que la esperanza de vida de la empresa familiar es mucho menor que las que no ostentan dicho calificativo. Uno de ellos, realizado por el Instituto de la Empresa Familiar afirma que la vida de este tipo de empresas se complica cada vez que hay un cambio generacional14:

Figura 1. Ciclo generacional.

Fuente: Instituto de la Empresa...

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