El Almirantazgo del Infante don Felipe (1737-1748). Conflictos competenciales con la Secretaría de Estado y del Despacho de Marina

AutorCarlos Pérez Fernández Turégano
Páginas409-473

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"Mar, es lugar señalado en que pueden los omes guerrear a sus enemigos".

(Partidas, II, XXIIII, 1)

I La génesis del almirantazgo en Castilla

La doctrina discrepa acerca del origen etimológico de la voz "almirante". Si bien no hay duda alguna de que se trata de una palabra extranjera, el problema es determinar con certeza su procedencia. Según Casariego a "(...) la voz Almirante se la hace proceder comúnmente del arábigo emir, que equivale a jefe o caudillo" 1. De la misma opinión era, a mitad del siglo XVIII, Joseph Quiroga Somoza y Losada, auditor de Guerra y Marina del Departamento de Cartagena. No obstante, aportaba otros posibles orígenes del término:

"Almirante es palabra estrangera, conocida primeramente en África, y en la Grecia. Algunos derivan este nombre del griego Almyros, que significa salina, como comandante de las Salinas. Otros de la voz Arabiga Emir, señor, y del griego alios, marino, como señor de la Marina, de donde vino al idioma francés llamarle Amiral. Pero su propia derivación es del Arabigo Almirafe, Principe o General, que es la dignidad, que exerce el Almirante en la mar" 2.

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Las Partidas de Alfonso X el Sabio también contienen una breve referencia al origen de la voz almirante:

"E porede atiguamente, los atiguos Emperadores, e los reyes, q avia tierra de mar, quado armava navios, para guerrear sus enemigos, ponia cabdillo sobre ellos, a q llama en latin dinioratus, q quere tanto dezir en romace, como cabdillo q es puesto o adelatado sobre los maravillosos fechos: e al q llama en este tiepo almirante" 3.

Sea cual fuere su verdadera raíz etimológica, lo importante es conocer cuándo comenzó a utilizarse este término con el significado que hoy tiene. Salas defiende que se usó por primera vez por Rogerio II, rey normando de Sicilia, en el año 1142, otorgándole este título al jefe militar de la mar 4. Esta persona sería, según Ladero Quesada, Jorge de Antioquía, quien "(...) fue magnus ammiratus o amiratus amiratorum" 5. Poco más tarde, alrededor del año 1150, Sancho el Sabio de Navarra otorgaba a la recién creada villa de San Sebastián el Fuero de Estella, texto de marcado carácter marítimo en el que se recogían expresiones como la siguiente: "(...) et alia tertia pars Almirantis". Casariego ha expresado muy bien las dudas doctrinales acerca del significado real de este término del Fuero de San Sebastián: "El Almirante del Fuero donostiarra ¿es un cargo o una institución naval o simplemente un funcionario administrativo como el que con ese nombre existía por aquellas épocas en la gobernación interior de Navarra?" 6.

Guirao de Vierna hace referencia a otra posible acepción del término, relacionándolo más con el aspecto puramente mercantil de las expediciones navales:

"La voz Almirantazgo se daba antiguamente a la liga formada por capitanes de buques mercantes para emprender juntos el mismo viaje y para prestarse mutuo auxilio y defensa en caso necesario. Nombraban un almirante, al que los demás miembros de la sociedad habían de prestar obediencia durante la travesía; toda contravención imponía al que había faltado la obligación de indemnizar a los demás de todos los daños que su falta hubiera podido originar. Este contrato pasó a denominarse póliza del Almirantazgo" 7.

Una gran nebulosa envuelve todavía, por tanto, el nacimiento de esta institución medieval. En el caso concreto del Almirantazgo castellano, todavía persiste alguna duda en cuanto a la fecha de su creación. En efecto, fue en el reinado de Fernando III el Santo cuando nació el Almirantazgo en Castilla. Durante su mandato la labor reconquistadora experimentó un notable impulso: Trujillo, Baeza, Córdoba, Jaén y, por último, la conquista de Sevilla: "(...) tocó a Page 411 Fernando III de Castilla el lucimiento inicial de los recursos allegados en su territorio. Se veía dueño de Córdoba y de Jaén; quiso descargar sobre la morisma golpe más duro, poniendo la mira en Sevilla, que había de darle acceso a la mar del Sur (...)" 8. Concentrados sus esfuerzos en la toma de Sevilla, enclave de notable importancia estratégica, Fernando III puso el mando de sus tropas a cargo de Ramón de Bonifaz, un ricohombre de adopción burgalés pero nacido en Montpellier 9, que ya había participado al servicio del rey en el sitio de Baeza y otras localidades 10. Dado que en la conquista de Sevilla habría de utilizarse una flota para desarmar la escuadra musulmana del Guadalquivir, Fernando III no tuvo ninguna duda en confiar la dirección de esta operación a Bonifaz "(...) persona experimentada y práctica en las cosas de mar" 11.

En noviembre de 1248, Sevilla cayó finalmente en manos de los cristianos. Y es precisamente ahora cuando la doctrina se divide, pues si bien unos opinan que Bonifaz recibió el título de almirante de Castilla como premio por la conquista, caso de Fernández Duro, otros opinan que ya desde tiempo antes Bonifaz utilizaba ese título concedido por el rey. De esta opinión es Ávila y Díaz-Ubierna, quien incluye en su obra un párrafo de Nicolás Goyri totalmente esclarecedor en esta polémica: "Ya en el año 1240 era Almirante Mayor de la mar. De los años 1240, 1242 y 1246 son los documentos en que, con anterioridad a la época de su mayor gloria, hemos podido ver la firma de don Ramón de Bonifaz, siendo ya Almirante de Castilla en la primera de estas fechas" 12. Pero fue Saralegui y Medina el que aportó los datos más concluyentes en este sentido. Cita dos cartas dirigidas por Fernando III a Bonifaz en marzo y abril de 1248, es decir, meses antes de la conquista de la ciudad hispalense, en las que le denominaba almirante. La primera de ellas es de 27 de marzo de 1248, y dice textualmente lo siguiente:

"De los primeros cavalleros que fueron nombrados para la conquista de Baeza e despues de Cordova por capitan y gobierno de la compañía, fuisteis vos, Don Ramon de Bonifaz, e siempre fallamos ser de mas servicio á nuestros reinos el que como valeroso soldado, e Almirante de la Armada de toda prueba (...) e por ser esta empresa de Sevilla tan grande, tengo acordado (...) vos vengades a mas andar a la boca del rio de Sevilla e vos entrades por el, reconociendo los peligros (...)" 13.

Ya se cita a Bonifaz como almirante, y además con anterioridad a la empresa hispalense. Una semana después, el rey dirigió otra carta a Bonifaz que ya no dejaba lugar a dudas:

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"Recibi vuestra carta por mano de vuestro fijo don Pedro Bonifaz, e conozco la gran lealtad vuestra, y las buenas diligencias que facedes, en concertar la vuestra Armada, pues solo en vos tenemos puestas todas las esperanzas en esta empresa de Sevilla (...) que come tan gran capitan e mi Almirante de toda experiencia tengo puestas en el favor de Dios todas las esperanzas, que sin vos no se puede tomar" 14.

También aporta Saralegui la escritura testamentaria de Bonifaz, otorgada el 1 de septiembre de 1246, durante el sitio de Baeza, en la que se llamaba a sí mismo Almirage Mayor de la Mar. Así dice este documento:

"Sea conocuda cosa a los que esta mi carta de ordenamiento vidieren como Yo Don Ramon de Bonifaz almirage mayor de la mar estando enfermo e amalato del cuerpo e sano del alma para darla a quien la crió e cuya es, que es Dios, Padre (...)" 15.

Pérez Embid es de otra opinión, pues afirma que el primer almirante de Castilla fue Ruy López de Mendoza en 1254, ya que no estaba claro que Bonifaz fuese el "(...) primer almirante, a pesar de que esto se acepte con una unanimidad completa. En ninguna fuente contemporánea se le cita como tal, ni el título aparece todavía" 16. Es cierto que el título no se ha encontrado aún, pero en mi opinión las cartas del monarca a Bonifaz no dejarían lugar a dudas.

La investidura de Bonifaz como almirante no reunió la solemnidad que posteriormente se empleó en estos casos 17, que era perfectamente descrita por las Partidas:

"E el que desta guisa fuere escogido para ser almirante, quando lo quieren fazer, debe tener vigilia, en la eglesia, como si oviesse de ser cavallero. E otro dia venir debe delante del rey, vestido de ricos paños de seda. E el ha le de meter una sortija en la mano derecha, por señal de honrra, que le faze. E otrosi una espada, por el poder que le da. E en la yzquierda mano, un estandarte: de la señal de las armas del Rey, por señal de acaudellamiento que le otorga. E estado assi, debe le prometer que non escusara, su muerte, por amparar la fe, e por acrescentar la honrra, e el derecho de su Señor, e por pro comunal de su tierra, e que guardara, e hara, lealmente todas las cosas que oviere de fazer, segund su poder. E desque todo esto fuere acabado, desde adelante, ha poderio de almirante, en todas estas cosas segund dicho es" 18.

Junto al título de almirante, Bonifaz recibió además, en la que sería la primera atribución de competencias y privilegios a un almirante de Castilla, la jurisdicción plena sobre "(...) todos los que embarcaren en armadas de la Page 413 Corona (...) cierto derecho sobre las mercancías importadas por mar; privilegio de primer voto en el concejo de Sevilla; cargo y dirección del astillero en que habían de construirse naves y galeras por cuenta de la Corona, y asistencia en la Corte, donde fue muy considerado" 19.

Unos años después, las Partidas confirmaban estas prerrogativas, concediendo a los almirantes jurisdicción para conocer de los hechos de la mar, de los juicios de alzada contra las resoluciones de los cómitres, del recaudo de todas las cosas ganadas por mar, etc. Y todas las personas de los barcos o...

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