Antologías y modernismo poético. Canon, compromiso, esquizofrenia
| Autor | Juan Carlos Rodríguez |
| Páginas | 11-23 |
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Antologías y modernismo poético.
Canon, compromiso, esquizofrenia
JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
UNIVERSIDAD DE GRANADA
1. Es verdad que la poética modernista no tuvo mucha suerte al ser antologada, al
menos si nos atenemos a la que suele considerarse como obra primigenia en este
sentido, es decir: La corte de los poetas. Florilegio de rimas modernas (de 1906),
ante la cual uno no deja de llevarse un chasco. A cargo de Emilio Carrere y de
Gregorio Pueyo, esta antología contiene en sí el mero valor de haber abierto ca-
minos hacia e l futuro. Pero el conjunto de la obra, en su desaliño, sirvió de modelo
a las que iban a venir después: el modelo del negocio del poco esfuerzo, lo que
solía ser habitual en la vagancia que se denominó Bohemia. La antol ogía la ll eva-
ron a cabo, en efecto, el bohemio Emilio Carrere y el famoso librero-editor por
excelencia de los modernistas, Gregorio Pueyo. Sobre ambos habría mucho que
escribir y sobre ambos se ha escrito ya lo suficiente. Pero señalemos simplemente
un síntoma: Carrere llega al culmen de la dejadez al no hablar para nada de
«Modernismo» al referirse a su compilación. No lo hace ni en la «Nota prelimi-
nar» del libro ni en las alusiones posteriores en que se refirió a la obra. Se puede
decir que en esta transición entre el XIX y el XX había mucha gente que trabajaba
así en la edición de libros, y que no podemos contemplar tales obras con los ojos
de la filología posterior, es decir, la que se iniciaría a través de Menéndez Pidal,
etc. Solo que tampoco nos valdría esta excusa, ya que Juan Valera y Menéndez
Pelayo acababan de ed itar libros muy bien hechos sobre la poesía española del XIX
y sobre la poesía hispanoamericana, respectivamente, y ellos sí que podrían haber
sido un modelo de buena guía. E incluso, puestos a agudizar la cuestión, me atre-
vería a asegurar que, cada uno a su modo, ni Valera ni don Marcelino dejaron de
vivir «en bohemio» su actitud específica a lo largo de su vida.
La profesora Marta Palenque, estudiosa actual de las antologías de la época
(pienso, sobre todo, en el monográfico que coordina en Ínsula, números 721-722,
del año 2007), se mostró bastante benévola al hacerse cargo de la edición facsímil
de La corte de los poetas (Sevilla, Renacimiento, 2009). Al menos trata de compre-
henderla y de que comprendamos el porqué y la estructura del libro. Difícil tarea,
puesto que ese porqué y esa estructuración parecen no existir: 77 poetas españo-
les e hispanoamericanos, amontonados sin orden ni concierto y acumulados al
tuntún en un libro carente de cualquier tipo de aclaraciones bibliográficas ni vita-
les. Solo se nos dice, por parte de Carrere, que todos estos poetas son jóvenes (la
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