Los Programas y/o tratamientos para los agresores como respuesta penal: principios de eficacia en función de la rehabilitación y elementos configuradores

AutorMª Ángeles Rueda Martín
Cargo del AutorProfesora Titular de Derecho Penal Universidad de Zaragoza
Páginas79-89

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Los programas de rehabilitación son aquellos que se dirigen a modificar las características de los delincuentes tales como intereses, destrezas, limitaciones y/o circunstancias vitales que afectan su comportamiento1. La rehabilitación de los delincuentes constituye una tarea complicada que, como afirma Redondo, requiere tener en cuenta aquellos factores que guardan una mayor relación con la reinserción social de los delincuentes, según se ha deducido de múltiples investigaciones criminológicas y que son los siguientes: 1) la educación, tanto de carácter formal como informal; 2) la formación profesional y la capacitación para el desempeño de un trabajo; y 3) la enseñanza de habilidades necesarias para una mejor interacción de los delincuentes con los distintos contextos sociales a los que deberán incorporarse en un futuro tras el cumplimiento de sus condenas2. Por tanto y con carácter general, los programas de tratamiento o de intervención con delincuentes y su praxis tienen como finalidad poner en marcha estrategias educativas en un sentido amplio para facilitarles una vida futura sin delitos. Como afirma el citado autor, desde la Criminología se ha resaltado la importancia criminógena de la falta de habilidades cognitivas, de manera que en sus investigaciones se han obtenido dos conclusiones fundamentales: 1) muchos delincuentes presentan serios déficits en factores cognitivos que son imprescindibles para las relaciones sociales; 2)Page 80 los programas con delincuentes deben incluir explícitamente la enseñanza de todo ese conjunto de habilidades cognitivas de las que muchos de ellos carecen3. En torno a la enseñanza de habilidades necesarias para una mejor interacción de los delincuentes con los distintos contextos sociales a los que deberán incorporarse en un futuro tras el cumplimiento de sus condenas, pivotan los tratamientos psicológicos que se han venido desarrollando en nuestro país tanto para los agresores sexuales4 como para los agresores domésticos5.

En España se empezó a aplicar en las prisiones de Quatre Camins y Brians el primer programa específico para delincuentes sexuales en 1996, denominado "Programa de Control de la Agresión Sexual (CAS)"6. Recientemente Redondo, Navarro, Martínez, Luque y Andrés han publicado una evaluación de dicho tratamiento de carácter psicológico en la prisión de Brians. En este informe han destacado los objetivos terapéuticos del programa que son «1. Favorecer un análisis más realista de las actividades delictivas por parte de los sujetos. 2. Mejorar sus capacidades y habilidades de relación personal. 3. Mejorar sus posibilidades de reinserción y de no reincidir»7. Todo ello mediante diversas técnicas terapéuticas que persiguen como objetivos concretos, a mero título de ejemplo, reestructurar la percepción y distorsiones del sujeto sobre el hecho delictivo, sus propios deseos y su percepción de las mujeres, niños o violencia, erradicar el uso de justificaciones y promover la responsabilización sobre su propia conducta,Page 81 mejorar la capacidad para anticipar y romper las cadenas de precursores (cognitivos, fisiológicos, emocionales, conductuales y ambientales) de sus delitos, etc.8 Por otro lado y en relación con el tratamiento para los agresores domésticos Echeburúa, Corral, Fernández-Montalvo y Amor afirman que «un tratamiento psicológico... puede ser de utilidad para hacer frente a las limitaciones de estos hombres que, aun siendo responsables de sus actos, no cuentan, sin embargo, con las habilidades necesarias para resolver los problemas de pareja en la vida cotidiana»9. Las intervenciones terapéuticas con maltratadores enseñan técnicas para abordar el problema de los celos, controlar los hábitos de bebida, reevaluar los sesgos cognitivos, entrenar en relajación y habilidades de comunicación, afrontar la ira y controlar los impulsos, a mero título de ejemplo10. En ambos tipos de delincuencia parece que existe consenso en torno a la aplicación de un tratamiento individual de orientación cognitivo-conductual o de aprendizaje cognitivo. Siguiendo la descripción efectuada por Redondo11, los elementos fundamentales de esta clase de tratamientos son los siguientes:

1) En primer lugar, se evalúan los déficits cognitivos y de habilidades de interacción de los sujetos.

2) En segundo lugar, se trabaja con grupos reducidos en varias sesiones semanales.

3) En tercer lugar, se aplican estas técnicas estructuradas: solución de problemas, entrenamiento en habilidades sociales útiles para la interacción, control emocional de las explosiones de cólera, razonamiento crítico, desarrollo de valores, habilidades de negociación y pensamiento creativo.Page 82

En cuanto a las características generales de estos programas o tratamientos debemos tener en cuenta unos elementos que reflejen unos principios vinculados a la efectividad de los mismos para que alcancen su fin rehabilitador12:

1) En primer lugar, hay que referirse al principio del riesgo según el cual los niveles más intensos de tratamiento deben reservarse para los casos de alto riesgo. Esto supone que los delincuentes deben ser evaluados de acuerdo con un amplio número de factores, predictores potenciales de la reincidencia, de cara a detectar qué individuos tienen un nivel de riesgo más alto, de manera que la intervención rehabilitadora sobre la persona debe ser de mayor intensidad cuanto mayor es la probabilidad de que reincida13.

2) En segundo lugar, destaca el principio de las necesidades criminógenas según el cual la intervención debe ir dirigida a combatir aquellos factores individuales vinculados a la actividad delictiva. Con carácter general, para luchar contra la delincuencia se precisa la eliminación de factores criminógenos y en este sentido la Criminología ha puesto de relieve la importancia de la falta de habilidades cognitivas, por lo que la actual concepción de la intervención o tratamiento de los delincuentes mantiene la necesidad de poner en marcha estrategias educativas que mejoren sus posibilidades para vivir en libertad sin cometer delitos14.Page 83

Cullen y Gendreau indican que hay dos tipos de predictores que colocan a los delincuentes en riesgo de comisión de un delito: los predictores "estáticos" -como la historia delictiva del delincuente- que no pueden ser cambiados, y los predictores dinámicos -tales como los valores antisociales- que sí podrían ser potencialmente cambiados. Estos predictores dinámicos o factores de riesgo se denominan "necesidades criminógenas"15. Diversos estudios han concluido que muchos de los predictores más importantes son dinámicos e incluyen 1) actitudes antisociales favorables al delito, valores, creencias y estados cognitivos-emocionales; 2) apoyos interpersonales para la delincuencia; y

3) factores de personalidad antisociales, tales como la impulsividad, el correr riesgos y el bajo auto control16. Por este motivo se estima que las intervenciones que utilizan técnicas cognitivo conductuales y de aprendizaje social son las más adecuadas para la modificación de necesidades criminógenas17.

3) En cuarto lugar, se alude al principio de la participación que implica que el infractor participe en su propia rehabilitación, pues los programas que se limitan a enseñar son menos efectivos. Ello supone consecuentemente que se exija una relación entre el programa y el delincuente al...

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