Algunas aporías de la educación para la ciudadanía

AutorEusebio Fernández García
CargoUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas139-144

Este artículo se enmarca en el Proyecto Consolider-Ingenio 2010 "El tiempo de los derechos" CSD2008-00007.

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Deseo aquí llamar la atención acerca de dos posturas que me parecen equivocadas y que pueden echar por tierra las consecuencias ventajosas que puede tener la implantación de una asignatura como la educación para la ciudadanía y los derechos humanos en el curriculum de la educación primaria y secundaria.

El hecho de que considere ventajosos o beneficiosos los efectos de la implantación de dicha asignatura para el ciudadano y para el sistema político (democrático) de las sociedades libres se desprende de que presumo que en éstas (las sociedades libres y abiertas) y sólo en éstas se pueden realizar dos de los objetivos básicos de la política (y son básicos porque son necesarios para la vida en sociedad): la existencia de la obligación política (es decir, los lazos que unen al ciudadano con su polis y que dan respuesta a la pregunta de porqué debo obedecer las leyes)1y la estabilidad política. Por tanto la educación para la ciudadanía y los derechos humanos por un lado, posibilitaría la información y los conocimientos necesarios y, por otro, establecería y mantendría los vínculos imprescindibles para la convivencia política consensuada.

La justificación de la importancia y la viabilidad de todo ello podría encontrarse en las mejores páginas de nuestros filósofos políticos, desde Aristóteles hasta J. Rawls o N. Bobbio, pero aquí me gustaría recordar el mito de Prometeo narrado en el "Protágoras" de Platón. Allí la intervención del sofista Protágoras recurre a dicho mito para explicar el origen de la cultura humana, de la política y la ley en un intento de responder a Sócrates, que acaba de mantener "que la virtud no es enseñable". Una vez explicada la génesis de las razas mortales, de la especie humana, de las técnicas para la supervivencia, del arte bélico para defenderse de los animales y de la fundación de las ciudades, se llega a considerar la necesidad de la ciencia política, única vía para que los seres humanos no sucumban a sus enfrentamientos y puedan convivir. Y leemos:

"Zeus, entonces, temió que sucumbiera toda nuestra raza, y envió a Hermes que trajera a los hombres el sentido moral y la justicia, para que hubiera orden en las ciudades y ligaduras acordes de amistad. Le preguntó, entonces, Hermes de qué modo daría el sentido moral y la justicia a los hombres: "¿Las reparto como están repartidos los conocimientos? Están repartidos así: uno solo que domina la medicina vale para muchos particulares, y lo mismo los otros profesionales. ¿También ahora la justicia y el sentido moral les infundiré así a los humanos o los reparto a todos?" "A todos, dijo Zeus, y que todos sean par-

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tícipes. Pues no habría ciudades, si sólo algunos de ellos participaran, como de los otros conocimientos" 2 .

Protágoras se distancia de la idea platónica de que la virtud política viene dada por la naturaleza, para insistir en la necesidad de la educación. De esta forma la educación, es decir, el aprendizaje, el ejercicio y el esfuerzo son los factores que posibilitan la adquisición de la virtud política...

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