El análisis técnico

AutorCarlos Doblado
Páginas31-55

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1. Introducción

Parece necesario empezar, pasa situarnos, por concretar qué es el análisis técnico. Me gusta definirlo como el cuerpo de conocimiento que se dedica al estudio de la acción del mercado única y exclusivamente desde su propio discurso, desde el examen del precio. Esto se hace principalmente -aunque no de forma exclu-siva- a través del uso de gráficos, con los que el analista pretende medir la relación de fuerzas existente entre la oferta y la demanda.

2. Premisas del análisis técnico

La acción del mercado lo descuenta todo

"Todo necio confunde valor y precio", Antonio Machado.

Podemos encontrar activos con un valor inferior al que tienen los precios, y precios que no incorporan el valor de los mismos. Terreno fértil para el analista fundamental. Pero esto nos sugiere que no siendo lo mismo valor y precio, cabe la posibilidad de que el segundo permanezca mucho tiempo sin reflejar valor y también que los precios puedan ir muchísimo más allá de lo que el valor supone -circunstancia fácilmente relacionable con el coste de oportunidad y que es el gran argumento por el que muchos se preocupan por las cuestiones de momento-. Más aún, cabe la posibilidad de que incluso el precio acabe alterando la naturaleza del propio valor. En cualquier caso, estamos ante la necesidad de plan-tearnos que es lo que nos parece más difícil de conseguir: encontrar un diamante en bruto o buscar rentabilidad por diferenciales en los precios. Los primeros optan por el análisis fundamental y los segundos por el análisis técnico.

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Los analistas técnicos entienden que cualquier elemento, económico, político, sociológico, psicológico o de cualquier otra índole que pueda tener influencia sobre el mercado -y ello incluiría incluso a los actos divinos y los rasgos patológicos-, se ve de algún modo reflejado en el comportamiento de los precios, dado que éstos se forman por interacción de todos los factores que ejercen alguna clase de influencia sobre ellos. O lo que es lo mismo, que el análisis de los precios de un activo o referencia de mercado es el estudio de cómo, conjuntamente, todos estos factores influyen en ese activo o referencia de mercado que se pretende estudiar. Por tanto, y contra lo que puedan decir algunos radicales dentro de o frente a, el análisis técnico, no es más que un modo de analizar la oferta y la demanda en el mercado. Ahora bien, está lejos de la aproximación convencional que procura estudiar independientemente a una y otra para establecer, a priori, cual debería ser la expresión resultante de su interacción en unos precios que se entiende que son el resultado de las mismas.

Lejos de esta pretensión, el análisis técnico estudiará los posibles movimientos de los activos en el mercado desde el propio precio de los mismos, analizando cual es su intensidad y hacia donde tienden sus fuerzas; tomando como referencia patrones que han sido constatados como herramientas de cierta valía predictiva en el pasado. Por tanto, el análisis técnico tiene interés en cómo se comportan o vienen comportándose la oferta y la demanda, y a partir de ello establece hipótesis sobre el comportamiento futuro de los precios que resultan de su interacción. Según el parecer técnico, el seguimiento de una única variable, el precio, es al tiempo el estudio de todas las cuestiones que afectan al mercado, lugar en que se está fijando dicho precio. En esta variable, por tanto, se verán necesariamente reflejadas todas las demás, que no serían más que componentes de ella en su justa medida y ponderación, si pudiéramos establecer una ecuación matemática que la expresase perfectamente.

Además, en este caso, esta ponderación de las variables que es el precio en estado puro no es asignada por un analista o grupo de analistas sino por el propio mercado. Esto, frente a lo que suele argumentarse en contra del análisis chartista, podría estarle dando mayor objetividad a este sistema de inversión que a otros modos más convencionales de aproximación al mercado. En el caso técnico la distribución de los factores de ponderación se hará innecesaria como paso previo al análisis; pues será la acción del mercado la que los establecerá en su caja negra sin tener que atender a la percepción subjetiva de la realidad que tienen los analistas.

Puede decirse por tanto que, en la medida en que los precios son, entre otras cosas, el reflejo de los fundamentos, el análisis de los precios es también el estudio de los fundamentos. Puede argumentarse aquí aquello de que una imagen vale más que mil palabras, en la medida en que la ésta -el precio- es la consecuencia de todas las fuerzas que afectan desde la razón y la sinrazón, que no es poca en este nuestro mundo, a cualquier activo en el mercado.

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¿Cuántas veces nos hemos sorprendido porque las recomendaciones sobre un valor son claramente positivas o negativas y el comportamiento del título resulta ir en la dirección contraria a la que parece razonable? Lo importante son las acciones, no las palabras. Es la cantidad de dinero que hay en contra o a favor de que un activo siga cayendo o ascendiendo lo que marcará su futuro.

Piense en estas palabras del evangelio de Mateo:

"Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros disfrazados de oveja, más por dentro son lobos. Por sus frutos les conoceréis... Así todo árbol bueno produce buenos frutos y todo árbol malo da malos frutos... Todo árbol que no da fruto bueno es cortado y echado al fuego. Por sus frutos, pues, los podréis conocer."

Los evangelios, como mínimo fuente ancestral de conocimiento, reclaman la necesidad de que intenciones y palabras converjan con los hechos. Haciendo una analogía para nuestro campo podrían asociarse los árboles a los métodos, los falsos profetas a la arrogancia de nuestra propia razón, los riesgos a los lobos, y los frutos a la rentabilidad; por no hablar de que la primera norma del especulador de éxito consiste en cortar las pérdidas y no concederle más tiempo al tema, lo que viene a ser lo mismo que cortar los malos árboles y echarlos al fuego. Si se pretende sobrevivir en un mercado financiero, no ser presa de los lobos, no puede uno confiar ciegamente en lo que la razón sugiere, en tanto en cuanto que ésta puede venir a nosotros en forma de falso profeta, y vestida con piel de un cordero.

El fruto es la clave, no la forma. La rentabilidad, por tanto, no vendrá necesariamente asociada a grandilocuentes conocimientos. No es el primer Premio Nobel que quiebra una institución financiera. Por sus frutos les conoceréis.

Y lo que es más importante, esta posición pragmática de Mateo, según la cual lo que da buenos frutos es intrínsecamente es bueno y viceversa, que no es otra cosa que una oda a la supervivencia social, supone aceptar para nuestro caso que lo que sube es alcista -y por tanto debería seguir subiendo con independencia de las causas que lo impulsen-, mientras que lo que cae es bajista -y por tanto debería seguir cayendo con independencia de las causas que lo castiguen-; lo que nos conduce hasta la idea de la tendencia, alrededor de la cual gira todo el cuerpo del análisis técnico.

Así, el análisis técnico está únicamente preocupado por los frutos, y no pretende ni necesita más justificación que la que le concedan los resultados que emanen de su uso.

Nosotros, le hemos dado la vuelta al proceso tradicional del análisis del mercado. El análisis técnico puede ser algo así como una especie de giro copernicano en el estudio de los mercados financieros.

La ciencia económica convencional pretende el estudio de los fundamentos de la oferta y la demanda, de los factores que esencialmente la componen. En

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caso de darse un desequilibrio entre oferta y demanda, los precios se adaptarán necesariamente a ello a través del mercado; produciéndose un reequilibrio de las fuerzas a través de la variación de los precios. Cabe decir que para gente tan poco despreciable en el mundo de los mercados o la economía, como Buffet, Soros o Galbraith, representantes de corrientes que discuten las premisas de la eficiencia de los mercados, este un "inocente" supuesto.

Para nosotros el más evidente de todos ellos consiste en el hecho de que el estado natural del mercado es en realidad el desequilibrio; de ahí que se produzcan tendencias.

El análisis técnico piensa en cambio, que para el común de los agentes -sabemos que los hay que juegan en otras ligas- el estudio directo de los precios es más efectivo a la hora de anticipar sus subsiguientes movimientos que el estudio de sus fundamentos según los métodos convencionalmente propuestos. Por consiguiente, para conocer el estado de la oferta y la demanda con objeto de anticipar con ello hacia donde se dirigirán los precios, el estudio de éste podría ser más potente que el estudio de sus componentes explicativas.

En resumen, para los analistas técnicos no importan tanto las razones que hacen fluctuar a los precios, sino básicamente si éstos van a subir o bajar con mayor o menor probabilidad. No somos filósofos, no buscamos la verdad sino la dirección en la que va a moverse el mercado, el qué frente al por qué. Y esa es nuestra idea de lo que necesariamente procede hacer cuando se intenta prever la dirección del mercado, en tanto en cuanto que el conocimiento más o menos irrefutable de los motivos que provocan los movimientos de los precios suele ser posterior a los mismos.

Muchas veces los mercados se comportan de modo contradictorio a los fundamentos económicos -al menos contra los "conocidos" por la masa o de aceptación pública- y eso hace a veces "insostenible" la visión técnica desde un punto de vista racional. En muchas ocasiones, con el tiempo, los fundamentos cambiarán y ratificarán un comportamiento de los precios, antes tenido por "extraño" e insostenible...

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