Anexo documental

AutorJosé Manuel Vera Santos
Páginas101-274
ANEXO DOCUMENTAL
1. MANIFIESTO DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA (LA VANGUARDIA, 13 DE
SEPTIEMBRE DE 1923)
Ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado (porque hubiéra-
mos querido vivir siempre en la legalidad y que ella rigiera sin interrupción la vida
española) de recoger las ansias, de atender el clamoroso requerimiento de cuantos
amando la Patria no ven para ella otra salvación que libertarla de los profesionales
de la política, de los hombres que por una u otra razón nos ofrecen el cuadro de
desdichas e inmoralidades que empezaron el año 98 y amenazan a España con un
próximo n trágico y deshonroso. La tupida red de la política de concupiscencias ha
cogido en sus mallas, secuestrándola, hasta la voluntad real. Con frecuencia parecen
pedir que gobiernen los que ellos dicen no dejan gobernar, aludiendo a los que han
sido su único, aunque débil freno, y llevaron a las leyes y costumbres la poca ética
sana, el tenue tinte de moral y equidad que aún tienen; pero en la realidad se avienen
fáciles y contentos al turno y al reparto y entre ellos mismos designan la sucesión.
Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar noso-
tros u hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebel-
días mansas, que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que
está recia y viril a que nos lanzamos por España y por el Rey.
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Este movimiento es de hombres: el que no sienta la masculinidad completamente
caracterizada, que espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la
patria preparamos. Españoles: ¡Viva España y viva el Rey!
No tenemos que justicar nuestro acto, que el pueblo sano demanda pone.
Asesinatos de prelados, exgobernadores, agentes de la autoridad, patronos, capata-
ces y obreros; audaces e impunes atracos; depreciación de la moneda; francachela
de millones de gastos reservados; sospechosa política arancelaria por la tendencia, y
más porque quien la maneja hace alarde de descocada inmoralidad; rastreras intri-
gas políticas tomando por pretexto la tragedia de Marruecos; incertidumbre ante
este gravísimo problema nacional; indisciplina social, que hace el trabajo inecaz
y nulo, precaria y ruinosa la producción agrícola e industrial; impune propaganda
comunista; impiedad e incultura; justicia inuida por la política; descarada propa-
ganda separatista, pasiones tendenciosas alrededor del problema de las responsabi-
lidades y... por último, seamos justos, un solo tanto a favor del Gobierno, de cuya
savia vive hace nueve meses, merced a la inagotable bondad del pueblo español, una
débil e incompleta persecución al vicio del juego.
No venimos a llorar lástimas y vergüenzas, sino a ponerlas pronto y radical reme-
dio, para lo que requerimos el concurso de todos los buenos ciudadanos. Para ello
y en virtud de la conanza y mandato que en mí han depositado, se constituirá
en Madrid un directorio inspector militar con carácter provisional encargado de
mantener el orden público y asegurar el funcionamiento normal de los ministerios
y organismos ociales, requiriendo al país para que en breve plazo nos ofrezca hom-
bres rectos, sabios, laboriosos y probos que puedan constituir ministerio a nuestro
amparo, pero en plena dignidad y facultad, para ofrecerlos al Rey por si se digna
aceptarlos.
No queremos ser ministros ni sentimos más ambición que la de servir a España.
Somos el Somatén, de legendaria y honrosa tradición española, y como él traemos
por lema: «Paz, Paz y Paz»; pero paz digna fuera y paz fundada en el saludable rigor
y en el justo castigo dentro. Queremos un Somatén reserva y hermano del Ejército
para todo, incluso para la defensa de la independencia patria si corriera peligro;
pero lo queremos más para organizar y encuadrar a los hombres de bien y que su
adhesión nos fortalezca. Horas sólo tardará en salir el decreto de organización del
Gran Somatén Español.
Nos proponemos evitar derramamiento de sangre, y, aunque lógicamente no
habrá ninguna limpia, pura y patriótica que se nos ponga en contra, anunciamos
que la fe en el ideal y el instinto de conservación de nuestro régimen nos llevará al
mayor rigor contra los que lo combatan.
Queremos vivir en paz con todos los pueblos y merecer de ellos para el español
hoy la consideración, mañana la admiración por su cultura y virtudes. Ni somos
103Primo de Rivera: de la decadente monarquía a la “deseada” república
imperialistas, ni creemos pendiente de un terco empeño en Marruecos el honor del
Ejército, que con su conducta valerosa a diario lo vindica. Para esto, y cuando aquel
Ejército haya cumplido las órdenes recibidas (ajeno en absoluto a este movimiento,
que aun siendo tan elevado y noble no debe turbar la augusta misión de los que
están al frente del enemigo) buscaremos al problema de Marruecos solución pronta,
digna y sensata.
El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas exigidas
pronta y justamente, y esto lo encargamos con limitación de plazo a tribunales de
autoridad moral y desapasionados de cuanto ha envenenado hasta ahora la política
o la ambición. La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos
con este apartamiento total a que los condenamos aun reconociendo en justicia que
algunos de sus hombres dedicaron al noble afán de gobernar sus talentos y sus acti-
vidades, pero no supieron o no quisieron nunca puricar y dar dignidad al medio
en que han vivido. Nosotros sí, queremos, porque creemos que es nuestro deber, y
ante toda denuncia de prevaricación, cohecho o inmoralidad, debidamente funda-
mentada, abriremos proceso que castigue implacablemente a los que delinquieron
contra la patria corrompiéndola y deshonrándola.
Garantizamos la más absoluta reserva para los denunciantes, aunque sean contra
los de nuestra propia profesión y casta, aunque sea contra nosotros mismos, que hay
acusaciones que honran. El proceso contra don Santiago Alba, queda desde luego
abierto, que a este lo denuncia la unánime voz del país y queda también procesado
el que siendo jefe del gobierno y habiendo oído de personas solventes e investidas
de autoridad las más duras acusaciones contra su depravado y cínico ministro, y
aun asintiendo a ellas, ha sucumbido a su inuencia y habilidad política sin carác-
ter ni virtud para perseguirlo, ni siquiera para apartarlo del gobierno. Más detalles
no los admite un maniesto. Nuestra labor será bien pronto conocida y el país y la
historia la juzgarán, que nuestra conciencia está bien tranquila de la intención y del
propósito.
PARTE DISPOSITIVA
Al declararse en cada región el estado de guerra, el Capitán General, o quien haga
sus veces, destituirá a todos los gobernadores civiles y encomendará a los goberna-
dores y comandantes militares sus funciones. Se incautarán de todas las centrales y
medios de comunicación y no permitirán, aparte las familiares y comerciales, las de
ninguna otra autoridad que no sirva al nuevo régimen.
De todas las novedades importantes que vayan ocurriendo darán conocimiento
duplicado a los capitanes generales de Madrid y Barcelona, resolviendo por sí pron-
ta y enérgicamente las dicultades.

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