Antonio Beristain Ipiña. S.J. Catedrático emérito de derecho penal Universidad del País Vasco

AutorManuel Cobo del Rosal
CargoCatedrático de derecho penal
Páginas227-228

Page 227

Precisamente hoy 29 de diciembre, día que tiene cierta relevancia para mí, me llaga la noticia del fallecimiento de un buen amigo y colega como fue siempre y en todo caso Antonio Beristain Ipiña S.J. condiscípulo mío con el profesor Juan del Rosal al que siempre le profesó gran cariño y respeto. Antonio Beristain nació en Medina de Rioseco (Valladolid) hijo de un notario que estaba destinado allí, pero él siempre se sintió vasco hasta los tuétanos. Personaje muy popular y querido en Guipúzcoa y especialmente en San Sebastián. Cuando maduró mantuvo un nacionalismo muy moderado, pero siempre solidario, con quienes sufren privación de libertad. Antonio era un hombre bueno y siempre hizo profesión de fe de su gran catolicismo, como sacerdote perteneciente a la Compañía de Jesús.

Comenzó sus estudios en la Universidad de Valladolid bajo la dirección de nuestro común maestro y posteriormente los continuó en la Universidad de Bilbao-Deusto lo que compatibilizó con sus viajes, en régimen de ampliación de estudios a universidades alemanas y sobre todo francesas, con éstas últimas mantuvo siempre una muy estrecha colaboración y hasta coordinación con los profesores y Universidades de la vecina República. Así como con la Sociedad Internacional de Criminología con sede en París, de la que fue Delegado en España.

Su labor como profesor de Derecho penal y cuando tenía ocasión de Criminología, fue siempre entusiasta y fuera de lo común, por la vitalidad y la alegría que ponía en sus lecciones y conferencias, pues además era un brillante expositor. Su obra es muy amplia y variada, pero siempre que tenía la mínima ocasión, se refugiaba entre las alas de la criminología con exposiciones y puntos de vista muy novedosos desde la dimensión no sólo criminológica sino mucho más amplia sociológico penal y político-criminal. Como digo,Page 228ha dejado una obra amplísima, pues era escritor muy prolífico y su complejo pensamiento, en gran medida, resulta inabordable por su extensión y (su) concreción.

Yo siempre le tuve por amigo y entrañable colega y me carteaba con él con mucha frecuencia. Me carteaba como casi siempre era mi relación, pues generalmente ambos huíamos del teléfono. En todo momento me atendió con mucho afecto y cariño y por supuesto yo le correspondía en la medida en que me era humanamente posible. Puede decirse, sin duda alguna, que se desvivió...

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